Más dignidad y ciudadanía

Más dignidad y ciudadanía

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Este momento histórico que atraviesa Chile, nos da la gran oportunidad de acordar la sociedad y país que queremos construir a través del proceso constituyente que estamos viviendo. A este momento llegamos luego de una profunda crisis, que encuentra su origen en diversas demandas sociales, producto, entre otras cosas, de la desigualdad, pobreza y exclusión social que experimentan miles de personas diariamente.

El Estado actúa a través de sus políticas públicas para dar respuesta a las necesidades sociales, pero muchas veces, desde las mismas personas que padecen estas necesidades, surge una ciudadanía que desarrolla distintas formas de organización y participación social en busca de soluciones. En esta dinámica, tanto el Estado como la sociedad civil organizada cumplen un rol insustituible y complementario, lo que encuentra su fundamento en la dignidad inalienable y el ser social de todas las personas, sin distinción.

En este contexto, la Convención Constitucional se estableció como un espacio construido de manera horizontal, democrático, paritario y ampliamente diverso en su representación, donde la participación ciudadana se ha convertido en valor central a través de los distintos mecanismos establecidos para el ejercicio de este derecho. Sin embargo, esto que puede ser comprendido como algo particular de este proceso, es fundamental para actuar en pos de la superación de la pobreza y para la construcción de una sociedad más justa e inclusiva: la escucha, el diálogo, el trabajo articulado y la colaboración son pilares esenciales para ello.

Desde nuestra experiencia de años trabajando día a día, con personas, comunidades y territorios, consideramos fundamental que una nueva Constitución consagre como deber del Estado asegurar un estándar de vida digno a todas las personas, es decir, por encima del umbral de la pobreza como punto de partida, que permita a las personas y hogares asegurar la satisfacción de sus necesidades básicas; así como también, reconocer constitucionalmente y de forma explícita a la sociedad civil organizada como grupo intermedio entre la persona y el Estado, distinto de la empresa privada y de los partidos políticos, en virtud de los aportes que hace y debe seguir haciendo en pos del bien común.

Nos hemos querido hacer partícipes de este proceso proponiendo específicamente dos iniciativas populares de norma, ya que estamos convencidos de que la única forma de superar la pobreza es volver a vivir en comunidad, y para ello se requiere más dignidad y ciudadanía.

Hans Rosenkranz
Comunidad de Organizaciones Solidarias
Paulo Egenau
Director Social Hogar de Cristo

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