Aunque con menos glamour que el utilizado para dar a conocer los ministros de su gabinete, Sebastián Piñera repite la fórmula para los subsecretarios de su gobierno. Digo repite, pues nuevamente echa mano a lo que tiene cerca, rodeándose de personas que ya habían desempeñado importantes funciones en su anterior administración; varios en los mismos cargos incluso. No hay grandes novedades y tampoco apuestas muy interesantes.
Repite, además, en el sentido ideológico y cultural de su decisión. La mayoría de los subsecretarios representan la línea más ortodoxa de la derecha, reforzando una señal que el Presidente electo ya había dado con motivo de la elección de sus ministros. Una buena parte de los elegidos pasó el entretiempo en los centros de estudios de la oposición, proviene de la Universidad Católica y -para el caso de los varones- son fácilmente reconocibles por su uniforme de pantalones beige (para no decir Dockers), camisa celeste y mocasines.
No hay diversidad en la elección que hace Piñera. Y aunque nadie seriamente pudo haber creído en los cantos de sirenas que llamaban a un gobierno amplio y que convocaría a colaboradores de diferente sensibilidad política -bueno, quizás si cayó uno que otro rostro del extinto partido “Ciudadanos”-, lo cierto es que al menos se esperaba la incorporación de personas que representaran miradas y quehaceres crecientemente relevantes para el país. Pienso, por ejemplo, en el mundo de la ciencia, la comunicación digital, el emprendimiento social, la robótica o las nuevas tecnologías.
Piñera tampoco quiso hacer concesiones al interior de su propio mundo político. Repite también al cuotear de manera histórica el mapa de poder, privilegiando a los sectores más tradicionales, pese a las contundentes señales que se dieron en la última elección presidencial y parlamentaria. Y aunque no es el único premio de consuelo que entrega el Presidente electo después de la derrota parlamentaria, mención aparte para el nombramiento de Pablo Terrazas, Secretario General de la UDI, quien después de farrearse la elección a diputado en un distrito tan favorable para la derecha, accede finalmente al gobierno después de haberse transformado en el niño símbolo de todos los listados que propuso Jaqueline van Rysselberghe.
A pocos días de asumir el nuevo gobierno, tampoco habrá novedades en la elección de intendentes y otros importantes cargos que restan por nombrarse. Piñera repetirá una fórmula que cree le dio resultado y mediante la cual se siente dentro de su área de confort. Se trata de una decisión que busca asegurar más que arriesgar, tener un desempeño más correcto que exitoso o excepcional; y, en definitiva, que da inicio al segundo tiempo en una administración que representa la continuidad de su primer mandato.
La Tercera
