¿A quiénes debiera beneficiar la reforma? A quienes cotizan más regularmente, con un subsidio transitorio de 0,25 UF por año sobre los 15 años cotizados, en la línea de la OIT; y a las mujeres, con una compensación por su mayor esperanza de vida. Eso llevaría a elevar las pensiones de quienes realmente tienen tasas de reemplazo menores, a la vez que incentiva la cotización.
¿Cuánto debiera ser la cotización adicional? 4% en ocho años. La economía, el desempleo y la situación de las pymes no dan para seguir cargando más costos.
¿A dónde debe ir la cotización adicional? La negociación no debe ser un regateo de porcentajes: cuánto al Estado y cuánto a las cuentas individuales. Quienes defendemos que las cotizaciones vayan a las cuentas individuales lo hacemos por un tema de principios, de justicia. Porque así cada persona recibe el fruto de su esfuerzo. En las cuentas individuales las cotizaciones generan rentabilidad y, entonces, todos los cotizantes reciben como pensión más que lo que cotizaron. Un fondo de reparto estatal genera desigualdades: algunos reciben más y otros menos que lo cotizado. La ciudadanía también quiere que las cotizaciones vayan a las cuentas individuales.
¿Por qué es injusta la reforma? Porque los cotizantes tendrán que financiar las jubilaciones de los actuales pensionados aunque, cuando ellos jubilen, recibirán peores pensiones en proporción a su sueldo que las de hoy. El fondo estatal que propone la reforma solo subirá pensiones por un tiempo y por montos decrecientes dejando sin beneficios a muchos cotizantes del fondo, especialmente jóvenes. La clase media también pierde. Tiene tasas de reemplazo más bajas, por lo que necesita que todas las cotizaciones vayan a sus cuentas. El Gobierno quiere quitarle cotizaciones con su reparto intrageneracional.
¿Y la solidaridad? La solidaridad más justa es con impuestos porque todos los pagamos. El Gobierno, en cambio, propone que solo paguen algunos, los trabajadores formales. Por eso no hay espacio para que un 1% de cotización vaya a reparto, a un fondo estatal.
Los cotizantes podrían prestar solidaria y transitoriamente un 1% dentro del 4% para que el Estado tenga financiamiento para mejorar las pensiones de los actuales jubilados. Ese 1% debería ingresar a la cuenta individual e invertirse en bonos estatales. Esa inversión debiera ser heredable, rentable y aparecer en la cartola. La creación de un fondo estatal es innecesaria y podría tentar a futuras autoridades a ofrecer beneficios populistas y perforar la responsabilidad fiscal.
¿Qué hacer para bajar las comisiones? Se ha propuesto la licitación de afiliados, pero tiene problemas prácticos y posibles injusticias. La alternativa es eliminar las barreras que existen para crear nuevos administradores y bajar los costos de los actuales permitiéndoles compartir vendedores y estructura con otras empresas. Más competencia y menores costos bajarán comisiones. Para favorecer más la competencia, proponemos establecer la ratificación cada tres años de la administradora elegida por cada cotizante.
La principal crítica a las AFP es que cobran la misma comisión, aunque la rentabilidad sea negativa. ¿Cómo la resolvemos? Cambiando la actual por una comisión en dos partes libremente definidas por cada administrador: por administración, como porcentaje del sueldo, y una por rentabilidad, como porcentaje de las utilidades del fondo si la rentabilidad supera la tasa de los bonos estatales. Así, la comisión por rentabilidad sería cero si la rentabilidad es negativa o baja. Además, la administradora no podrá cobrar por rentabilidad si el fondo no ha recuperado pérdidas acumuladas. Los afiliados verían que sus administradores van en el mismo bote que ellos.
¿Qué hacer con la edad de jubilación? Reemplazar, para los jóvenes, la edad mínima actual por un mínimo de 35 años cotizados para quienes tengan más de 60 años, o 67 años cumplidos independientemente de los años cotizados, lo que ocurra primero. Se debe mantener el requisito actual para los que estén por jubilar y establecer una transición para quienes tengan entre 30 y 50 años. El desafío es que se cotice más años. No importa que alguien se jubile a los 60 si cotizó regularmente.
¿Y si no? La reforma debe limitarse a subir la cotización en un 3% destinado a la cuenta individual. Se debe tener siempre presente que los cotizantes tienen derecho a decidir sobre sus ahorros y que son dueños de sus cotizaciones.
Bernardo Fontaine
Michelle Labbe
Alejandro Weber
Universidad San Sebastián