El próximo domingo tenemos elecciones municipales, los primeros comicios durante el actual gobierno. Se trata de una elección muy significtiva, pues en ella elegiremos a nuestros alcaldes y concejales, sin duda alguna, las autoridades más cercanas a las personas y que tienen gran importancia en la vida cotidiana de cada vecino.
Qué gran diferencia hace en la calidad de vida de cada ciudadano y en el mejoramiento de nuestras comunas el hecho de tener o no un buen alcalde. Durante mis años de parlamentario en la Región del Libertador recorría permanentemente las 33 comunas que conforman dicha región. Y en ellas podía apreciar la gran diferencia, entre comunas similares, que provocaba un buen jefe comunal. Un ejemplo actual se puede ver en Rancagua o Pudahuel, donde dos buenos alcaldes, de distintos signos políticos, como Eduardo Soto y Johnny Carrasco, a través de una buena gestión municipal han logrado que la inmensa mayoría de los vecinos de esas comunas sepan apreciar el buen trabajo realizado, más allá de sus preferencias políticas.¿Qué hace la diferencia con el pasado o con otras comunas similares? Simplemente una buena gestión.
Es difícil definir lo que es un “buen alcalde”. Pero me atrevo a decir que debe tener tres cualidades básicas. Primero, tener una buena gestión, ser un realizador. Segundo, estar permanentemente cerca de la gente, para no perder nunca la conexión con las necesidades y problemas de la comunidad, y ser una autoridad siempre accesible. Y actuar con total transparencia, que la probidad sea un sello de su persona y de su acción al mando del municipio.
Por esto que es tan importante ir a votar el domingo. Hacer un esfuerzo y cumplir con un deber ciudadano, para que no sean otros los que decidan por mí. Algunos piensan que su candidato “está asegurado”, entonces ¿para qué ir a votar? Otros, que los postulantes son “todos iguales”. Pero las elecciones nunca están ganadas hasta que se cuenta el último voto y el más reciente ejemplo lo tuvimos en el plebiscito por el acuerdo de paz en Colombia. Y no son todos “iguales” y por Dios que hace la diferencia aquel que puede llevar adelante una mejor gestión. El país lo puede tener más claro que nunca ahora, luego de los dos años y medio de este gobierno: simplemente no da lo mismo quién gobierna.
Sin duda alguna que el esfuerzo de cumplir con el deber del voto es recompensado porque incidirá en tener una buena o mala autoridad. En la misma tarde del domingo, al saberse los resultados, vendrán los análisis políticos. Que ganaron unos y perdieron otros. Y, como ya es una costumbre, todos los partidos se declararán vencedores. Creo que una regla objetiva de comparación entre las coaliciones es medirse con respecto a la votación de las elecciones municipales del año 2012, si subieron o bajaron los porcentajes de votación logrados en esa oportunidad. La Nueva Mayoría obtuvo un 49,32% de los votos en la elección de concejales y la Alianza (hoy Chile Vamos, más el PRI y Evópoli) el 32,57%. Estos números debierámos tenerlos presente para ver las tendencias y comparar los resultados. ¿Quiénes subieron y quiénes bajaron? (La Tercera)


