Una nueva Constitución

Una nueva Constitución

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El gobierno ha anunciado el inicio del proceso constituyente. Es destacable que reafirme el camino institucional para llegar a la nueva Constitución. También lo es que defina la necesidad de construir un pacto constitucional entre las distintas fuerzas políticas representadas en el Congreso, requiriéndose para ello un quórum de los 2/3 de los senadores y diputados en ejercicio. Será finalmente el Congreso el que definirá el mecanismo para concretarla.

La Constitución debe ser la casa común que nos albergue a todas y todos en la cual nos podamos sentir plenamente identificados. En este sentido, una Constitución no debe intentar imponer visiones particulares de determinados sectores con exclusión de los demás sino que debe ser fruto de un pacto en que todos no sintamos verdaderamente partícipes sobre la base del efectivo ejercicio de la democracia.

La Constitución de 1980 fue impuesta por la dictadura mediante un plebiscito que no contó con las mínimas garantías requeridas para un acto electoral legítimo y a pesar de las reformas que se le han introducido -lo que ha permitido el ejercicio de la democracia en el último cuarto de siglo- todavía no goza de la legitimidad que haga que todos nos sintamos identificados plenamente con ella.

Hasta ahora se ha hablado mucho de cómo lograr la nueva Carta Fundamental pero poco acerca de qué nueva Constitución necesita nuestro país y ese es el debate de fondo que nos interesa destacar.

En este sentido creemos que la nueva Constitución debe colocar en su centro la inviolabilidad de la dignidad humana; la democracia como régimen político; el respeto y promoción de los derechos humanos, tanto los que la Constitución establece como los contenidos en las normas internacionales que obligan a Chile; el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas; un presidencialismo más equilibrado en relación a las funciones del Congreso Nacional, planteándose también la posibilidad de evaluar la introducción de un sistema semi presidencial (que es el que prefiero); las bases del Poder Judicial; de los órganos constitucionalmente autónomos y también una justicia constitucional que vele por la supremacía constitucional sin llegar a transformarse en una tercera Cámara Legislativa. También el desafío de avanzar hacia una efectiva descentralización. No podrán tener lugar resabios autoritarios presentes todavía en la ley fundamental vigente como es la existencia del Consejo de Seguridad Nacional y las leyes supra mayoritarias (de quórum calificado y orgánica constitucional).

Una Constitución no parte de cero. La nueva será heredera de la rica tradición constitucional de nuestro país de los siglos XIX y XX, por lo que es lógico que ella contenga en su texto como elementos de continuidad, disposiciones que han sido muy positivas en el desarrollo de nuestra democracia.

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