La corrupción habita en los lugares más oscuros. Las sombras se esfuerzan en esconderse entre la claridad del día, en el que conviven. Cohabitan fraudes millonarios, tráfico de influencias para beneficios de terceros, y engaños cotidianos. En tierras pantanosas el dinero de los chilenos se escabulle por los sumideros de la delincuencia. Es caro a todos, a la institucionalidad involucrada y a la confianza ciudadana vulnerada.
Clapes UC organizó hace pocos días el Encuentro Gobernabilidad y Democracia en ocasión de cumplirse 15 años de la partida de Edgardo Boeninger. “En la hora actual, cuando vivimos tiempos confusos y de incertidumbre, el país tiene que conocer y tener presente la vida de un hombre como Edgardo Boeninger, que fue capaz de construir una democracia sin confrontación, con voluntades compartidas y con paz social, en uno de los momentos más críticos de la historia de Chile”, afirmó el expresidente de la República Eduardo Frei. Participaron además el rector de la Pontificia Universidad Católica, Ignacio Sánchez; el director de Clapes UC, Felipe Larraín; los exministros Alejandro Foxley y Sergio Bitar; la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei; el analista político y académico de la Universidad San Sebastián, Sergio Muñoz; y esta columnista, Iris Boeninger, miembro del Consejo Asesor Nacional de Clapes UC.
La sala de honor a tope. El clima que se logró entre expositores y el público asistente es para retener en la memoria: cariño, admiración, reconocimiento, recuerdos, alegría y el deseo de sacar adelante a Chile del pantano institucional, social, político y económico en que se encuentra. Fue unánime la sensación de que se puede salir de la situación actual de Chile , para construir el futuro que todos los ciudadanos se merecen. ¿Será posible? ¿Cómo? ¿Cuándo?
“No, no le voy a dar una entrevista para que escriba un libro sobre mí. La razón es simple: soy un tipo fome, no tengo anécdotas entretenidas para contar y no quiero hacer de mi vida algo memorable. No tengo nada en contra de las biografías ni de las memorias, pero no encuentro que la mía sea de interés para nadie”, le dijo Edgardo Boeninger a Margarita Serrano, autora de su única biografía. Sigue siendo de interés. Recién se conoció la dramática vida que tuvo desde su niñez al aparecer su biografía a sus 83 años. Nunca hizo un uso político de su infancia y adolescencia.
En 1986, Edgardo Boeninger convenció a un grupo de líderes políticos que era posible derrotar a Pinochet con sus propias leyes. Se cumplen el próximo 5 de octubre, treinta y cinco años de aquel plebiscito que dijo “No” a la dictadura. También fue él quien señaló en ese año, que había que prepararse desde ya para transitar a la democracia y, por cierto, para gobernar.
Chile estaba profundamente quebrado. “Para muchos, lo que hacía el gobierno estaba bien, aunque fuera malo, solo porque lo hacia el gobierno. Para muchos otros, lo que hacía el gobierno estaba mal, aunque fuera bueno, solo porque lo hacía el gobierno.” Esto suena conocido en los tiempos que vivimos.
Los países no parten desde cero. Las transiciones exitosas han tenido una mezcla entre continuidad y cambio. Las refundaciones como las que se quisieron hacer desde 2019 y que se rechazaron el 2022 son un retroceso para la sociedad. Un gasto inmenso y pérdida de tiempo. Por suerte se rechazó aquel proyecto constitucional. Es de absoluta importancia construir un amplio acuerdo transversal en lo que es necesario cambiar y lo que no.
Dialogando hasta que doliera, la estrategia de Boeninger y todo lo que implicaba, se fue imponiendo. En julio de 1988, cuando faltaban solo tres meses para el plebiscito, la izquierda más dura se sumó a la campaña del “No”. Y triunfó. Y se recuperó la democracia en un contexto extremadamente complejo por voto popular.
