M. Jorrat: «Propuesta tributaria de Piñera es con retroexcavadora»

M. Jorrat: «Propuesta tributaria de Piñera es con retroexcavadora»

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Tranquilo se le ve a Michel Jorratt. Atrás quedaron las largas jornadas en la dirección nacional del Servicio de Impuestos Internos (SII), el stress y la cajetilla diaria de cigarrillos que se fumaba mientras lideraba el piso 6 de Teatinos 120.

“Con suerte me fumo uno a la semana, llevo un año con el cigarrillo electrónico”, comenta el ingeniero, quien a dos años de su salida del SII hoy está dedicado a la academia y las asesorías tributarias en Chile y el exterior.

Uno de los cerebros de la reforma tributaria de 2014 mira con preocupación el debate que se ha instalado en medio de la campaña electoral para modificar, nuevamente, el régimen impositivo. “Uno quisiera siempre que el sistema tributario fuera lo más estable posible. De otra manera, se genera mucha incertidumbre. No es bueno reabrir los debates”, dice Jorratt.

– Pero parece haber consenso entre las candidaturas en que hay que cambiar el sistema.

– En lo personal, pienso que no sería bueno llevar adelante propuestas que signifiquen retroceder en lo que se ha logrado con la reforma, que está muy bien planteado en el informe del Banco Mundial: que la reforma es bastante progresiva y que corrige la principal debilidad del sistema chileno, que es muy regresivo. Retroceder en eso no sería bueno.

– ¿Pero hay que estar abiertos a simplificaciones?

– Claro, estoy de acuerdo en modificaciones que impliquen simplificar, pero sobre lo que ya tenemos.

– ¿Se fue a los extremos el debate? Guillier plantea desintegrar el sistema, mientras Piñera integrar completamente.

– Me parece que los dos extremos son malos. Por una parte, desintegrar va en perjuicio directo de las pyme. Hay que tenerlo en cuenta. Quienes proponen esto creen que están llevando el sistema tributario a lo que hay en los países desarrollados, y no es tan así. En los países OCDE, los sistemas desintegrados son para las sociedades anónimas, pero las medianas empresas tienen sistemas como la renta atribuida y que son 100% integrados. Entonces, pensar en desintegrar todo el sistema es retroceder y aplicarle toda la tributación a la pyme.

– ¿Y la idea de Piñera?

– Me parece pésima su propuesta, ya que implica bajar la tasa de Primera Categoría y permitir que haya un 100% de crédito en el sistema semi integrado. En el fondo, esto significa volver al régimen antiguo, pero con una tasa a las empresas un poco más alta. Es una reforma regresiva que vuelve a instalar el trato preferencial a las rentas empresariales y nos vuelve a poner en un esquema de supuestos incentivos a la inversión, que se ha demostrado que son de los más ineficientes del mundo.

– ¿Qué tan regresivo es el esquema que plantea?

– Hay algo de retroexcavadora tributaria en la propuesta de Piñera. Costó mucho dar el paso hacia un sistema más justo. La propuesta es absolutamente regresiva y un retroceso de lo avanzado hasta ahora.

Algunos podrían pensar que en Chile estamos gravando excesivamente a las empresas, que nos pasamos al otro lado, pero no es así. El sistema antes daba un trato muy preferencial a las rentas empresariales en relación a las del trabajo. Lo que se hizo fue igualar, de cierta manera, aunque sigue habiendo un cierto trato preferencial con el sistema semi integrado.

– Justamente el argumento de Piñera para bajar los impuestos a las empresas es que la tasa está sobre el promedio de la OCDE.

– De ninguna manera. Siento vergüenza ajena cuando leo los argumentos que se usan para sostener esas ideas, sobre todo viniendo de connotados economistas y exautoridades de gobierno. Pero no creo que falten a la verdad de manera intencionada, sino que más bien son ignorantes respecto de cómo funcionan los sistemas tributarios en el mundo.

– Entonces, ¿qué cifras son las correctas para comparar peras con peras y manzanas con manzanas?

