Merkel visita antiguo campo nazi de exterminio de Auschwitz

Merkel visita antiguo campo nazi de exterminio de Auschwitz

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«En realidad, este lugar ordena guardar silencio. Pero estoy seguro de que aquí un canciller alemán no debe callar”. Así comenzó Helmut Schmidt su discurso en Auschwitz, en un oscuro día de noviembre de 1977. Era la primera visita de un canciller alemán y de políticos alemanes de alto rango al ex campo de exterminio alemán en el que, hasta 1945, fueron asesinadas 1,5 millones de personas. Y Schmidt, entonces de 58 años, que había sido soldado de la Wehrmacht durante la II Guerra Mundial, se dirigió a los polacos, «los que más habían sufrido”.  Habló de responsabilidad y de culpa, y de la conciencia «de que la política necesita de fundamento moral y de orientación hacia valores”. La televisión polaca lo transmitió en vivo.

«TERRENO MINADO”

Auschwitz: para un jefe de Gobierno alemán siempre una visita difícil y delicada. Doce años después de Schmidt, su sucesor, Helmut Kohl, llegó al lugar donde los nazis cometieron terribles crímenes. Otra vez en noviembre. Fueron justamente aquellos días de noviembre de 1989, en los que cayó el Muro de Berlín y Alemania se inundaba de alegría. Kohl interrumpió su visita a Polonia en Varsovia, viajó a Bonn y a Berlín, y luego volvió, entre otros lugares, también a Auschwitz. Quería viajar a ese lugar.

Días antes, el 6 de noviembre, habló en la cúpula de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de un «terreno terriblemente minado”. Ya entonces, Kohl se refirió a algo importante que tenía en mente: dijo que «era hora de que la República Federal de Alemania tratara, a su manera, de erigir un monumento conmemorativo en Auschwitz”. Debido al poco tiempo disponible y a las inclemencias del clima en el noviembre alemán, fue una visita corta.

El excanciller alemán Helmut Schmidt lleva una corona de flores en el ex campo de exterminio alemán nazi de Auschwitz.El excanciller alemán Helmut Schmidt lleva una corona de flores en el ex campo de exterminio nazi de Auschwitz.

LA CONMOCIÓN DE KOHL

Algunos periódicos alemanes escribieron sobre una visita «a paso acelerado”, de Kohl, «como si fuera un ejercicio obligatorio”. Una visita sin discurso. Pero eso oculta la manera en que Kohl percibió esa visita. Pocos días más tarde, habló de «la imagen de Auschwitz que deja totalmente sin habla, y que también hay que sentir físicamente”. Habló sobre la rampa en Birkenau, el lugar de la «selección”, en la que los asesinos nazis decidían sobre la vida y la muerte de miles de personas. «Un hombre contó que estuvo parado allí y vio por última vez a su madre y a su mujer”, relató Kohl. «Hay una diferencia entre hablar de esto en forma abstracta y estar parado junto a la persona que lo vivió. Es un lugar en el que no se pueden pronunciar discursos”. Kohl también visitó la celda en la que esperó la muerte el franciscano polaco Maximilian Kolbe. «No se necesita un guía para comprender que aquí lo inimaginable se hizo realidad”. Kolbe se dejó matar voluntariamente en 1941 para salvarle la vida a un padre de familia polaco.

Otro día, Kohl se refirió en el Parlamento alemán al «capítulo más oscuro y terrible de la historia alemana” que «fue escrito en Auschwitz y Birkenau”. Y escribió en el libro de visitas de Auschwitz sobre «el sufrimiento indecible” al que fueron sometidas personas de diferentes etnias, en especial, los judíos alemanes, «en nombre del pueblo alemán”. Nombró explícitamente a los judíos, cosa que Schmidt y sus antecesores no habían hecho. «Aquí juramos nuevamente hacer todo para la que la vida, el derecho y la libertad de cada ser humano permanezcan intactas sobre la Tierra, sin importar a qué dios venere, a qué pueblo pertenezca y de quiénes descienda”. Kohl volvió seis años después a Auschwitz, en julio de 1995. Había estado en Jerusalén casi cuatro semanas, y junto con el ministro polaco de Exteriores Wladyslaw Batoszewki (1922-2015), -que estuvo prisionero en Auschwitz desde septiembre de 1940 hasta abril de 1941- colocó una corona de flores en el monumento internacional de Birkenau. Y Kohl volvió a escribir en el libro de visitantes: «El sufrimiento y la muerte, el dolor y las lágrimas de este lugar nos dejan mudos. La memoria conjunta, el duelo conjunto y nuestra voluntad de convivencia son la esperanza, son nuestro camino”.

