Un solución de fondo

Un solución de fondo

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El Instituto Nacional (IN) es un hito en la historia del país. Según escribió Diego Amunátegui Solar en 1891: “Este colejio ha desempeñado en Chile por muchos años un papel tan importante como el de la máquina en un buque de vapor: sus oscilaciones, su progreso, su decadencia han repercutido de una manera sensible en nuestro mundo social y político”.

Desde entonces, el Instituto Nacional continuó formando a generaciones de dirigentes políticos, intelectuales públicos, científicos, académicos, escritores y profesionales.

Cumplió pues la tarea trazada por Camilo Henríquez: “Dar a la Patria ciudadanos que la defiendan, la dirijan, la hagan florecer y le den honor”.

Ahora, sin embargo, el buque insignia de la educación chilena navega a la deriva; sin dirección o propósito fijo, a merced de las circunstancias. El IN se halla atrapado en una doble crisis. Incluso los sectores progresistas le han vuelto la espalda.

Por un lado, los brotes de violencia y el colapso de las estructuras normativas y de autoridad de la institución. Por otro lado, una crisis de identidad, de proyecto y significado.

La primera es una crisis de autoridad; el definitivo derrumbe de ésta. La segunda es aún más profunda y letal; amenaza la propia existencia institucional.

Corresponde a una falta de respuestas para preguntas cruciales: ¿qué es el Instituto Nacional hoy? ¿Qué papel juega en la sociedad? ¿Cuál es su misión y proyecto? ¿Qué vínculo vital mantiene con su notable historia? Cualquiera salida debe hacerse cargo de ambas crisis.

Tres elementos no pueden estar ausentes:

1. Una nueva forma de organización. Ésta ha ido cambiando a lo largo del tiempo. La actual -a medio camino entre un sostenedor municipal y un servicio local- es insostenible. Se requiere una nueva definición orgánica. He sugerido dar al Instituto Nacional la forma de una fundación pública educacional, con su propia estructura de gobernanza, que goce de autonomía y posea un bien definido proyecto educativo.

2. Una gobernanza reforzada. Un consejo directivo integrado por miembros designados por la municipalidad, el ministerio, los exalumnos, la comunidad escolar y algunos líderes de la sociedad civil. Designaría al director, quien, junto al equipo directivo, tendría facultades efectivas para dirigir y administrar el establecimiento. A mediano plazo le correspondería reponer una cultura organizacional basada en los valores del civismo, la convivencia pacífica, el diálogo y el pluralismo.

3. Una identidad histórica remozada. Un proyecto educativo que renueve la identidad histórica del Instituto Nacional, con tres ejes: (i) formación de futuros dirigentes de una sociedad globalizada; (ii) currículo basado en las competencias del siglo XXI; (iii) continua innovación de métodos pedagógicos.

De esta forma volvería a adquirir un papel fundamental en la sociedad chilena. Otros colegios podrían asociarse en el futuro a esta figura.

Avanzar hacia una respuesta integral supone acabar, desde ya, con la actual espiral de violencia.

Esto obliga a interrumpir el año escolar de la enseñanza media y llamar a todos los estudiantes y familias interesadas a reiniciar actividades una vez suscrito un nuevo contrato del colegio con la comunidad escolar, con reglas exigentes y compromisos seriamente asumidos. A partir de ahí podría darse inicio a la refundación institucional. (La Tercera)

José Joaquín Brunner

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