¿Qué experiencias de desarrollo mirar?-Hernán Cheyre

¿Qué experiencias de desarrollo mirar?-Hernán Cheyre

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A pesar de que el grado de incertidumbre en el país dificulta mirar más allá del corto plazo, es sano y conveniente levantar la mirada, buscando metas comunes y puntos de referencia que sirvan de guía para la acción política de los años venideros. En esta línea, el ministro de Hacienda ha reflexionado acerca de la conveniencia de fijar la vista en países que han logrado ser exitosos en desarrollo integral, y que a la vez presenten algunas similitudes con Chile, como Australia y Nueva Zelandia. Se trata de economías con una base fuerte en recursos naturales, alejadas geográficamente de los principales mercados, que han cimentado un potente sector exportador, que cuentan con un sector de servicios bien consolidado, y que han logrado consensuar un modelo de desarrollo que les ha permitido alcanzar un elevado PIB per cápita (más de US$ 50 mil en Australia y más de US$ 40 mil en Nueva Zelandia, en 2018).

Lo natural en Chile en décadas pasadas era compararse con América Latina, pero una vez que alcanzamos una posición de liderazgo en la mayoría de los indicadores económicos y sociales, la autocomplacencia dejó de ser una buena consejera, y la mirada empezó a volcarse hacia otras latitudes. La incorporación de Chile como miembro de la OCDE en 2010 permitió empezar a realizar comparaciones más exhaustivas con este grupo -la mayoría de ellos ya desarrollados-, las que se han hecho bastante frecuentes en una amplia gama de materias.

Pero obviamente no se puede perder de vista que detrás de cada uno de los países miembros hay realidades muy diferentes, y no en todos los casos las comparaciones tienen sentido, aunque de todas formas nos entreguen una mejor idea acerca de nuestra situación relativa. El hecho de colocar mayor atención en países como Australia y Nueva Zelandia —que también forman parte de la OCDE, pero que presentan mayores similitudes con Chile en algunas de sus características centrales—, hace bastante sentido. Aún así, bajo ninguna circunstancia cabría utilizar uno u otro caso como “modelo” a seguir, ya que cada país tiene sus propias particularidades y una realidad diferente que los convierte en casos únicos. Lo que sí cabe hacer es buscar las mejores prácticas en ámbitos específicos, y utilizar esos ejemplos como punto de referencia al momento de elaborar políticas públicas.

En lo referido a buenas prácticas, la experiencia de Nueva Zelandia es particularmente interesante para Chile por su reforma del Estado, materia en la cual nuestro país enfrenta serias falencias. El aparato público neozelandés fue sometido a una cirugía mayor hace algunas décadas -fruto de un acuerdo político transversal-, y lo que se observa actualmente es un alto grado de profesionalismo en los servidores públicos, resultado de mejores criterios de selección y de adecuados mecanismos de incentivo.

Es cierto que la carga tributaria como proporción del PIB es más alta que en Chile, pero en el contexto de un Estado eficiente, lo que se obtiene son bienes públicos efectivamente de buena calidad -la educación es un ejemplo elocuente-, que han contribuido no sólo a mejorar la calidad de vida de sus habitantes, sino también a fortalecer la productividad de la economía. Y esto no ha sido obstáculo para aparecer en los índices comparativos internacionales como una de las economías más libres del mundo y como el país donde es más fácil iniciar un emprendimiento. Definitivamente, la experiencia neozelandesa es una que vale la pena mirar con atención.(DF)

Hernán Cheyre

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