«Mirá vos»

«Mirá vos»

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El título de esta columna da cuenta de una expresión comúnmente usada en el diálogo cotidiano de los argentinos. Con ella se representa una relativa sorpresa, positiva o negativa, con la que se reacciona a una información verbal que se recibe. Mirá vos lo de los cuadernos Gloria, o cuadernos de la corrupción, relativa sorpresa, pues ya se conocían, bien sea por denuncias no concretadas en sentencias judiciales o derechamente por procesos en marcha (en algunos casos con fallos firmes) de mecanismos de corrupción ejecutados desde el aparato del Estado, que involucraba en su ejecución ilícita a funcionarios de todos los niveles, secretarios de Estado, ministros y para no ser menos, a un ex vicepresidente.
Pero, mirá vos, quién iba pensar que la meticulosa bitácora de un chofer, previsor de malos momentos -¿topo de terceros?- terminaría en manos de una pareja maltratada, y más tarde en un grupo de periodistas, que aparte de trabajar la noticia, la entregaron a ganosos y experimentados fiscal y juez.
La ruta de la corrupción aparece allí nítida, ya no solo los hechos finales: un funcionario asustado que una madrugada intenta esconder, con monjas truchas, parte del botín en bolsas de basura; ni tampoco la caja de seguridad bancaria de la nena de los K, que cautelaba más de cuatro millones de dólares en billetes, sin tener la más mínima posibilidad de acreditar su origen lícito.
Ahora hay una prueba documental, que da cuenta de un modus operandi, largo en el tiempo, con peones, subjefes individualizados, con jefaturas políticas principales. Las primeras diligencias han permitido detener a coimeros y coimiantes, o ex funcionarios y empresarios. Los primeros dicen que las dádivas, en efectivo, eran colaboración para hacer política; los segundos, que era la única forma de trabajar.
Aun con esta autocomplaciente explicación estamos en presencia de delitos, pero dichas las cosas con claridad, los dos lados del mostrador buscaban beneficios patrimoniales; el resto es más bien música. Mirá vos en lo que van terminando los doce años de gobiernos K, lo que va quedando del sueño de la Patria Grande, de Unasur: solo unos cuadernos, que en manos de una Justicia independiente, el reprochado sistema judicial tiene la oportunidad histórica de reinvindicación, con el caso de corrupción más importante de la historia argentina. Es también la primera vez que los jueces cuentan con la reciente ley del arrepentido, que premia a los primeros que colaboran con rebajas de pena y ventajas patrimoniales.
Es posible presumir que se darán durante el proceso más colaboraciones de partícipes de la asociación ilícita. Primera vez también que los antecedentes alcanzan al mundo privado, como partes del mecanismo mafioso. Suena parecido al Lava Jato brasileño, algo más tosco, pero similar, esto es gobiernos de parecido signo, empresarios y funcionarios corruptos. Será una gran noticia que se desentrañe la trama ilícita en su integridad, que nadie pretenda que la popularidad es certificado de impunidad. Le vendría bien a nuestro barrio y a nuestro principal vecino. Pueda ser también que aquellos que por estos días han considerado sospechoso que el caso haya estallado en medio de una crisis económica severa, se concentren en los hechos, y dejen interpretaciones conspirativas, que por lo demás no tapan la situación económica que vive el país hermano. Más allá de las dificultades que tiene Macri, ha permitido que el Poder Judicial opere con autonomía y eso no es poco, pues los K también operaron allí. (La Tercera)

Jorge Burgos

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