UDI: dos tesis en pugna sobre qué hacer con Novoa

UDI: dos tesis en pugna sobre qué hacer con Novoa

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El lunes, la tradicional reunión de la directiva de la UDI terminó con una crucial interrogante: qué medidas tomará en caso de que la fiscalía decida formalizar a otros militantes involucrados en la investigación por el Caso Penta. El asunto había quedado inevitablemente sobre la mesa desde el viernes previo, cuando el ex subsecretario de Minería Pablo Wagner había renunciado al partido luego de que el Ministerio Público anunciara su formalización por los presuntos delitos de cohecho y lavado de activos.La cita comenzó con un análisis de escenarios y uno de ellos apuntó a que de aquí a fin de mes se pudieran anunciar audiencias de formalización de algunos o varios involucrados en el expediente: los senadores Iván Moreira y Ena von Baer, el ex alcalde Pablo Zalaquett y, especialmente, el ex senador Jovino Novoa.

Al comenzar, uno de los vicepresidentes, José Antonio Kast, preguntó qué estándar fijará la mesa en dicho caso. Luego hubo lo que algunos testigos recuerdan como «intercambio de opiniones» y otros como una «discusión».

Definición oficial, en todo caso, no hubo ese día. Y aunque ninguno de los presentes mencionó el nombre de Novoa, en amplios sectores del partido existe conciencia de que la decisión es delicada, porque es el influyente «coronel» quien está al medio.

DOS POSTURAS EN CONFLICTO

El miércoles, el presidente del partido, Ernesto Silva, dijo en Pulso que «las medidas disciplinarias corresponden cuando hay una sentencia judicial definitiva de los hechos. Mientras haya una investigación y exista la presunción de inocencia, no corresponden medidas disciplinarias».

La postura del timonel, en todo caso, se produjo pese a la existencia de posturas divididas.

La primera tesis plantea que lo ideal es que el involucrado voluntariamente congele su militancia en caso de formalización, ahorrándose a sí mismo y al partido que la mesa adopte acciones en ese sentido, como pasarlo al Tribunal Supremo. Esto, con el objetivo de evitar que la colectividad completa siga envuelta en el núcleo de la crisis.

A esta posición adhieren, por ejemplo, el vicepresidente Francisco de la Maza. Y otro que, dicen en el partido, respalda esa idea es Moreira, el primero y hasta ahora el único que ha reconocido en público irregularidades y ha pedido disculpas por ello. El senador sigue cobrando la cuenta pendiente a Novoa de haberlo «mandado a morir» como candidato por Los Lagos.

La otra postura, en cambio -a la que puso piso Silva el miércoles- sostiene que la formalización es sólo la notificación de que al imputado se le va a investigar y que no presume culpabilidad. Por lo tanto, no tiene por qué «congelar» militancia a menos de que sea condenado.

Además de Silva, esta segunda tesis ha sido defendida, por ejemplo, por el ex timonel Patricio Melero y por el vicepresidente del partido Domingo Arteaga, miembro del tronco histórico de la UDI y hombre de confianza de Novoa. El fue uno de los primeros en llegar a la casa del ex senador cuando éste volvió de EE.UU. el fin de semana pasado.

LA COMPLEJA RUTA DE JOVINO

En los hechos, el episodio se convirtió en uno de los quiebres que se han producido en la UDI en los últimos días.

La semana pasada, al hacer su mea culpa en público, Moreira habló de «irregularidades», marcando contraste con la posición fijada tres días antes por Silva, quien admitía sólo la existencia de «errores, pero no delitos».

Tras la rueda de prensa de Moreira y pese a que el texto ya había pasado por una revisión de Arteaga y de Andrés Chadwick, la declaración pública con que el partido pediría «disculpas» a fines de esa semana debió ser modificada, cambiando «errores» por eventuales «irregularidades».

El forzado giro fue resentido en el círculo de Novoa, donde la estrategia es la contraria: no admitir irregularidades, desvirtuar las acusaciones de uso de boletas de terceros y de su estudio de abogados Guerrero & Olivos para financiar campañas.

El martes, Novoa concurrió a la fiscalía, no prestó declaración y a la salida habló aún más brevemente con la prensa, rechazando los cargos en su contra.

Novoa, dicen sus críticos al interior de la colectividad, fijó un complejo derrotero para su partido. Dado que no optará por pedir un juicio abreviado, el proceso puede extenderse por meses. Y al mantener su militancia se pondría en entredicho la estrategia que busca desligar a la colectividad de la polémica.

Además, según dicen algunos personeros gremialistas, Novoa ha resentido la estrategia asumida por los controladores de Penta, Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, de colaborar con la investigación para sumar atenuantes, lo que incluyó admitir los aportes irregulares a campañas políticas.

