Nuevo currículum: beneficios para los alumnos- Loreto Fontaine

Nuevo currículum: beneficios para los alumnos- Loreto Fontaine

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La discusión sobre el nuevo currículum del ciclo de 3º y 4º medio se ha centrado en la decisión de que no todas las asignaturas sean obligatorias. La formación que hoy reciben nuestros estudiantes de 3º y 4º medio es sobrecargada, rígida y poco eficaz: los alumnos de la modalidad humanístico-científica tienen hasta 14 asignaturas a la semana (de dos o tres horas cada una), lo que prácticamente les impide desarrollar un interés por una de ellas, aprender algo a fondo o incluso descubrir el sentido de lo que se les enseña.

Por su parte, los alumnos de la modalidad técnico-profesional —que son el 40 por ciento de los estudiantes secundarios— reciben una formación general insuficiente que les dificulta el acceso y la permanencia en la educación superior. Los cambios propuestos vienen a solucionar estos graves problemas de nuestra educación media.

La administración anterior comenzó esta reforma para completar el proceso iniciado el año 2012 para los niveles inferiores, consultando ampliamente a docentes y alumnos, estableciendo los contenidos de muchas asignaturas y avanzando en el diseño de una nueva estructura para el ciclo terminal. Luego, el presente gobierno, con una mirada de Estado, ha completado el proceso, sin deshacer lo ya construido, imprimiendo a las disciplinas el sello de las habilidades del siglo XXI, y resolviendo los aspectos que se encontraban inconclusos con gran rigurosidad y altura académica.

Decidir las materias que componen un currículum implica la doble dificultad de manejar la escasez de tiempo y la abundancia de aprendizajes considerados indispensables. No ayudan en esto las defensas corporativas ni algunas rigideces impuestas normativamente. En este caso hubo acuerdo respecto de dos asuntos fundamentales que afectan a los estudiantes y que se necesitaba resolver: ofrecer al alumno técnico-profesional una formación general más completa, para abrirle de manera más equitativa la posibilidad de continuar estudios superiores y, por otra parte, flexibilizar las trayectorias del alumno de la modalidad humanístico-científica, permitiéndole explorar sus intereses y focalizar mejor sus esfuerzos.

Al final del proceso contamos con una propuesta sólida, consistente en un plan de formación general común y obligatorio para ambas modalidades, combinado con diversas fórmulas de elección que entregan tanto a los colegios como a los alumnos mayores posibilidades de diseñar trayectorias educativas diversas y flexibles. Para el mundo técnico-profesional, este plan mejora la formación general agregando Filosofía, Ciencias y Educación Ciudadana; y para los colegios humanístico-científicos se disminuyen las asignaturas obligatorias y se ofrece un amplio abanico de cursos electivos de profundización, en todas las disciplinas, con horario extendido, que permitirán a los estudiantes que lo deseen desarrollar en profundidad sus intereses y su potencial.

Con estas medidas, Chile se pone al día y se alinea con las prácticas de los países con mejores resultados educativos: en la mayoría de ellos los alumnos de distintas trayectorias comparten un núcleo común de materias generales; los cursos obligatorios de los últimos años escolares son muy pocos (en algunos casos, como Nueva Zelandia, ninguno) y se estimula y valora la capacidad de los jóvenes de elegir su camino educacional. La experiencia revela que ellos pueden elegir responsablemente, que muestran mayor compromiso cuando son ellos mismos los que han tomado las decisiones sobre sus aprendizajes y que aprenden más y mejor cuando logran ver un sentido en las disciplinas que estudian.

¿Es positivo este cambio para los estudiantes? Indudablemente. ¿Podríamos haber avanzado más? Pienso que sí: con más elección y aún menos asignaturas. Pero sin duda con esta reforma, en que se ha buscado principalmente el beneficio de los alumnos, se ha dado un primer gran paso. (El Mercurio)

Loreto Fontaine

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