Monitor 2049®: Taiwán, prometedor nuevo actor de la industria espacial

Monitor 2049®: Taiwán, prometedor nuevo actor de la industria espacial

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Taiwán, una pequeña isla en el Océano Pacífico con una población de 23,5 millones, no es el primer lugar que viene a la mente cuando se piensa en potencias espaciales. Con un sector espacial nacional históricamente limitado, las ambiciones espaciales de Taiwán se han limitado a unas pocas misiones tecnológicamente impresionantes, pero todavía de nicho, a pesar de una economía que ha desarrollado varios sectores de alta tecnología líderes en el mundo y una cadena de suministro líder en el mundo para ciertos componentes críticos.

Sin embargo, esta tendencia de ambiciones espaciales limitadas ha ido cambiando y Taiwán pronto podría convertirse en un actor clave en el ecosistema espacial global. El modelo de desarrollo único aplicado a la industria espacial taiwanesa ya ha tenido consecuencias positivas tangibles: algunos fabricantes de productos electrónicos seleccionados se han convertido en proveedores de SpaceX, por ejemplo.

También es muy probable que permita a los fabricantes taiwaneses de productos electrónicos ascender en la escala de la cadena industrial espacial global en un futuro próximo. Las empresas espaciales comerciales taiwanesas, aunque recién están surgiendo, también pueden beneficiarse de un mayor apoyo estatal en vista de la voluntad política de Taiwán de hacerse un hueco en una industria emergente, a pesar de las tensiones políticas existentes con China, especialmente cuando se trata del sector de lanzamiento.

Fuente: https://satellitemarkets.com/news-analysis/taiwan-serious-and-coming-player-space-industry

TAIWAN: A SERIOUS UP-AND-COMING PLAYER IN THE SPACE INDUSTRY

Taiwan, a small island in the Pacific Ocean with a population of 23.5 million, is not the first place that comes to mind when thinking of space powers. With a historically limited domestic space sector, Taiwan’s space ambitions have been limited to a few technologically impressive, but still niche missions, with this despite an economy that has developed several world-leading high-tech sectors, and a world-leading supply chain for certain critical components. 

Taiwan, a small island in the Pacific Ocean with a population of 23.5 million, is not the first place that comes to mind when thinking of space powers. With a historically limited domestic space sector, Taiwan’s space ambitions have been limited to a few technologically impressive, but still niche missions, with this despite an economy that has developed several world-leading high-tech sectors, and a world-leading supply chain for certain critical components. 

This trend of limited space ambitions has been changing, however, and Taiwan may soon become a key player in the global space ecosystem. The unique development model applied to the Taiwanese space industry has already seen tangible positive consequences, with selected electronics manufacturers having become SpaceX suppliers for example; it is also very likely to enable Taiwanese electronics manufacturers to move up the scale of the global space industrial chain in the near future. Taiwanese commercial space companies, while only emerging, may also benefit from enhanced state support in view of Taiwan’s political will to carve a niche in an up-in-coming industry – despite existing political tensions with China, especially when it comes to the launch sector.

Moving Forward: What to Expect in the Coming Years

Moving forward, Taiwan does have the potential to become a key player in the space supply chain – and definitely has the political will to do so. At her second term’s inaugural speech in May 2020, Tsai Ing-wen indeed defined the space industry as one of the Six Core Strategic Industries, before asserting that “Taiwan should use its advantages in the semiconductor sector to occupy a spot in the space industry supply chain” in September 2021. The adoption of Taiwan’s first space law by the Legislative Yuan on May 31 proves the island’s determination to put increasing effort and resources into industrializing space technology. 

Commercial space companies are likely to benefit from stronger government support. As far as the commercial launch sector is concerned, it is a promising, emerging industry facing serious challenges. For tiSpace, the only commercial company developing launch technology in Taiwan to date, the next few months will tell us whether its efforts to develop the Hapith-I have been fruitful, or whether more research is necessary. For the launch sector generally, political tensions with China, as well as the weight of US policy orientation on the island’s decisions, may lead to other hiccups in the development of launch vehicles.

Given Taiwan’s strong industrial basis and leadership in the electronics sector, with TSMC being a global leader in the semiconductor sector (among other things), the island has the potential to carve a niche and become a key actor in the space industry through leveraging its existing strengths to move up the scale in the global space industrial chain. The strategic dimension of Taiwan’s industrial base may even constitute sufficient ground to avoid a war on the island’s territory at all cost.

