Stéphanie Alenda: “La derecha perdió influencia sobre agenda política”

Stéphanie Alenda: “La derecha perdió influencia sobre agenda política”

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Experta en la derecha chilena, Stéphanie Alenda es directora de Investigación de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello, presidenta del comité de investigación en sociología política de la Asociación Internacional de Sociología (ISA) y de la Asociación Internacional de Ciencia Política (IPSA). Editó el libro Anatomía de la derecha chilena (FCE), en el cual comparte autoría con otros especialistas. En esta entrevista aborda el difícil y paradójico momento que vive el sector, dice que el problema de Sichel es la falta de claridad en el mensaje , al contrario de Kast, interpreta a un electorado ultra liberal en lo económico y ultra conservador en la valórico.

-La derecha quedó en minoría en la Convención, dominada por la centroizquierda e  izquierda y ultras. “Somos espectadores”, reconoció Rodrigo Álvarez. Por otro lado, ostenta el poder ejecutivo en La Moneda, pero con niveles históricos de desaprobación. ¿Este es uno de los momentos más complejos del sector?

-Es un momento sin duda muy complejo pues la derecha perdió la capacidad de ejercer influencia sobre la agenda política, sufrió una estrepitosa derrota en las elecciones del 15 y 16 de mayo 2021 y podría pronto perder la oportunidad de constituirse en una opción electoral mayoritaria, luego del resultado alentador que obtuvo Sichel en la primaria.

-Pese a ello, la derecha tiene altas probabilidades de pasar a segunda vuelta. ¿Kast representa los valores tradicionales de la derecha?

-Diría que Kast representa una parte de los valores tradicionales de la derecha, menos ligadas a las grandes tradiciones de pensamiento que dan forma a la derecha a partir del siglo XIX (el conservadurismo, el liberalismo y el socialcristianismo) que a lo que se reconfigura en dictadura mediante una peculiar alianza entre el conservadurismo valórico de los gremialistas y el ultra-liberalismo de los Chicago boys. Kast plantea por ejemplo revertir la ley de aborto en tres causales y defiende en su programa la idea de un Estado pequeño, con énfasis en su función subsidiaria, lo que remite al modelo de estado heredado del régimen militar. Como mostramos en el libro “Anatomía de la derecha” a través de una encuesta de 2015-2016 a las dirigencias de los partidos, esta sensibilidad libertaria suele estar asociada al conservadurismo valórico: o sea, los ultraliberales en lo económico aparecían también y sorprendentemente como los más conservadores en lo valórico, lo que da cierto sustento empírico al perfil de esta nueva derecha.

-¿Sichel no estaba en el pathos de la derecha o fueron sus errores los que tienen a su candidatura en problemas? ¿O una mezcla de los dos?

-No descartaría lo primero pero diría que lo que tiene su candidatura en aprietos fueron principalmente sus errores y la crisis que se instaló en su comando, en un contexto de excepcional incertidumbre que no tolera las vacilaciones ni contradicciones. El resultado de Sichel en la primaria del sector parecía comprobar la tesis del cambio cultural en el electorado de derecha, lo que ya sugerían nuestros resultados de 2015-2016… En un “Especial sobre la derecha” de la Cadem, de julio de 2020, la mayoría de electores de derecha se mostraban liberales sobre varios asuntos como la eutanasia o el matrimonio de personas del mismo sexo. Se identificaban más con la centro-derecha que con la derecha. Y se estima que entre un 32% y un 50% votó por el Apruebo en el plebiscito.  Concuerdo en este sentido con la tesis de Carlos Peña: de todos los candidatos, Sichel es quien podría representar mejor al nuevo Chile que ha surgido al amparo de la modernización.

-Analistas de derecha han criticado la falta de espesor político en el sector, ejemplificada en la candidatura de Sichel. ¿Te parece una tesis correcta o cae en lo mismo que critica: simplismo?

-Creo que la densidad política se mide en parte en la capacidad para una coalición de llegar al gobierno y en este sentido, la derecha ha demostrado lograrlo en dos oportunidades. No pienso que haya que minimizar lo que fue su proceso estratégico y político de adaptación y moderación programática desde la elección de 1999-2000 y el rol que jugó en él Joaquín Lavín… Pienso que los problemas de la candidatura de Sichel tienen principalmente que ver con lo práctico y no con la sofisticación ideológica. Tiene que ver con una falta de claridad en el mensaje (es en este sentido la antítesis de Kast): más allá de los últimos cuestionamientos sobre el financiamiento de sus campañas, sus vaivenes sobre los retiros, sus errores comunicacionales que, en tiempos de mucha incertidumbre, solo restan, su relación con los partidos de su coalición; también el no haber puesto desde el principio suficiente énfasis en temas claves tanto para la derecha como para la ciudadanía como el orden y la seguridad.

-Siguiendo la idea de Daniel Mansuy sobre cómo la transición perdió a sus defensores que optaron por el mutismo, ¿a la derecha le pasó lo mismo, se fue quedando en silencio?

-Sí, de hecho me parece muy útil la tesis de Mansuy para pensar una derecha que durante las dos primeras décadas posteriores a la recuperación de la democracia no sintió la necesidad de revisar su ideario heredado del Chicago-gremialismo dado que se gobernaba con sus ideas. El quiebre se produjo con el agotamiento de los consensos a partir de los años 2000 y más aún a raíz de las movilizaciones de 2011… Por diferentes razones, ha resultado difícil a la derecha plasmar en una formula política convincente, que transmita un sentido, una visión, la construcción de un estado social, que recoja las demandas del 18 de octubre, y a la vez la defensa de una economía de mercado que ha traído a Chile muchos beneficios durante los últimos 30 años. (Ex Ante)

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