¿Una socialdemocracia de derecha?

¿Una socialdemocracia de derecha?

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Recientemente Joaquin Lavin, reconocido exponente de la derecha chilena se mostró abierto, ante un eventual gobierno, a entenderse o aliarse con sectores socialdemócratas. Esta declaración, por supuesto, provocó reacciones de lado y lado ya que pareciera inaceptable para la política nacional un “exabrupto” dirigido a romper el estructuralismo propio de muchos años de política anclada en fetiches ideológicos, relatos anquilosados, determinismos históricos y reticencia de abandonar los reductos ya conocidos.

Hace ya 20 años, el politólogo de origen polaco Zygmunt Bauman publicó el libro titulado “Modernidad Liquida” donde da cuenta, a través de esta metáfora, del fenómeno en el cual las estructuras tradicionales de gran solidez y envergadura valórica e ideológica, son superadas por un espíritu y un accionar que no se fija al espacio, ni se amarra al tiempo y que es capaz de disolver hasta lo que se ha considerado como sagrado.

Uno de los aspectos llamativos de esta novedosa situación liquida es que las creencias, valores e ideologías se han descontextualizados y desarraigados siendo su reconstrucción imposible porque el lugar y tiempo en que fueron construidos ya no existe.

El debate politico actual no logra asumir el cambio inminente que se está produciendo y solo se centra en el liberalismo o en la socialdemocracia como únicas instancias de proyecto económico, cada cual en su extremo recelosa de su contraparte. La socialdemocracia con su impronta de izquierda, nacida como producto de la revolución industrial en la Europa del siglo XIX y sujeta al desprecio por parte del marxismo ortodoxo. El neoliberalismo como una especie de subproducto del liberalismo clásico, obedeciendo a un estereotipo ya que es una propuesta de Alexander Rustov, economista alemán que en sus orígenes (1938) no tuvo la interpretación que se le concede hoy.   Estas definiciones extremas, corresponden a una sociedad solida ya que al final de cuenta en su extrema liquidez tanto la socialdemocracia como el liberalismo están en un mismo eje. La social democracia, se apoya en la economía libre para generar y solo se diferencia que interviene, encauza, canaliza y orienta con mayor animo el clásico “goteo” propio del discurso liberal.

Hay que reconocer que es difícil, estando en la trinchera política ilustrarse en la “episteme” o conocimiento, que nos va indicando hacia donde se dirige la sociedad y sus instituciones. En la política del día a día la síntesis es mas importante que el análisis, no habiendo tiempo para detenerse a pensar porque se hace lo que hace y si hay alguna justificación teórica.  La necesidad implacable de tener que ganar la elección no da tiempo para disquisiciones de filosofía política.

La reconocida filosofa y cientista política belga Chantal Mouffe, muy influyente en Podemos en España y en sectores del Frente Amplio en Chile declaro “los partidos socialdemócratas y los de centroderecha ya no se distinguen, porque ambos asumen que no hay alternativa a la globalización neoliberal”, agregando la politóloga, “un gobierno de centro izquierda puede manejar un poquito más humana, con algo mas de redistribución, la situación creada por la dominación del capital financiero. Así los ciudadanos, cuando van a votar, no tienen una voz real: la soberanía popular no se puede ejercer por falta de alternativas” (Diario la Tercera, 26 octubre 2019). Para Mouffe, la tercera vía se confundió con el liberalismo clásico, adjudicando a Tony Blair esta responsabilidad. Es verdad, lo que señala, pero cual es la mejor solución para el desarrollo cuando ella expresa, en la misma entrevista, que el error del socialismo chavista del Siglo XXI fue invertir todo en “redistribución” sin prever que en algún momento bajaría el precio del petróleo. Lo concreto, es que Venezuela quedo destruida económicamente.

Así las cosas, en la etapa política en que vivimos, ya advertida por Bauman, el liberalismo puede devenir en socialdemocracia y, ésta última en liberalismo. ¿Por qué? Simplemente porqué las ideologías clásicas se baten en retirada y han muerto, abriéndose las fronteras ideológicas. Todo lo que viene en política será nuevo y desgraciadamente muchos no se han enterado.

Las protestas sociales, más allá del aprovechamiento que se le quiera dar, representan una reacción a una determinada forma de hacer política que no representa a las nuevas generaciones estén donde estén ubicadas en el clásico espectro. El que se vayan todos es un llamado a flexibilizar mentes y criterios, para entender, alguna vez por todas, que son los ciudadanos los que “ponen la música”.

A diario vemos que los “trazados que los políticos hacen en su pizarra no coinciden necesariamente con la realidad”.

En respuesta al titulo de estas líneas, diríamos que no habrá socialdemocracia en lo que aún se conoce por derecha, lo que si habrá una es una síntesis de liberalismo y socialdemocracia, lo que identificara al ansiado centro politico.

Los chinos, con su sabiduría histórica que le dan los años y el recorrido en el planeta, percibieron el mejor camino y adaptaron su discurso.

Lo grave es que no se puede proyectar el futuro cuando no se tiene una comprensión del presente. Hay que entender que los procesos no son automáticos. Por ejemplo, el deterioro del eje derecha – izquierda viene desde hace años porque ha ido perdiendo sustento y cada vez se afirma más en el pasado que en el futuro.

En Chile, la realidad es que tanto la izquierda como la derecha se definen mas por su pasado que por su futuro. Parafraseando a Borges, nuestros partidos políticos” tienen todo el pasado por delante”. (Red NP)

Jaime Garcia Covarrubias

 

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