El diputado Gonzalo Winter (FA) profundizó en su argumentación contra el voto voluntario y señaló que la imposición de una multa a quienes no ejerzan su derecho al voto no es una solución para el desencanto ciudadano hacia la política.
En conversación con T13 Radio, Winter enfatizó que la propuesta de voto voluntario que se encuentra en debate legislativo no aborda adecuadamente el problema de la desafección política.
«Lo que estamos discutiendo no es el derecho de las personas a votar, sino si imponer una multa es una solución al desencanto de la gente con la política», afirmó el legislador. «Lo que yo no acepto es que le digan a la gente más pobre que una multa es un beneficio», agregó.
Winter agrego que, al imponer una multa, el Estado estaría despojando de recursos a los sectores populares. Según el diputado, «si sumamos los asalariados con los irregulares, podemos encontrar los sectores populares con ingresos de $400 mil y les va a ir a quitar la mitad de su sueldo».
Por esta razón, Winter exige que el debate sobre el voto sea conducido con un «piso mínimo», que en su opinión debe ser «no convertir la multa en un beneficio». Agregó que «cuando yo digo esto es ‘antipobres’, yo digo, no le planteen a la gente una multa como si fuera un beneficio».
Además criticó la incoherencia política en torno a esta cuestión. Recordó que hace diez años, todo el espectro político coincidía en rechazar el voto obligatorio, pero hace tres años, toda la izquierda votaba voto obligatorio y toda la derecha se inclinaba por el voto voluntario; y en los últimos años las posiciones se han invertido.
De cara a lo que será el veto presidencial para despejar la reforma electoral que está alojada en el Congreso Nacional, el parlamentario señaló que «yo soy partidario, de los dos días, lo de bajar la cantidad de devolución de plata por voto me parece bien, y lo de que la multa no sean $200.000, sino que sean $15.000 o $30.000, o hasta $100.000. Yo además eximiría a un rango etario. Me parecería feo obligar a Joe Biden a votar, digamos».
No obstante, criticó las intenciones de la derecha que, según él, convertiría a Chile en una anomalía a nivel mundial en términos de derechos de voto para migrantes. «En Chile, en general, es de los países del mundo donde es más fácil que un migrante vote. Son cinco años de residencia definitiva, y con eso se accede al voto para Presidente, para senador, para diputado. Eso no es del todo normal a nivel mundial. Yo no sé, en este momento no se me ocurre un país que tenga mayor facilidad», indicó.
Sobre la tendencia política del elector extranjero, aseguró no tener una visión clara, «creo que en los últimos cinco años en Chile hemos visto variaciones súper importantes en la inclinación en los votos», dijo. (Emol-T13)