Unidad al servicio de Chile

Unidad al servicio de Chile

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Martin Luther King afirmó alguna vez que la unidad era posible donde no había uniformidad y que uno jamás podría asumir una posición de liderazgo sin oposición. Creo que son reflexiones muy inspiradoras para entender las razones detrás de las conversaciones entre el Partido Republicano y la coalición de Chile Vamos.

El próximo 11 de abril, Chile enfrentará una de las elecciones más importantes de los últimos 30 años, muchísimo más que cualquiera de las elecciones periódicas de autoridades, porque allí es donde se definirán aquellos representantes que tendrán la responsabilidad de escribir la Constitución que, probablemente, marcará el rumbo de las próximas décadas. Frente a este gran desafío y responsabilidad por el país, la disyuntiva no era muy compleja: si la derecha se divide, las posibilidades de escribir una buena Constitución se ponen en riesgo; si hay unidad, aumenta la posibilidad de lograr una Carta Fundamental razonable para el futuro de nuestro país.

A lo largo de estos tres años, el Partido Republicano ha tenido múltiples diferencias con el Gobierno y con la coalición que lo sustenta. Ello, porque han existido diversos proyectos, iniciativas y hechos concretos que, a nuestro juicio, lo distanciaron de su programa electoral, de las promesas hechas en campaña y de los cambios que se esperaban de un gobierno de derecha. Pero no solo es la apreciación nuestra, sino también de la propia ciudadanía que, en las múltiples encuestas y estudios de opinión, dan cuenta de la decepción de muchos chilenos con el actuar y el desempeño del Ejecutivo.

Pero, a diferencia de lo que algunos afirman, el Partido Republicano también ha sido un férreo defensor del Gobierno en muchos momentos críticos, como en los intentos de la izquierda para derrocar al Presidente o en las continuas críticas a la gestión para enfrentar la pandemia. En cada uno de esos momentos, con objetividad, hemos valorado la acción del Gobierno y hemos apoyado a los ministros, subsecretarios y reconocido al propio Presidente cuando se han hecho las cosas bien.

Hay quienes confunden democracia con uniformidad de opiniones o liderazgo con ausencia de críticas, complicidad y obsecuencia. Para los republicanos, apoyar al Gobierno cuando hace las cosas bien es un honor, y cuestionarlo duramente cuando lo hace mal es un deber.

Cuando se trata del futuro de Chile, nosotros jamás vamos a dudar en poner todo el capital político y nuestras convicciones al servicio de la patria; vamos a contribuir a enmendar este error histórico que fue ceder la Constitución.

Durante los próximos dos años, el país vivirá un debate intenso y complejo, donde no existen consensos en todas las materias ni tampoco uniformidad en cada una de las posiciones. Pero si hemos decidido realizar este pacto con Chile Vamos, es porque creemos fundamental este acuerdo para promover todo lo bueno de la Constitución vigente y acordar, a través del diálogo y del debate, los cambios que el país y la sociedad requieren hacia el futuro. Sin duda, hay muchas diferencias entre los partidos que suscribimos este pacto, pero también hay muchos puntos en común que debemos rescatar y proyectar hacia el futuro.

Potenciar los valores que compartimos, más allá de nuestras legítimas diferencias, como decía Jaime Guzmán, es lo que permitirá a Chile sobreponerse a las graves y profundas divisiones sociales y políticas que han marcado al país en el último período. Esperamos que este acuerdo sea el comienzo de la construcción de un futuro que permita a Chile recuperar las bases de su institucionalidad y la senda de progreso material y espiritual desdibujada desde hace años. (El Mercurio)

José Antonio Kast

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