SFF: condena por colusión a CMPC debilita gestión de Bernardo Larraín

SFF: condena por colusión a CMPC debilita gestión de Bernardo Larraín

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El 6 de enero una noticia impactó a las cúpulas empresariales: la Tercera Sala de la Corte Suprema –con el voto de minoría del ministro Arturo Prado– condenó a SCA y a CMPC a pagar US$15 millones por haberse coludido en el mercado del papel tissue. El «supremazo» golpeó de lleno a la familia Matte, dueña de la Papelera, y en particular, debilitó la figura del actual líder de la Sofofa, Bernardo Larraín Matte, complicando su actual gestión en la estratégica e influyente organización gremial.

La Tercera Sala aseguró que la empresa coaccionó para crear un cartel en la colusión del confort, es decir, que presionó a tal nivel a sus competidores que fue –en parte– la artífice. La firma se había suscrito a un proceso de delación compensada (autodenuncia) de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) que la liberaba de castigo, pero el máximo tribunal del país revirtió la decisión y optó por sancionarla.

Al interior de la compañía de los Matte –presidida hoy por Luis Felipe Gazitúa, luego que Eliodoro Matte dejara la cabeza de la misma tras el caso– sabían que el falló había demorado más de la cuenta y que traería noticias contundentes. Por lo que hicieron su propio plan de contención de daños.

Veinticuatro horas después del fallo, Larraín Matte –integrante del grupo controlador de la Papelera– pidió disculpas públicas e intentó tomar distancia de la compañía de su familia: «Mi liderazgo siempre ha estado en la empresa Colbún, pero me siento 100% parte y orgulloso de mi grupo empresarial, de haber sido parte de la gobernanza de otras empresas como CMPC, pero al mismo tiempo me siento profundamente avergonzado y triste por los hechos que ustedes conocen».

El empresario  añadió que «a pesar que mis responsabilidades han estado en otras dimensiones, bueno, por supuesto que pido perdón y nunca deja de ser una buena oportunidad para pedir perdón, para sentirse avergonzado por esos hechos».

Pero, pese a ello, las esquirlas se han sentido fuerte en la Sofofa, ya que el caso de la «colusión del confort» y el golpe que implicó a la figura de Larraín Matte, fueron situaciones que contribuyeron a agudizar la tensión interna que ya existía en la organización gremial.

El primero en sacar los trapitos al sol a Bernardo Larraín Matte –y el único que lo ha hecho con nombre y apellido– fue el exdirector de LAN y expresidente de la Asociación de Bancos, Jorge Awad. «Bernardo Larraín Matte debería presentar su renuncia a la Sofofa (…). No solamente la Papelera fue capaz de hacer una delación compensada para destapar este tema, sino que además, con la coacción, hubo mucho tiempo en el cual presionó a su competidor para que siguiera siendo cómplice. Esas dos acciones creo que son indesmentibles. Y lo menos que podría hacer en una entidad de prestigio como la Sofofa, es presentar su renuncia. Por eso que me quedo con la conducta que ha tenido Alfonso Swett de la CPC», sentenció en declaraciones a Interferencia.

En la interna de la Sofofa afirmaron que las declaraciones de Awad reflejan la voz de un sector de los empresarios, pero añaden que también responden a una pasada de cuentas de una vieja rencilla entre ambas figuras.

Cuando Awad presidía la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif) –cargo que ejerció entre 2011 y 2014–, en algún momento de la campaña presidencial de Michelle Bachelet del 2013, habló amablemente de su postulación a La Moneda. Sus palabras hicieron hervir los ánimos al interior del gremio, a tal punto que el BICE – banco controlado por la familia Matte– pidió su salida. La disputa llegó a tanto, que varios otros actores debieron prestarle apoyo para calmar la situación y que permaneciera en el cargo.

POSIBLES SUCESORES

Pero más allá de que no se tienen simpatía, fuentes allegadas al mundo empresarial aseguraron que hoy el problema en la Sofofa es más profundo que el cobro de viejas cuentas. «Más allá de Awad, nos pone en el ojo del huracán de nuevo», reclamó un dirigente.

A Larraín Matte –quien renovó con amplia mayoría la presidencia de la Sofofa– se le reconocen logros en su gestión, como haber despercudido al gremio.

También ha sido opinante de diversos temas, lo que lo ha llevado a enfrentarse con algunas fracciones del Consejo de la Sofofa. Le pasó cuando criticó el rol de Julio Ponce y su intento de regresar a SQM. Ahí algunos dijeron que con qué calidad moral lo hacía, si había sido director de una empresa que se coludió.