ARGENTINA FRENTE AL ESCENARIO DE BIPOLARIDAD CHINA EEUU

Estación CLTC - CONAE - NEUQUEN.El Sistema Internacional en su conjunto está experimentando tres procesos en los cuales se está redefiniendo el orden mundial a través de un nuevo posicionamiento de las principales potencias y actores del mundo. Estos procesos consisten en la redistribución de poder entre los Estados Unidos y China, la pérdida de centralidad estadounidense y la consecuente difusión de los ejes de la riqueza global por fuera de occidente y el proceso de globalización, y devienen en una dinámica de transición de las principales fuerzas y estructuras que dirimen el engranaje mundial.

En este contexto, es importante centrarse en el primer eje mencionado. La disputa multidimensional de los Estados Unidos con China abarca y determina una lógica en la cual los poderes y el orden mundial se enfrentan a una serie de desafíos en todos los campos donde ambas potencias coinciden. El mundo se dirige a un sistema bipolar formado por dos únicas superpotencias, ya que se los considera dos Estados significativamente superiores al resto en términos de capacidades que configuran el poder. Muchos analistas buscan comparar el actual contexto de competencia entre ambos países como una “nueva Guerra Fría”. El presidente estadounidense, Joe Biden, expuso en la Asamblea General de la ONU que “no buscamos una nueva Guerra Fría”. En este sentido, el mandatario expresó la estrategia y la doctrina estadounidenses aplicadas en el Indo-Pacífico: “nuestro objetivo no es cambiar a China, sino configurar el entorno estratégico en el que opera, construyendo un equilibrio de influencia en el mundo que sea lo más favorable posible para Estados Unidos, nuestros aliados y socios, y los intereses y valores que compartimos”.

Estas superpotencias compiten y se disputan espacios de poder en distintos escenarios en el globo. América del Sur y, en particular, Argentina, no son excepciones. Son puntos en los cuales la disputa de poder de estas superpotencias se hace presente y se materializa. Estados Unidos y China son grandes competidores en el ámbito del comercio internacional y atraviesan hoy un conflicto en su propia relación comercial; los dos parecen interesados en incrementar su participación en el comercio con América Latina. El primero, porque históricamente ha entendido a esta región como su “patio trasero” y el segundo, por los mercados que posibilita para insertar sus manufacturas y por su inagotable requerimiento de recursos naturales.

En los últimos años, China experimentó un gran crecimiento de sus esferas de influencia y desembarcó en América Latina contraria a los intereses de Estados Unidos en la región. Con una amplia gama de inversiones y vínculos que van más allá de la cooperación económica y comercial, China logró concretar tratados y acuerdos en ámbitos estatales críticos con distintos países de la región que abarcan la cooperación tecnológica en materia de seguridad y defensa, traspaso de conocimiento en investigación y desarrollo, entre otros.

En el caso propio, Argentina actualmente mantiene amplias relaciones con ambos Estados en distintos ámbitos de cooperación. China y Estados Unidos completan un podio liderado por Brasil en cuanto a los mayores socios comerciales del país. El comercio y las balanzas comerciales del Estado con ambas superpotencias están nutridas principalmente de la exportación de materias primas. Se toma noción entonces que en Argentina no solo colaboran ambos Estados en el comercio y exportación de materias primas. China y Estados Unidos compiten en una amplia gama de agendas más allá de su disputa económica.

Tal como lo mencionó el expresidente estadounidense Donald Trump, la competencia con China es de índole estratégica y abarca distintos ámbitos de aplicabilidad entre estos. Se reconoce así, en primer lugar, que China y los Estados Unidos coinciden y compiten en los destinos de materias primas que puedan importar al interior de sus fronteras, sumado a la vinculación del comercio bilateral y la cooperación en materia económica. En segundo lugar, ambos están desarrollando estrategias en las cuales fomentan la cooperación con distintos Estados en el ámbito militar.

