¿Primarias para gobernar o para representar?

¿Primarias para gobernar o para representar?

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Si el oficialismo tercerizara la elección de su representante en la primera vuelta presidencial a una empresa de selección de personal, indiscutiblemente Carolina Tohá quedaría primera en la terna propuesta a los partidos de gobierno, por su trayectoria política, su preparación, su experiencia municipal, parlamentaria y de gobierno, también por su condición de puente entre las distintas generaciones y sectores que sostienen al gobierno actual. Subsecretaria en el gobierno de Lagos, ministra en el de Bachelet, alcaldesa y diputada, ministra del interior del gobierno del presidente Boric, imposible encontrar currículo que compita con el de Tohá en el casting de la agencia a la que le fuera encomendada la tarea de seleccionar a la persona del oficialismo mejor preparada para gobernar a partir de marzo de 2026.

Pero, como todos sabemos, no es una agencia externa la que elige al representante ni tampoco un acuerdo político de élite que podría apreciar las distintas cualidades de los liderazgos progresistas. Son los militantes de los partidos que están en el gobierno y todos los electores independientes que se sientan llamados a participar para elegir la candidatura que tendrá el oficialismo en la elección del 16 de noviembre próximo.

Las primarias son una elección de verdad. Están conceptualmente mucho más cerca de una primera vuelta presidencial que de una interna partidaria. Nuestra experiencia desde la primera vez que se abrió a la participación ciudadana la elección del candidato presidencial de la Concertación en 1993 hasta las primarias legales de 2021, siempre ha concurrido a votar mucho más gente de la prevista por la política y los medios de comunicación. 2.142.070 personas en las de la Nueva Mayoría en 2013 y 1.750.889 personas en las de Apruebo Dignidad en 2021. Ahora que previsiblemente votarán más de 12 millones en la elección presidencial, es muy probable que la participación supere con largueza la de las primarias anteriores, de cuando votaban sólo 7 millones en la primera vuelta presidencial.

Las elecciones no son necesariamente la elección de la candidatura mejor preparada para gobernar. Las habilidades para ganar una elección presidencial no son las mismas que se requieren para gobernar un país. Por supuesto, la apreciación de estas últimas incide en la decisión de voto de las personas, en la primera vuelta puede ser relevante y en la segunda incluso determinante. En las primarias las condiciones para gobernar comparten relevancia con las condiciones para representar al conjunto de quienes están definiendo una candidatura común a la primera vuelta.

En estas primarias, particularmente, las habilidades para gobernar serán mucho menos importantes que las condiciones para representar, la capacidad de empatizar con los sentimientos y emociones de la gente y la aptitud para lograr que los electores se identifiquen con la candidatura. Porque, al revés de lo que ocurrió en las primarias del 93 con Frei, del 99 con Lagos, del 2013 con Bachelet y del 2021 con Boric, el sentimiento generalizado hoy es que no se está eligiendo al próximo presidente de Chile, sino al representante del progresismo en la carrera presidencial.

Es eso lo que explica que, a pesar de que Tohá se sitúa muy encima de los demás en la evaluación de los atributos presidenciales para abordar los distintos problemas del país, dejó de ser la favorita para la elección del 29 de junio. En las últimas mediciones antes de la prohibición legal de divulgación de encuestas, aparece empatada o superada por Jeannette Jara en la mención presidencial espontánea y con un resultado muy similar de ambas en las hipótesis de primera vuelta.

La última medición de Panel Ciudadano UDD, única empresa que osó medir la competencia de Primarias, nos muestra que Jara ha crecido 13 puntos porcentuales desde el 1° de mayo pasado para situarse en 40% de intención de voto, mientras Tohá bajaba 5 (a 34%) y Winter caía de 30 a 21%.

El acierto de Jara es haber aprovechado al máximo su trayectoria vital y su condición de ministra en el ámbito más exitoso del gobierno de Boric. Protagonista de las 40 horas y la reforma previsional, perfilándose en la consecución de beneficios concretos para la población y en la capacidad de construir acuerdos, alejándose por completo de la identidad comunista, buscando perfilarse como líder del conjunto del sector más que de uno de sus componentes como aparecen Winter y Tohá.

Ser primera generación profesional de su familia, nacida y crecida en un barrio popular, emblema de la meritocracia, expresándose con mucha naturalidad, sencillez y lenguaje accesible, en la medida que ha aumentado su nivel de conocimiento ha crecido también su adhesión, particularmente entre los sectores populares y los jóvenes. El contraste es muy evidente con Winter y su espíritu redentor, se entiende por qué le ha arrebatado casi un tercio de su adhesión en pocas semanas de despliegue. Lo mismo con Tohá, que aparece como la quintaesencia de la élite política y, como Lagos y Piñera, se ha preparado toda la vida para ser presidenta de Chile.

Tohá era sin duda la opción favorita en una elección a tres bandas, pero en la medida que la litis se traba entre Jara y Tohá, perdiendo protagonismo y opción Winter, crece sin duda el favoritismo de Jara, que al polarizarse la elección entre las dos candidatas, está mejor situada para acoger electores inclinados inicialmente a votar por Gonzalo Winter, que hizo una muy buena instalación de su candidatura, pero no superó el umbral de credibilidad presidencial y se ha limitado luego a buscar retener a su electorado para evitar el descalabro electoral.

El resultado de la primaria sigue siendo incierto y dependerá de la composición y masividad de la participación. Jeannette Jara es más fuerte entre los jóvenes y los grupos socioeconómicos C3 y D, mientras Tohá predomina con claridad en el ABC1 y C2, y también entre los mayores. Tohá pierde con Jara entre los adherentes más entusiastas del gobierno y gana con claridad entre el electorado de centroizquierda y centro más distante y crítico del gobierno.

Por supuesto, todos los demás actores políticos están pendientes del resultado del domingo 29. Hay quienes están esperando saber si gana Tohá para fundamentar una candidatura a su izquierda, como el gobernador regional de Valparaíso o la senadora Campillai. Otros como la DC, si gana Jara, para levantar una candidatura propia o apoyar a Harald Mayne-Nichols u otro independiente. Y ME-O para decidir si su candidatura ha de escorarse hacia la izquierda o hacia el centro, en sus 4 candidaturas previas tiene probada experiencia en ambos movimientos.

Evelyn Matthei, que debe estar haciendo votos para que gane la candidata del PC y pueda recoger parte de esa franja de electores que esa decisión dejaría disponibles para apoyarla con tal de hacerle frente a Kast. Al igual que este último, porque un triunfo de Jara podría aumentar la opción de una segunda vuelta entre las dos derechas.

Por último, los partidos del oficialismo también están esperando que pasen rápido estas dos semanas para comenzar en serio la negociación parlamentaria para inscribir sus candidatos y candidatas al Senado y la Cámara de Diputados. Casi todos los partidos declaran públicamente que son partidarios de una sola lista oficialista, aunque la mayoría de ellos está preparándose para enfrentar la elección en dos listas parlamentarias. Ésta es una decisión que puede conducir al naufragio parlamentario si se toma en la víspera de la inscripción sin acuerdos parciales de omisión en la elección senatorial y en los distritos que eligen sólo tres diputados. (Ex Ante)

Pepe Auth