Universidades en tomas, el lado B-Rosario Moreno

Universidades en tomas, el lado B-Rosario Moreno

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En lo que va del año ha habido al menos 17 paros y 22 tomas en universidades a lo largo del país. ¿La razón? El movimiento feminista que exige una educación no sexista, mayor protección y castigo al abuso laboral y sexual, entre otros.

Me considero feminista (en cuanto a exigir la igualdad de derechos entre hombres y mujeres) y concuerdo con el trasfondo del movimiento. Felicito además que estos temas se hayan puesto en el tapete y tengan la visibilidad pública que hemos visto. Ha habido avances al respecto, aunque aún falte. Pero el fin no justifica los medios. Mi libertad termina donde comienza la del otro. Y el querer estudiar es un derecho que nadie me puede coartar.

Tomemos el ejemplo más emblemático: a fines de abril un activo movimiento feminista en la Universidad de Chile se tomó la Escuela de Derecho por la tardanza en la investigación y no estar de acuerdo con el resultado en contra del profesor de Derecho Administrativo y expresidente del Tribunal Constitucional, Carlos Carmona, por una denuncia de acoso sexual de una de sus estudiantes. Si bien la investigación no comprobó el acoso sexual, el sumario habría determinado que Carmona vulneró la probidad administrativa, razón por la cual el decano, Davor Harasic (ahora renunciado), optó por que se le aplicara la sanción más alta dentro de las que le habían recomendado: tres meses de suspensión. Pero eso no fue suficiente… el paro vino igual. Tuvieron que pasar 75 días, para que el grupo feminista -teñido de PS y PC- decidiera, con las vacaciones de invierno ad portas, terminar con la toma, pero dejando en claro que la lucha continuará…

Esta semana tuiteé ingenuamente, “termina toma de la escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Casi tres meses sin clases. Apoderados deben pagar igual. Alumnos se cambian de universidad porque quieren estudiar. Me da pena La Chile…” y la viralización fue automática, pero lo que más me llamó la atención fue cómo comenzó a desahogarse la gente. Aquí algunos ejemplos: “En mi caso pagué el año adelantado, arrendé un departamento porque somos de provincia y he visto a mi hijo languidecer ante la prepotencia de las feministas, la desidia de las autoridades y el incomprensible apoyo a la toma de algunas profesoras”. “Recuperar casi tres meses en un mes de verano, veo bien difícil que la educación sea de calidad, porque la materia se comprime y terminan pasando ciertos tópicos y no todo”. “En la universidad donde estudia mi hijo, 70 personas validaron un paro y el resto quedó sin estudiar (la mayoría) ¿Eso es democrático?”; “lo que interesa es que los derechos de unos no afecten los de los demás. Si uno quiere protestar y ser escuchado, no impida que el resto no quiera hacerlo, eso es democrático, lo contrario es impositivo”. “Claro que termina, si vienen las vacaciones, y no van a estar en paro los lindos en vacaciones”; “Demuestra que todos los participantes y gestores de estas tomas sólo lo hacen con el propósito de dañar, tienen cero empatía y solidaridad con el resto. No entiendo cómo el Estado permite esto”.

Para mí fue un baño de sentido común, de ponerse en el lugar del padre que está haciendo un tremendo sacrificio, porque debe seguir pagando igual la universidad, o del joven que viene de provincia viviendo al justo y viendo que su sueño de ser abogado se le escurre de las manos (ya había habido otra toma en la escuela a fines del año pasado). ¿Es justo que los profesores, personal administrativo, de aseo, alumnos destacados, etc.., y que no tienen nada que ver en la toma tengan que trabajar y estudiar fuera de los plazos normales? ¿Es positivo para la Universidad de Chile que profesores y alumnos puedan dejar la facultad para ir a otras instituciones en donde no hay tomas?

Vuelvo a lo mismo. Si bien la razón del caso Carmona puede ser legítima para muchos, hay tantas otras formas de protestar sin perjudicar al resto. Y como estas tomas van a seguir, propongo que realicen marchas pacíficas y creativas, paro de estudiantes, denunciar en los medios… y aunque es extremo, hasta propongo –y como está de moda esto de que cada uno es dueño de su cuerpo- que hagan huelgas de hambre, ¿por qué no? Son mayores de edad. Ahí estás afectando tu vida, no la del resto.

Rosario Moreno, Periodista y Licenciada en Historia UC

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