Helmut Kohl, excanciller de Alemania, durante su visita al campo de exterminio alemán nazi de Auschwitz. (Noviembre de 1989).Helmut Kohl, excanciller de Alemania, durante su visita al campo de exterminio alemán nazi de Auschwitz. (Noviembre de 1989).

AYUDA PARA CONSERVAR MONUMENTO

Y ahora, Merkel. Después de casi 24 años, otra vez un gobernante de Alemania visita Auschwitz. Es la primera que viaja únicamente a Auschwitz, y no a Varsovia. En Auschwitz será recibida por el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, así como por un exprisionero de un campo de exterminio, y por representantes de organizaciones judías.

El motivo oficial de la visita de Merkel es el 10º aniversario de la Fundación Auschwitz-Birkenau, que trabaja para la conservación del monumento de homenaje a las víctimas del antiguo campo de exterminio alemán. Bartoszewski fue quien impulsó la creación de la fundación. Ahora, Merkel prometió que Alemania donará 60 millones de euros a la Fundación Auschwitz-Birkenau. El motivo es que la base financiera de la fundación sufre desde 2009 las consecuencias de los bajos intereses, y ese capital que donará Alemania la ayudará a sostenerse.

Este gesto consciente de solidaridad con el judaísmo y el recuerdo admonitorio de los crímenes nazis forman parte de la forma de goberbar de Merkel. Ya estuvo cinco veces en el monumento a las víctimas del Holocausto de Yad Vashem. En 2009 estuvo, con el entonces presidente estadounidense Barack Obama, en el campo de exterminio de Buchenwald. En 2013 visitó el ex campo de concentración de Dachau con sobrevivientes de este, y lo hizo nuevamente en 2015, con motivo del 70 aniversario de la liberación de Dachau. Pero hasta ahora no había visitado nunca Auschwitz.

Homenaje a las víctimas de un ataque a una sinagoga de Halle, Alemania.Homenaje a las víctimas de un ataque a una sinagoga de Halle, Alemania.

Al contrario de Schmidt y de Kohl, Merkel sí hablará en Auschwitz, en el ex campo de exterminio de Birkenau. El marco oficial es la celebración de los diez años de existencia de la fundación.

Antes, Angela Merkel rendirá homenaje a las víctimas en la llamada «pared negra”, un lugar de ejecución muy significativo y poblado de recuerdos y emociones para los polacos. Luego de la celebración, la canciller visitará a pie el resto del ex campo de exterminio de Birkenau.

En 2013, durante su visita al ex campo de exterminio de Dachau, Merkel se refirió a un «capítulo de nuestra historia terrible e inhumano, sin precedentes”, de la «responsabilidad que continúa”, y pronunció una advertencia clara: «Lugares como estos advierten a cada uno de nosotros que se debe contribuir a que nunca vuelva a suceder algo así, que nunca más se permita la indiferencia, el no dar importancia, y mucho menos la aprobación ante la discriminación, la opresión y la persecución de personas que tienen que temer, sin protección alguna, por su integridad física y por su vida”.

Pero el clima político ha cambiado desde entonces en Alemania. Hace dos meses murieron dos personas asesinadas por un extremista de derecha que quería atacar una sinagoga en la ciudad de Halle. Solo por fortuna se pudo evitar un baño de sangre. Ahora, la visita de Merkel a Auschwitz es «una señal especialmente importante” de solidaridad con los sobrevivientes de los espantosos crímenes nazis, manifestó el Comité Internacional de Auschwitz. (DW)

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