En sus apariciones públicas, Larraín Matte siempre ha insistido –en la misma línea de la Papelera– en que en una corporación de ese tamaño era difícil estar enterado de cada cosa que sucedía en ella, que él más bien se ha concentrado en la gerencia general de la eléctrica Colbún y que la firma ha endurecido todas sus políticas de control y compliance.

«Toda institución, sobre todo a medida que se complejiza y crece, es distinta a cuando es una empresa pequeña, que el dueño está presente y tiene una visibilidad de todo lo que pasa. Esa empresa se transforma. De repente es una multinacional con 30 mil funcionarios y operaciones en 15 países. Toda institución, sea un medio de comunicación, una empresa de otro tipo, una agencia del Estado, una institución académica, se complejiza y crece y está integrada por personas imperfectas y puede caer en una mala práctica. Claro que tenemos que hacer que los sistemas de gobernanzas, la cultura, inhiban esos comportamientos. Y no me paro a decirlo en un pedestal. Se deben aumentar sistemáticamente los estándares de cultura de integridad corporativa para inhibir ese comportamiento», afirmó el presidente de la Sofofa en una entrevista a El Mostrador Mercados en octubre del año pasado.

Más allá de sus declaraciones públicas, las argumentaciones del fallo de la Corte Suprema dejaron muy mal parado al directorio de CMPC. Dentro de las declaraciones del exdueño de PISA, Gabriel Ruiz-Tagle –que consideró la sentencia–, está aquella en la que aseguró que «a propósito de un seminario de la Asociación de Supermercados, el gerente comercial de la época de CMPC, Patricio Burgos, le manifestó que tenía ‘instrucciones de reventarlo’, a lo que añade que en esa misma época, y a petición del gerente general de la Papelera, se reunieron en el restorán Las Brisas de Chicureo y que, en tal ocasión, este último le indicó que el Directorio le había ordenado recuperar la participación de mercado que habían perdido en razón del tema Acuenta y que dicho Directorio tampoco iba a permitir que PISA creciera».

Tras el fallo, el comentario entre los empresarios durante estos días ha sido la complicación real para la Sofofa respecto a cómo jugar sus cartas y hacer valer sus puntos de vista –en medio de la agenda antiabusos y el clima político tenso–, con un presidente gremial debilitado y cuya figura se transformó en incómoda.

Larraín Matte ha debido aguantar el chaparrón en redes sociales, donde lo han acusado de haber saqueado al país y de corrupción.  Ante la lluvia de críticas, el mismo día de sus declaraciones públicas tuiteó que «en el debate público debemos pararnos sin inhibición, con las luces y sombras de nuestras historias y no como algunos que presumen perfección, pureza y que están siempre emplazando a otros a actuar de cierta forma».

Las críticas también le cayeron al Gobierno, luego que se hizo pública una fotografía del presidente de la Sofofa con el canciller Teodoro Ribera, el 10 de enero, tras una reunión del ministro con un grupo de empresarios para delinear la agenda público-privada de Chile. Al titular de Relaciones Exteriores lo cuestionaron por juntarse con un integrante del clan Matte.

En el mundo empresarial advirtieron que la tensión irá in crescendo y que, por lo mismo, ya se barajan nombres para un eventual reemplazo de Bernardo Larraín si no logran neutralizar el efecto negativo del supremazo del 6 de enero. De hecho, ya suenan como posibles sucesores Matías Concha –hijo del expresidente de la Sofofa Andrés Concha–, la exejecutiva de Sodexo, Janet Awad; el discípulo y vicepresidente del gremio, Gonzalo Said; y el exabogado de Pinochet y consejero del gremio por Oxiquim, Fernando Barros.

Los detractores de Bernardo Larraín Matte siempre le han criticado sus supuestas intenciones de una mayor figuración pública, algo que el empresario ha desmentido varias veces, e incluso se ha insinuado su interés en una eventual candidatura a un cargo político, lo que también ha descartado, asegurando que, después de su actual cargo gremial, regresará de lleno a la empresa privada.

A pesar del momento complejo, el presidente de la Sofofa tiene aliados internos que lo defienden y que aseguraron que, pensar en reemplazarlo antes de tiempo, es exageración de sectores empresariales a los que les ha hecho ruido siempre el estilo de Larraín Matte, que remeció el statu quo de la organización. «No se les puede pedir el visto bueno a los veintitantos consejeros cada vez que hay que dar una opinión. Por algo lo eligieron. Es inteligente, pero sí representa a una nueva generación que no a todos les gusta», recalcó una fuente del mundo empresarial. (El Mostrador)

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