Una ortodoxia insensata-Camilo Escalona.

Una ortodoxia insensata-Camilo Escalona.

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El Servicio Electoral ha denegado la solicitud de inscripción como partido político a un conglomerado en formación como tal; se trata de Revolución Democrática, asociación voluntaria de personas que se proponen incorporarse a la lucha electoral e institucional, ahora como una fuerza partidaria, luego que el grueso de sus adherentes lo hiciera como parte del movimiento estudiantil, uno de los protagonistas sociales más trascendentes de la última década en nuestro país.

El Servel, para tomar esta resolución, se ha refugiado en una interpretación ultraortodoxa de la Constitución de 1980 que resulta paradojal; de pronto pareciera que nos encontráramos de nuevo frente al mismo Tribunal, que en 1987, con soberbia inquisitiva, salvo en uno de sus miembros, privó de sus derechos políticos al líder socialista Clodomiro Almeyda, en una odiosa persecución por sus ideas a quién fuera uno de los grandes pensadores chilenos de las últimas décadas del siglo pasado.

Pero de entonces han pasado casi 30 años, y celebramos este 5 de Octubre un año más de la derrota de la dictadura; por eso, actuar con ese criterio ahora es de una ortodoxia insensata. No se está pidiendo que dicha institución, el Servel, adopte una decisión abiertamente inconstitucional. De lo que se trata es de reconocer lo que es público, evidente y notorio: el futuro partido Revolución Democrática tiene un diputado, participa del «ordenamiento constitucional» y se propone su reforma y transformación, como otras fuerzas políticas, sin patrocinar una insurrección, guerra civil, ni nada que se la parezca.

Qué lógica entonces puede tener refugiarse en el sentido literal de la palabra Revolución, si hasta Sebastian Piñera y Joaquín Lavin han hablado de sendas revoluciones. En mi opinión, sólo un apego equívoco y errado al texto constitucional.

Por el contrario, el Servel debiese facilitar y no obstruir la formación de nuevas fuerzas partidarias que renueven un escenario en que parte significativa de sus protagonistas anota claramente signos de fuerte desgaste o decaimiento. Lo más perjudicial es connotar distancia o rechazo de órganos institucionales hacia los nuevos protagonistas de la política nacional.

El camino tomado por el Servel es claramente contraproducente y tendría que ser urgentemente rectificado.

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