Lo perpetuo en política a veces no es más que un espejismo. Lo que hoy puede ser norma y una realidad lógica, puede en años más, ser un buen capítulo de un libro de historia. Sucedió con sistemas políticos – administrativos relativamente breves como el feudalismo, que no superó los quinientos años o con formas de gobierno más prolongadas como el imperialismo, donde el Bizantino llegó casi a los mil doscientos años. En sus momentos eran cosmovisiones absolutas, que se concibieron como realidades permanentes, pero que en la práctica, tenían fecha de vencimiento desde su origen.
En cualquier democracia, el sistema electoral es un cimiento fundamental. No sólo por ser el mecanismo por el cual las personas eligen a sus representantes, sino por ser el principal agente de cambio y dinamismo que tiene este sistema político. Es única y exclusivamente mediante el voto que las personas tienen el poder de decidir como quieren que se construya el país en el cual quieren vivir.
En Amplitud, y en lo personal, hemos comprendido esto y hemos actuado de manera consecuente, votando a favor del fin del sistema binominal, con la firme convicción de que hemos hecho lo correcto. Estamos convencidos de que el cambio al sistema electoral es algo absolutamente positivo. Desde nuestra génesis, hace exactamente un año, hemos querido tener un Congreso que sea lo más parecido al Chile real, siendo esto, uno de los motivos por los cuales nos conformamos como movimiento.
Nuestra sociedad, en las últimas décadas, ha cambiado enormemente y necesita una democracia mucho más representativa y menos polarizada. Si bien, en su momento el sistema binominal cumplió una etapa importante, hoy en día su obsolescencia estaba generando una división política y social insostenible, que no aporta más que a generar vicios como la desconfianza, la exclusión, y el apenamiento político, entre otros.
Creemos que el cambio (en su concepción más absoluta), al igual que la diversidad y la inclusión son conceptos que deben primar en el país que queremos construir. Es por eso que resulta fundamental que en el Congreso, las mujeres, los jóvenes y por sobre todo las regiones tengan la presencia y valor que se merecen.
Nuestra sociedad se ha modernizado, se ha desarrollado y por lo tanto se ha vuelto más exigente. Hoy se necesitan cambios que vayan en sintonía con las reales necesidades y deseos de la gente, y la representación efectiva en política es una de ellas.
Reformar el sistema de elecciones es un cambio al corazón mismo de nuestra democracia ya que estamos actualizando la relación de la gente con sus representantes y dando más poder a los electores. Para quienes creemos que el fin ultimo de la política es construir un mejor país con y para la gente, este fue un merecido triunfo y el inicio de una nueva relación entre sociedad y política. (El Dínamo)
