Una prioridad necesaria-María Isabel Vial

Una prioridad necesaria-María Isabel Vial

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La dimensión del trabajo ha estado ausente en las conversaciones constitucionales. La poca visibilidad y falta de trascendencia que ha tenido en el debate —en la opinión pública, así como también en la propuesta constitucional— revela las prioridades y la falta de compromiso con el mundo laboral. Un tema complejo que muchas veces por su incomodidad o falta de “glamour” es difícil de abordar. El trabajo representa una dimensión fundamental en la existencia humana. Dignifica a la persona, busca el desarrollo de las propias capacidades y potencialidades, permite el crecimiento material y espiritual, fomenta las relaciones, las redes y el trabajo en equipo, y contribuye al bienestar y calidad de vida de los trabajadores y sus familias.

A diferencia de otras materias que llenaron capítulos enteros y que tuvieron notoria presencia en los medios de comunicación, el tema laboral se abordó solo en algunos artículos del documento constitucional. Es una propuesta acotada en extensión y por ende no acorde al maximalismo del texto propuesto, con foco en temas sindicales y que busca resolver asimetrías de poder. Llama la atención una huelga que permite una multiplicidad de intereses que exceden el ámbito de la empresa y que no podrá ser limitada por ley. La paridad, que fue consagrada en muchas dimensiones de la vida social y política, no es mencionada en la organización del mundo del trabajo, donde existen brechas significativas entre hombres y mujeres. Asimismo, el texto no habla de temas emergentes, que forman parte del presente, como flexibilidad, equidad de género, inclusión, reconversión laboral, inteligencia artificial, etc. El documento no expresa la intención de hacerse cargo de los desafíos futuros del mundo del trabajo; más bien persiste en la lógica atávica de la desconfianza y los prejuicios entre empresarios y trabajadores.

Si bien, como Fundación Carlos Vial Espantoso, valoramos enormemente los avances que plantea el texto respecto de los derechos fundamentales, la consagración del trabajo decente y mayores espacios de participación de los trabajadores en las empresas, la propuesta no refleja el espíritu de unidad y colaboración que debiera primar en las relaciones laborales, y que es tan necesario para mejorar la baja confianza social que exhibe el país. De acuerdo con la Encuesta Bicentenario 2021, el 71% de las personas cree que existe un gran conflicto entre ricos y pobres; el 64% piensa lo mismo respecto de chilenos e inmigrantes; y el 62% lo percibe respecto de trabajadores y empresarios.

La OIT plantea que el trabajo decente es importante en épocas complejas y ha demostrado ser capaz de sacar a las personas y a la sociedad de las crisis, recuperando su crecimiento y el camino del desarrollo sostenible. Proponemos actuar conjuntamente entre empresarios, dirigentes sindicales, trabajadores, la sociedad civil, la academia y el Gobierno en una agenda laboral que permita, por un lado, construir confianzas y potenciar el desarrollo de la persona, y por otro, delinear los desafíos actuales y del futuro que quedaron ausentes de la discusión constitucional. Una prioridad más que necesaria.

El mundo del trabajo puede ser un gran lugar de encuentro. El punto de partida para lograr la tan anhelada cohesión social. (El Mercurio)

María Isabel Vial