Se acabó el amor

Se acabó el amor

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Según los neurólogos, el amor dura entre doce y dieciocho meses. Todo varía, dicen, según los personajes involucrados, las rutinas que se crean y los problemas y complicaciones que aparecen. En el caso del Servicio Nacional de la Mujer y la nueva directora regional de Los Ríos, Isabel Amor, el romance duró menos de 48 horas.

Luego de meses de un largo y trabajado proceso de selección, donde intervinieron consultoras, se sucedieron entrevistas y revisiones de perfiles, y donde finalmente a la directora del Servicio le correspondió la palabra final, Isabel Amor fue elegida y nombrada, como nueva Directora del servicio en la región de Los Ríos. Asumió el jueves 1 de agosto y fue desvinculada el lunes siguiente.

Primero, dijeron que había sido por pérdida de confianza. Luego, afirmaron que el motivo era que ella había “ocultado información”. Posteriormente, agregaron que el problema era una mal entrevista que iba a ser publicada. Remataron, diciendo que la entrevista fue “convenientemente editada” y que no expresó lo que originó la disputa.

La Ministra Orellana explicó que la responsabilidad es de Amor, por haber relativizado la situación de su padre en el borrador de entrevista al que el servicio tuvo acceso. Luego, además, culpa al medio por editar dicha entrevista y publicar una supuesta versión distinta. Finalmente, la Ministra Orellana amenaza con revelar, en sede judicial, todos los antecedentes que demuestran la supuesta confusión de Amor.

¿Por qué echaron a Isabel Amor? Básicamente, porque el padre de Isabel Amor fue condenado como encubridor en una causa de derechos humanos y eso es intolerable para este gobierno, representado en esta área, por la directora del servicio y la Ministra de la Mujer y Equidad de Género. Previeron, a partir de un hecho futuro e incierto como lo era la entrevista, que se armaría un escándalo desde el frente izquierdo y que muchos cuestionarían al gobierno por seleccionar y contratar a la hija de un criminal condenado.

Han pasado casi 10 días y ni el servicio, Ministerio o el gobierno, han podido dar una versión coherente y transparente de los hechos que motivaron este despido a todas luces arbitrario. El mismo gobierno que se preciaba de ser feminista, respetuoso de los derechos laborales y de la defensa irrestricta de los derechos humanos, ha usado todas las plataformas y vocerías para cuestionar y humillar públicamente a una ex funcionaria, aumentando el daño personal, profesional y patrimonial que significó asumir el cargo de directora regional, habiendo cumplido todas las etapas de selección y requisitos.

En lo estrictamente legal, probablemente la justicia confirmará la decisión administrativa y la ex funcionaria Amor no podrá recurrir en contra de la decisión del servicio de desvincularla por algún tecnicismo jurídico.

En lo ético, comunicacional y en el ámbito del sentido común, la decisión es absurda, arbitraria y muy cuestionable. Ni la draconiana Ley Karin aguanta la posición que ha sostenido el Ministerio, al “interpretar” las palabras de Amor o tratar de “explicar” lo que ella piensa o quería decir. Ni hablar de la ley Zamudio y cómo se verifica un acto evidente de discriminación arbitraria en el despido injustificado de esta funcionaria.

¿Qué opinará el Presidente de la República? ¿Estará disponible para intervenir en un conflicto que involucra a una de sus Ministras más cercanas y donde evidentemente fallaron todas las asesorías y controles en esta crisis? Más vale tarde, que nunca. Como dice Heumer, el amor tiene un poderoso hermano, el odio. Procura no ofender al primero, porque el otro puede matarte. (La Tercera)

Cristián Valenzuela