Aunque algunos cercanos al ex senador niegan molestia, diciendo que siempre se supo en el partido que «los Carlos» buscarían minimizar sus costos, otros admiten que la postura de los ejecutivos complica la defensa del ex timonel.

En lo que no hay dos versiones es en la molestia de Novoa con su ex estudio de abogados. La decisión de dejar su cargo en la firma, dicen, fue tomada tras presión de sus socios en dicha oficina.

REFUNDACIÓN O PASAR A LA OFENSIVA

Para Silva el asunto es delicado. Novoa ha sido uno de sus principales sostenes políticos y articulador de su postulación a la presidencia de la UDI, pero por otro lado el timonel enfrenta la presión interna de quienes consideran injusto que todo el partido deba seguir pagando costos. El reclamo es aún más airado de parte de quienes dicen no haber recibido dineros de Penta o que fueron «discriminados» por el grupo en las últimas campañas.

Dicho conflicto ha sido una de las mayores fuentes de críticas al joven timonel, que se suman a las que ya despertaba su condición de sobrino de Carlos Alberto Délano.

A ese difícil cuadro se suman, además, acusaciones directas contra Silva, como el correo electrónico que intercambió con Lavín sobre el proyecto de ley para modificar la Ley de Isapres -Penta controla Banmédica y, en ese momento, el timonel tenía acciones en dicha institución de salud previsional- y las cuatro boletas cuestionadas por el SII usadas por Pablo Wagner y que pertenecen a la sociedad del timonel con el ex subsecretario.

En ese contexto, en el partido se ha abierto la discusión sobre la continuidad de la actual directiva. Varios, de hecho, afirman que se trata de cosa de semanas: marzo o abril serán meses clave.

Y ya han comenzado a circular nombres: el del senador Hernán Larraín cuenta con los respaldos de Pablo Longueira y Andrés Chadwick. El hecho de no tener acusaciones que lo vinculen al caso Penta, así como su perfil menos ligado al círculo de Novoa es valorado por algunos.

En todo caso, algunos influyentes personeros admiten que, más allá de los nombres, en la UDI persiste otra división, más de fondo: si el diseño debe ser navegar de la mejor forma posible la crisis y optar por una mesa «de transición», o realizar una «cirugía mayor», que involucre un replanteamiento del rol y ejes del partido.

Esto no significa que esté en cuestión la ofensiva lanzada el jueves, apuntando a eventuales irregularidades en el financiamiento de la campaña de Michelle Bachelet: por primera vez desde el inicio del caso Penta, la acusación contra el canciller Heraldo Muñoz y la denuncia de fondos donados por extranjeros -prohibido en la ley- provocó nerviosismo en Palacio.

Más allá de dicha polémica, para algunos la profundidad de la crisis provocada por el caso Penta no sólo ha apuntado contra varias de las figuras gremialistas, sino que también ha dañado de manera severa los «ejes históricos» del partido. «Perdimos el discurso de la defensa del mundo popular y la clase media, se desdibujó nuestro rol opositor y se congeló de manera importante nuestra proyección electoral», dice un escuchado dirigente.

Así, varios -entre los que se menciona a Hernán Larraín- han planteado la necesidad de una suerte de «refundación». «El problema es que hasta ahora no hay un diagnóstico común», dice un parlamentario, quien apunta a la necesidad de que tras las vacaciones se realice un consejo directivo ampliado, cónclave que debía haberse concretado este mes, pero que fue postergado en medio de la crisis.

LA MONEDA TOMA PALCO

«El caso Penta no determina la estrategia del gobierno». La frase resume la forma en que La Moneda ha enfrentado el caso que hoy tiene en vilo a la UDI.

En Palacio afirman que hay una «decisión» de no sacar dividendos -para no victimizar al partido opositor- y dejar que la fiscalía haga su trabajo «sin presiones». Pero también responder cuando se sienten agredidos, como pasó con la denuncia sobre el yate en EE.UU.

Aseguran que la agenda que se planificó en Cerro Castillo a fines del año pasado se ha seguido al pie de la letra… Y que tampoco se ha retrasado un cambio de gabinete, pues «eso sólo lo sabe y lo decide la Presidenta».

Eso sí, recalcan que para La Moneda es complicado hoy que el interlocutor en la UDI sea Ernesto Silva. Creen que el timonel no tiene liderazgo para enfrentar la crisis, pues se le vincula demasiado con Penta. Y hacen notar que si ayer el ministro Peñailillo lo recibió, fue con Hernán Larraín y Juan Antonio Coloma. (La Segunda)

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