¡No son los chinos!-Juan Ignacio Eyzaguirre

¡No son los chinos!-Juan Ignacio Eyzaguirre

Compartir

Las políticas añejas no son exclusivas de nuestro país. En la carrera por la Casa Blanca, Trump ha atacado sin escrúpulos el libre comercio. Hillary, doblegada ante las consignas y desesperada por popularidad, se sumó traicionando las políticas que impulsó desde el Departamento de Estado.

Paradójico. Los candidatos a liderar la nación que llevó al mundo a un orden liberal, bajo las máximas del Washington Consensus, atacan con inusual fuerza el libre comercio, uno de sus pilares fundamentales.

Trump ha cosechado el voto frustrado a punta de ataques al TPP, el acuerdo comercial más relevante del siglo XXI, argumentando que Japón se robará los puestos de trabajo que quedan en la industria automotriz norteamericana. En la misma línea, propuso barreras tarifarias de 45% para las importaciones chinas. Y ha criticado duramente al Nafta como la puerta con que ladrones mexicanos se hicieron de empleos norteamericanos.

Las consignas de Trump calaron profundo a pesar del desempleo de 5%. Tras ese guarismo se esconde una realidad más compleja: el desempleo entre los graduados universitarios es una fracción (2,3%) de la fuerza laboral menos calificada (7,4%) cuya renta promedio casi no ha crecido en términos reales en las últimas décadas. Para ellos, la crisis financiera pareciera no haber terminado todavía.

Culpar de estos males a chinos y a mexicanos es tentador. Pero poco serio. Un estudio reciente argumenta que 85% de los empleos de manufactura en Estados Unidos desaparecieron por mejoras productivas.

¡Es la tecnología!

Por ella, millones de empleos se destruyeron y muchos más lo harán. Así, cada vez será más difícil defender el libre comercio. La historia de comienzos de siglo XX podría repetirse. Acabada la Primera Guerra, el mundo pasó a una guerra de tarifas arancelarias que entorpeció la economía mundial. Varias décadas pasaron para construir nuevamente un orden liberal y destrabar el comercio global.

En el intertanto, en Chile en lugar de una Reforma Laboral añeja, debiésemos privilegiar políticas que den dinamismo al mercado laboral acompañadas de capacitaciones efectivas que mantengan una fuerza laboral moderna y vigente. Será esto lo que mantenga a raya la frustración, el desempleo y la amenaza latente de políticos populistas.

Juan Ignacio Eyzaguirre, ingeniero civil PUC y MBA-MPA Harvard

Dejar una respuesta