Con la presentación de 1.088 enmiendas (o indicaciones en lenguaje legislativo) presentadas por los consejeros y 31 iniciativas populares de norma, que se sumarán a las anteriores, respecto del anteproyecto de Constitución elaborada por la Comisión Experta, comienza la etapa decisiva de la discusión en particular de la propuesta de Constitución que debe elaborar el Consejo Constitucional y que será sometido al veredicto ciudadano el domingo 17 de diciembre de 2023.
Agosto será un mes especialmente clave ya que durante dicho mes las cuatro comisiones del Consejo Constitucional deberán deliberar y votar respecto de todas las enmiendas presentadas.
Frente a ello se presentan fundamentalmente dos posibilidades. O bien imponer una visión de un sector a otro acudiendo a una mayoría matemática, excluyendo a la minoría, o bien buscar el acuerdo el acuerdo más amplio y transversal posible en procura de un texto constitucional transversal y de consenso.
La primera posibilidad ya se recorrió en la Convención Constitucional pasada en que la oposición quedó en minoría y fue excluida de las principales decisiones de la propuesta constitucional, y el resultado ya conocido fue el rechazo de esa propuesta con un 62% de los votos. Hoy en día la situación es exactamente la inversa y los sectores de izquierda agrupados en el pacto Unidad para Chile están en minoría y los Republicanos y Chile Vamos podrían ponerse de acuerdo para aprobar la Constitución que quieran, excluyendo a la minoría. Si ello ocurre las posibilidades de rechazo de esa propuesta serán muy probablemente superiores al 62%, especialmente partiendo de la base que las encuestas de opinión pública muestran que el voto en contra en el plebiscito de diciembre es hoy mayoritario aún sin saber el contenido de la propuesta.
La segunda posibilidad, que es la que exhortamos vehemente a llevar a cabo, es buscar los acuerdos más amplios y transversales posibles para que el texto que se apruebe represente verdaderamente a todas y todos y nadie se sienta marginado de los acuerdos a los que se arribe en este proceso. En definitiva, abogamos porque prime el elaborar una Constitución de consenso. En esa Constitución deben estar contenidos los principios y reglas básicas en que todos concordamos, permitiendo al mismo tiempo que las distintas políticas públicas que se postulen luego sean definidas por los órganos democráticamente electos, que es propio de un sistema democrático. Solo de esta manera podremos contar con un texto constitucional que pueda perdurar en el futuro por varias décadas y pueda despertar un verdadero patriotismo constitucional. Además, solo de esta manera se podrá tener éxito en el plebiscito de diciembre, que parte con viento en contra con una población fatigada de la discusión constitucional y con gran desconfianza hacia la política.
El desafío que tiene la derecha y la centroderecha hoy es resistir los cantos de sirena de sus “barras bravas”, lo que no pudieron hacer los sectores hegemónicos en la Convención pasada y evitar imponer una Constitución a la minoría. A su vez, los sectores minoritarios deben estar abiertos a concordar un texto que pueda aunar a todos. Este desafío lo cumplió ya la Comisión Experta al acordar un texto de consenso. Solo se trata de imitar su ejemplo. (La Tercera)
Soledad Alvear