Cada evento masivo desencadena una serie de externalidades que recaen directamente sobre Ñuñoa: comercio ambulante, acumulación de basura, daños en el mobiliario urbano, congestión vehicular, inseguridad, fuegos artificiales ilegales, entre otros. La limpieza posterior, la fiscalización, el control de tránsito, la coordinación con Carabineros, los operativos de seguridad con personal y vehículos municipales, todo eso lo paga Ñuñoa. No el productor del evento. No el club que arrienda el estadio. No el IND.
Nos enteramos por los medios de que se anuncian nuevos recitales (Green Day y Guns N’Roses) en el Parque Estadio Nacional. Es evidente que el Estadio dejó de ser un recinto deportivo y se transformó en un centro de eventos, que genera ganancias enormes al fisco y a productoras, pero solo externalidades negativas a los vecinos. Y costos millonarios al municipio.
En otras comunas con estadios ¯como La Florida, Macul o Las Condes¯ los municipios sí perciben ingresos o participan de decisiones sobre el uso del recinto. Ñuñoa, en cambio, subsidia pasivamente con sus recursos los beneficios que otros capitalizan.
Por ello, solicitamos abrir un debate político y administrativo urgente: ¿es razonable que el Estado central reciba todas las rentas mientras transfiere todos los costos a un municipio? ¿No debiese establecerse un mecanismo solidario, de reparto o compensación? Ya sea mediante un porcentaje del arriendo, un fondo común, o el desarrollo de nuevos ingresos, urge corregir esta inequidad estructural.
Ñuñoa no exige privilegios. Exige justicia territorial.
Sebastián Sichel
Alcalde de Ñuñoa