Hubo un reciente segundo “No”. Fue el 4 de septiembre de 2022 cuando se rechazó con un 62% de los votos la constitución refundacional propuesta. No se ha dejado de lado ese objetivo y varias declaraciones y acciones lo demuestran. El octubrismo sigue vivo y se debe estar atentos.
El gobierno de la transición que se inicia con Patricio Aylwin en marzo de 1990, enfrentó grandes desafíos y serias dificultades. En un contexto de tensiones políticas y sociales resultantes de años de dictadura, se tuvo que trabajar para mitigar estos conflictos y facilitar un diálogo constructivo entre las distintas fuerzas políticas. Era imprescindible establecer un sistema democrático estable, lo que implicó fomentar la colaboración y el consenso entre partidos, a pesar de las diferencias ideológicas. Se impulsaron las reformas sociales y económicas necesarias para modernizar el país, lo que requirió un delicado equilibrio entre las expectativas de la ciudadanía y las realidades políticas. Era necesario mantener un enfoque pragmático en la relación con las Fuerzas Armadas, reconociendo la necesidad de una transición pacífica mientras se buscaba la preeminencia del poder civil. Nada fácil lo que se tuvo que enfrentar y fue posible.
Los chilenos en su gran mayoría valoran la democracia. Es por ello que se la debe cuidar.
En ese momento se logró iniciar los famosos 30 años por los cuales Chile ha sido reconocido a nivel internacional. ¿Por qué no sería posible ahora salir del pantano de la mala calidad y eficacia de la política?
Es una decisión de toda la clase política incluyendo al gobierno. La situación es grave. Requiere el compromiso de los empresarios, de la academia, de los ciudadanos, de los sindicatos, de los jóvenes, de los profesores y de los estudiantes.
La unidad es necesaria para formar coaliciones fuertes con el objetivo de lograr un gran acuerdo, un compromiso firmado para reconstruir Chile.
Este debe incluir:
1.- La reforma del sistema político: requiere como primera urgencia bajar de 25 a cinco o seis partidos, máximo, lo que facilitará el dialogo y los acuerdos;
2.- Reglas de juego claras: no más reformas tributarias y ojala un periodo de invariabilidad tributaria;
3.- No más convenciones constituyentes;
4.- Modernizar el Estado para hacerlo más eficiente y evitar las corrupciones que se han detectado, para un mejor uso de los fondos fiscales;
5.- Innovación y progreso técnico;
6.- Invertir en capital humano: requiere mejorar la calidad de la educación, decir no a la violencia educativa y a la ideologización. No hay lugar tampoco para el CAE;
7.- Contar con instituciones políticas y económicas sólidas, que protejan los derechos de propiedad, aseguren el estado de derecho y promuevan la libre competencia;
8.- El sistema de salud en Chile enfrenta varios desafíos que requieren reformas significativas para mejorar su equidad, eficiencia y acceso;
9.- Frenar con todas las herramientas que permite el Estado de Derecho, la violencia, los homicidios y el avance del crimen organizado;
Todo lo anterior es fundamental para generar un ambiente propicio para el crecimiento, que requiere de un sistema político que genere políticas públicas efectivas.
Se percibe hoy una posibilidad, y se debe convocar a lograr salir de la actual inercia. Con el espíritu de la unidad y del deseo principal de poner a Chile delante de las ambiciones personales, espíritu que implicará darle gobernabilidad a Chile y estimular con entusiasmo y persistencia el diálogo con los que piensan diferente para construir una agenda democrática amplia, inclusiva y con sentido de futuro, y que, “inclusiva”, incluya a todos y no solo a los que piensan como uno.
Se puede, sí se puede. Es la responsabilidad que tienen los actores políticos de tomar la decisión que ponga por delante las necesidades colectivas de los ciudadanos.
El ambiente está propicio por lo bajo que se caído y por el fuerte deseo de mejora que se percibe. No hay tiempo que perder. (El Líbero)
Iris Boeninger