“Madridgate”-Álvaro Pezoa

“Madridgate”-Álvaro Pezoa

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La comunicación de la sentencia del juicio por un eventual asesinato del expresidente Frei Montalva, redactada por el juez Madrid, está dejando algunas claras lecciones que vale la pena aquilatar. Primero, siembra una duda razonable sobre cuán bien “funcionan las instituciones” en el país. Después de 19 años de trabajo el fallo del juez soslaya abiertamente las más elementales nociones del derecho y, haciendo vista gorda de la ausencia de pruebas concluyentes (no constata nada de lo que afanosamente buscó), no trepida en establecer condenas por homicidio simple, afectando a personas presumiblemente inocentes. Vistos los antecedentes, resultaba más equitativo establecer mala praxis o negligencia médica, si es que de ellas existían indicios suficientes. En fin, el tenor de su resolución evidencia más voluntarismo que justicia, más deseos de encontrar culpables que comprueben sus propias tesis, que elementos concretos que las ratifiquen.

Segundo, los argumentos contenidos en el fallo exculpan -en vez de inculpar, que era el propósito- al gobierno militar y sus organismos de seguridad de una supuesta participación en la muerte de Frei. Y, en cambio, aportan piezas de información que indicarían que, de haber existido injerencia de alguien en ella (cuestión para nada clara), ésta habría provenido de un círculo muy cercano al fundador de la Falange, esto es, de sus amigos personales y de la DC. ¿Se trataría, entonces, de una “traición” o de un posible “ajuste de cuentas” entre facciones de esa tienda política? ¿Hay quien comparta convencido esta interpretación, en especial al interior de la misma?

Tercero, no siendo un misterio que incluso en círculos familiares no hubo unanimidad en apoyar abiertamente la postura investigativa del magistrado, resulta curiosa una cuasi unánime reacción de condena al mentado “magnicidio” en la familia y en la oposición, al ser conocido su fallo, más todavía considerada la insoslayable falta de contundencia de éste. ¿Se trata sin más de una largamente dilatada catarsis ante tantos años de espera en el fondo infructuosa?, ¿o, por contrario, de una oportunidad caída del cielo para unir a una deshilachada gama de fuerzas contrarias al actual gobierno y de resucitar para estos efectos su común animadversión al régimen militar y a las “complicidades” que habría tenido la derecha política con sus abusos?

Cuarto, ¿y el gobernante de turno? Su calculadamente pronto y solidario “tuit” no merece comentario. Bien ponderados los hechos no es casual que un periodista serio, nada sospechoso de tener simpatías por Pinochet y su gobierno, como es Ascanio Cavallo, haya escrito el domingo pasado en este mismo medio de prensa una valiente y esclarecedora columna, en que concluye sosteniendo que “hay una verdad verdadera que no está en el laborioso fallo del juez Madrid ni en las ceremonias que se iniciaron minutos después que lo liberara. ¿Alguien se interesará en ella?”. Amén al columnista. ¡Honda preocupación por Chile! (La Tercera)

Álvaro Pezoa

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