Invocar cargos públicos de jerarquía, como la función parlamentaria o actividades de connotación pública como la de algún futbolista conocido, para evitar en beneficio propio o de terceros el legítimo ejercicio de otras funciones públicas como las de Carabineros o de las Fuerzas Armadas, son modalidades del delito de tráfico de influencias contempladas en la legislación penal.
Por tratarse de un rasgo sociológico muy arraigado en nuestra sociedad, el tráfico de influencias debe ser celosamente investigado y sancionado cuando hay mérito para ello. (El Mercurio Cartas)
Luis Bates