– Hay que mirar los datos OCDE sobre los dividendos de las sociedades anónimas, que revelan la carga efectiva que soporta el dividendo. En esa perspectiva, Chile con la reforma está bastante bajo, no está ni en la mitad superior (35% versus el más alto, que es Francia con un 64,4%).

El error que se comete es comparar el impuesto de Primera Categoría en Chile con el corporate income tax que aplican los demás países. Pero son cosas totalmente distintas. Cuando se dice que hay que bajar la tasa a las empresas a 24% porque es el promedio del corporate income tax de la OCDE, es completamente equivocado. En esos países se aplica este impuesto además de la tributación personal, y no como en Chile que está integrado.

Si quisiéramos ponernos a la par con la OCDE, lo que habría que hacer es desintegrar aun más el régimen semi integrado y permitir como crédito sólo el 11%, no el 65%. Y recién ahí estaríamos en el promedio de la OCDE con un impuesto.

– ¿Es factible reducir impuestos a empresas y mantener recaudación?

– Es imposible. La mayor parte de los 3 puntos del PIB que genera la reforma vienen del mayor pago de impuestos de las rentas empresariales, particularmente de las personas de altos ingresos.

– Si las matemáticas no dan, ¿entonces cómo compensar la menor recaudación por Renta?

– Como lo que se quiere es que los empresarios paguen menos impuestos, la compensación tendría que venir de otros sectores de la sociedad. Habría que aumentar el IVA, por ejemplo.

– ¿No ve necesaria una rebaja a las empresas para reactivar la inversión? Es uno de los argumentos de Piñera.

– Antes de la reforma, Chile tenía una carga tributaria del 20% del PIB, la más baja de los países de la OCDE junto a México. Con la reforma en régimen, se espera que la carga suba a 23% del PIB, pero seguiremos siendo el país con los menores impuestos de la OCDE. No puedo creer que Chile sea un país tan mediocre como para que la única forma de retomar el crecimiento y la inversión sea volver a bajar la carga tributaria.

SIMPLIFICAR

– Si no le gustan las propuestas que se han discutido hasta ahora en la campaña, ¿cómo simplificaría el sistema?

– En concreto, volvería a la propuesta original. No me refiero al proyecto de ley de 2014, sino a la propuesta que realizamos en 2013, en la campaña presidencial. Esa propuesta partía de la premisa de que si se quiere elevar sustancialmente la recaudación y dotar al sistema impositivo de una mayor equidad, no hay otro camino posible más que incrementar la tributación de las rentas del capital, igualando su tratamiento al que se les da a las rentas del trabajo. Eso significaba terminar con el diferimiento de los impuestos personales (FUT), pero cuidando de no pasar a la doble tributación de los sistemas desintegrados que existe en muchos países.

– Pero eso involucraba establecer la renta atribuida como régimen único, lo que generó mucho rechazo.

– Claro, propusimos igualar las tasas de Primera Categoría y la marginal máxima de Global Complementario en 30%, y gravar las rentas empresariales devengadas con Global Complementario y Primera Categoría simultáneamente y de forma 100% integrada. Esto es lo que después se bautizó como «renta atribuida» y es lo mismo que en los países de la OCDE se conoce como sistema transparente. Al mismo tiempo, propusimos depreciación instantánea y eliminar todos los demás beneficios tributarios.

– ¿Esto no hace más complejo el sistema? Ese fue el argumento que se dio durante la tramitación en el Congreso 2014.

– La gracia de igualar las tasas es que permitía simplificaciones tremendas y evitaba las controversias que se dieron luego en la discusión en el Congreso, como el que alguien tuviera que pagar Global sin haber recibido dividendos o el problema de atribuir rentas en largas cadenas de sociedades. Lamentablemente, en el camino hasta convertirse en proyecto de ley se bajó la tasa de Primera Categoría a 25% y se subió la máxima de Global Complementario a 35%, y se inventaron unos registros contables innecesarios que solo sirvieron para complejizar la propuesta. ¿Cuán simple era ese sistema? Se podrían eliminar 50 páginas de la Ley de la Renta, lo que equivale a un 30%. (DF)

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