Santo Padre, gobierno en Chile impulsa aborto y eutanasia libre

Santo Padre, gobierno en Chile impulsa aborto y eutanasia libre

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El Presidente partió a Italia. Lo recibirá el Papa León XIV, máxima autoridad y representante de la Iglesia Católica. Pero antes de dejar Chile, Boric pidió bajar un par de cambios en las urgencias legislativas al proyecto de ley de eutanasia, para que la votación no calzara con la visita al Santo Padre.

Una jugada infantil y patética. Como si en el Vaticano no fuesen a enterarse de lo hecho por el representante de un país. ¿Será tan ingenuo de pensar que Robert Prevost desconoce la situación en Chile, mientras vivía su sacerdocio en Perú, hasta antes de su elección? ¿O que en Roma no leen las noticias ni hablan con los representantes locales de la Iglesia Católica? ¿Por qué lo hizo? ¿Una muestra de “deferencia”, de “respeto”? En realidad, es un insulto, un intento de ocultar una fechoría, de hacer pasar por tonto a otro. La verdad, es un poco ridículo: “Mire Santo Padre, llevo meses tratando de que el Congreso me apruebe una ley de eutanasia y presenté otra sobre el aborto libre hace unos meses, pero justo esta semana no se van a discutir ni votar, para que tengamos conversación más relajada. Eso sí, cuando retorne a Chile, vuelvo a ponerle máxima urgencia a las dos cosas”. No se puede tapar el sol con un dedo.

Como magistralmente describió Daniel Mansuy en su libro “Los inocentes al poder”, nuestro Presidente pertenece a esa generación del Frente Amplio que cree posible asumir el poder político sin asumir los costos de sus errores. Cree que puede presentar e impulsar proyectos de ley sobre aborto y eutanasia libre, cuestiones a las que la Iglesia Católica se ha opuesto, y que basta sacarlas de la pantalla mediática durante la semana en que visita al Papa para que no sea tema de conversación. Es lo mismo que ocurre con la nominación de la expresidenta Bachelet a la ONU: no se puede pedir a EE.UU. que no la veten, mientras borran o reinterpretan los tweets y declaraciones públicas de Boric contra Trump. Así como probablemente la nominación fracase, Boric tampoco logrará ocultarle el tema al Papa.

Pero la decisión es curiosa en otro sentido. En sus dos últimas Cuentas Públicas Boric ha enfatizado que se debe aprobar esta ley de eutanasia, y quiere dejarla como parte de su legado. Ahora, privilegiando las relaciones internacionales, decide postergar la votación. Le importa más su imagen ante el Papa que ser consecuente con sus ideas y electorado, e incluso por aquellos pacientes que cita como razón para impulsar la eutanasia.

¿Cree que el Papa no conoce al cardenal Chomalí, quien ha dado una fuerte pelea para evitar la aprobación de dos leyes que permiten el asesinato de las personas más inocentes y vulnerables de nuestra sociedad, como son los que están por nacer y los que están por morir? Boric, que tanta poesía lee y cita, ¿habrá leído Dignitas Infinita, que condena como atentados contra la dignidad los dramas de la guerra, la pobreza y la migración, pero también el aborto y la eutanasia?

La decisión también impacta en los senadores católicos, de cualquier signo político. Hace menos de un mes, León XIV destacaba la importancia de que los líderes políticos y sociales trabajen de forma coherente con su fe: “No hay separación en la personalidad de una persona pública: no hay por un lado el hombre político y por otro el cristiano. ¡Pero hay un hombre político que, bajo la mirada de Dios y de su conciencia, vive cristianamente sus compromisos y sus responsabilidades!”. Pero el Papa no ignora las consecuencias para el político católico que legisla conforme a su fe, y sabe de las presiones y los costos personales, sociales y políticos que puede implicar, y por eso los anima a tener valor: «el valor de decir a veces ‘no, no puedo’, cuando está en juego la verdad y a no perder la esperanza de un mundo mejor, manteniendo la certeza de que, unidos a Cristo, sus esfuerzos darán fruto y obtendrán su recompensa».

Vale la pena recordar que Robert Prevost, como Obispo de Chiclayo, apoyó la carta de la Conferencia Episcopal Peruana contra la decisión judicial de autorizar la primera eutanasia en dicho país: «la eutanasia siempre será el camino equivocado (…)». Invitamos a recordar lo que ha dicho el Papa Francisco: «La eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos. La respuesta que hemos de dar es no abandonar nunca a quien sufre, no rendirnos, sino cuidar y amar a las personas para devolverles la esperanza». (NP-Gemini-El Líbero)

Roberto Astaburuaga