Tanto Estados Unidos como China son de los principales actores a nivel mundial con respecto a sus capacidades tangibles en el campo militar y su poder real lo proyectan a distintas áreas de influencia, y Sudamérica, en particular Argentina, es una de ellas. Se tiene noción de las distintas fases de posible inversión para las Fuerzas Armadas nacionales que tiene a ambas potencias como posibles inversionistas y proveedores para dotar la Defensa Nacional. El tercer eje en el cual el orden emergente se despliega y materializa son las inversiones en materia de infraestructura crítica en los Estados. La iniciativa de la Franja y la Ruta de China le permite a Pekín desplegar una serie de acuerdos con terceros países en torno al desarrollo de distintos proyectos en los cuales se destacan los posibles accesos a puertos, aeropuertos e inversiones en pos de mejorar la conectividad.

Otro ámbito en el cual colisionan ambos Estados es el de las inversiones directas y el traspaso de tecnología, el 5G, la Inteligencia Artificial y todo lo relativo al manejo y la gestión de datos. Son capacidades que ambos buscan proyectar y establecer en sus zonas de influencia. En este contexto de disputa tecnológica, es improbable que exista algún apéndice de cooperación, ya que las empresas nacionales de ambos compiten directamente por el acceso de nuevos mercados en distintos Estados.

El quinto ámbito donde se materializa la disputa de estas superpotencias es en ámbito político-diplomático, tanto en las relaciones bilaterales que estos puedan establecer con los Estados como en los foros multilaterales donde coinciden y pueden ejercer su influencia.

En este sentido, es importante y relevante para un Estado como la Argentina ver las distintas lógicas de relación que se puede establecer con ambos en estos foros, como también el propio vínculo individual que se le pueda dar al mismo. En una historia de las relaciones diplomáticas donde se han experimentado distintos ciclos de acercamiento y distanciamiento con las potencias del orden mundial establecido, es importante prever y analizar el posicionamiento del Estado en este nuevo contexto desafiante para un país como Argentina.

Concluyendo, la competencia entre China y Estados Unidos por la preeminencia global se extiende a todas las regiones del mundo, incluyendo América del Sur y Argentina en particular. La estrategia de maximizar ganancias y margen de maniobra es fundamental para el país, pero siempre teniendo en cuenta la defensa de los intereses nacionales. En este contexto, Argentina debería poder desarrollar relaciones comerciales y de cooperación con ambos países, mientras lucha por lograr un equilibrio entre sus intereses económicos.

Además, es crucial que el país no sea arrastrado a la lógica bipolar de la competencia, sino que actúe con autonomía y en función de sus propios intereses, promoviendo una cooperación más amplia y equilibrada entre los participantes del Sistema Internacional. En cuanto a los polos del orden mundial, es evidente que la competencia entre las dos principales superpotencias, China y Estados Unidos, está redefiniendo la distribución del poder global. En este punto, los esfuerzos por lograr un equilibrio entre estas dos potencias son vitales para evitar una escalada del conflicto que podría afectar a la estabilidad y seguridad del mundo y tomando el caso Argentino como unidad, que esta dinámica no implique un juego de “suma cero” en el cual el Estado pueda salir perjudicado por su posicionamiento. Por lo tanto, es importante que los países busquen estrategias que maximicen sus intereses y margen de maniobra, pero siempre en un marco de cooperación y entendimiento entre los jugadores de este complejo tablero global que actualmente se despliegan los países del globo.

Fuente: https://www.escenariomundial.com/wp-content/uploads/2023/05/Revista-Escenario-Mundial-No-5-1.pdf

ARGENTINA TOWARD THE BIPOLARITY SCENARIO BETWEEN USA AND CHINA

The International System as a whole is experiencing three processes in which the world order is being redefined through a new positioning of the main powers and actors in the world. These processes consist of the redistribution of power between the United States and China, the loss of American centrality and the consequent diffusion of the axes of global wealth outside the West and the globalization process, and become a dynamic of transition of the main forces and structures that govern the global mechanism.

In this context, it is important to focus on the first axis mentioned. The multidimensional dispute between the United States and China encompasses and determines a logic in which powers and the world order face a series of challenges in all fields where both powers coincide.

The world is heading towards a bipolar system made up of only two superpowers, since they are considered two States significantly superior to the rest in terms of capabilities that shape power. Many analysts seek to compare the current context of competition between both countries as a “new Cold War.”

Monitor 2049®

Editor: IW, senior fellow of REDCAEM (Red China – América Latina) and CESCOS (Center for the Study of Open Contemporary Societies)

Contact: iw@2049.cl

Monitor 2049® – weekly media outlet about geopolitics around China & Taiwan.