Los flancos de Jackson, la debilidad de Boric

Los flancos de Jackson, la debilidad de Boric

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Giorgio Jackson es la mano derecha de Gabriel Boric. Es quien fundamenta y determina la dirección en que se avanza. Propone, comenta y confirma las decisiones más importantes del presidente y su gobierno. En término comparados, cumple un rol consonante al que cumplía Andrés Chadwick con Sebastián Piñera o al que cumplía José Miguel Insulza con Ricardo Lagos. Y si no está en Interior desde el comienzo, es solo porque la decisión de tener a Izkia Siches en ese cargo responde más a la línea estratégica diseñada para el primer tiempo que a la falta de ambición o preparación de Jackson.

  • La historia de Boric y Jackson, como muchas de las relevantes en la política nacional, comenzó en la universidad. Allí, ambos confluyeron en las movilizaciones de 2011, cuando el actual ministro era presidente de la Federación de la PUC y el actual presidente se perfilaba para reemplazar a Camila Vallejo en la FECH. Luego de instalar a la Educación en el centro de la agenda nacional, lograron dar el salto político. En 2013, ambos, y Vallejo también, fueron elegidos a la Cámara de Diputados. Desde entonces, todo ha sido complicidad y cooperación.
  • Pero el balance de poder ha variado en el tiempo. Hasta hace muy poco, era Jackson quien cargaba el peso. Hoy, obviamente, es el presidente. El cambio ocurrió tras el Estallido Social, cuando el centro de gravedad del debate público se movió a la izquierda. Esa es parte de la razón por la cual Boric, y no Jackson, se encontró de frente, sorpresivamente, con la nominación presidencial. En cualquier caso, sería difícil pensar que Boric lo hubiese logrado sin Jackson, y por extensión el partido de Jackson, Revolución Democrática, si este último no lo hubiese endosado en enero de 2021.

Señales inquietantes. Pero claro, la historia, la complicidad, y el compromiso no siempre garantiza el éxito. A veces funciona (como en el caso de Lagos e Insulza) y a veces no funciona (como en el caso de Piñera y Chadwick). En el caso de Boric y Jackson es muy temprano para saber, pero, aun así, ya hay señales inquietantes. Principalmente el mal desempeño de Boric en las encuestas de opinión pública, que lo muestran en un nivel históricamente bajo. No hay antecedentes de ningún presidente anterior a Boric que haya perdido tanta aprobación en tan poco tiempo. Y ahí, la responsabilidad de Jackson es patente.

  • Pues, qué duda cabe de que el ministro de la Segpres fue clave en el diseño del primer tiempo del gobierno, y que ese primer tiempo, por la razón que sea (Siches, la Convención Constitucional, la economía, la pandemia, etc.) simplemente no funcionó. Al parecer se pensó que el diseño original era tan infalible que no había necesidad de pensar en un plan B. Da la sensación de que nunca se pensó, por ejemplo, qué Siches podría fracasar estrepitosamente en Interior. El tema es que, si el diseño estratégico no funciona, es problema es de los diseñadores estratégicos. Y ahí hay una responsabilidad clara del ministro de la Segpres (y el resto de La Moneda chica).
  • Pero el principal problema de Jackson tiene que ver con su cargo actual, que por estos días es más relevante que nunca. Normalmente, cuando los presidentes pierden popularidad, tratan de revertir la situación retomando el control de la agenda por medio de sus facultades legislativas. Nada mejor que transferir la culpa del ejecutivo al legislativo cuando se está en problemas. La dificultad es que en este caso no ha sido posible. La influencia de La Moneda en Valparaíso es prácticamente nula. Como ministro de la Segpres, Jackson simplemente no ha logrado conectar con el Congreso.

 

Ciclo vicioso. Lo anterior contribuye a un peligroso ciclo vicioso, pues para que al presidente le vaya bien, el gobierno debe tener control de la agenda. Pero, para tener control de la agenda, es necesario lograr resultados legislativos. Y si el ministro de la Segpres no logra producir esos resultados, al gobierno no le puede ir bien. Ese es el meollo del asunto. Es un problema de liquidez política que Jackson simplemente no tiene. Hay una seria desconexión entre el gobierno y el Congreso que viene de diferencias fundamentales entre la centroizquierda y la izquierda, y que se manifiesta en la falta de influencia de Jackson en el hemiciclo.

  • La fricción se siente desde al menos enero de este año, cuando el entonces diputado, pero recién nombrado ministro de la Segpres fue al Congreso solo para encontrarse con una fría recepción por parte de los senadores de la ex Concertación. En la ocasión, de la cual Francisco Huenchumilla de la DC se restó formalmente, Alfonso de Urresti del PS acusó al futuro ministro de ser “explosivo”, Pedro Araya (independiente vinculado a Nuevo Pacto Social) lo criticó por su posición sobre los “presos del Estallido”, y Guido Girardi del PPD declaró que ni siquiera se había enterado que había reunión.
  • En los tres meses que van desde la instalación del gobierno, los problemas solo se han acentuado. En marzo, el senador Fidel Espinoza del PS acusó al ministro de querer desprestigiar al Senado ante la Convención Constitucional. Y mientras que Jackson negaba el hecho, los constituyentes avanzaban a pasos agigantados para eliminar a la Cámara del mapa. Pero la intención no era solo esa. Era también acortarle el periodo a los 23 senadores recién elegidos de ocho a cuatro años. Espinoza y de Urresti terminaron acusando al ministro de destruir instituciones democráticas, mientras que el senador Juan Luis Castro del PS lo acusaba de tener una “deuda pendiente”.

Los malos datos de la Segpres. Lo cierto es que la cosa no mejora cuando se miran los datos comparados. La Segpres de Boric es la tercera menos productiva desde el retorno de la democracia, habiendo mandado solo 12 mensajes (iniciativa exclusiva del presidente) al Congreso en tres meses. Solo supera al gobierno de Lagos (a esta altura había mandado 4), y el segundo gobierno de Piñera (que a esta altura había mandado 11). El dato es más preocupante si se considera que 8 de los 12 mensajes enviados vienen de Hacienda. Al menos no debe sorprender si se considera que desde el 11 de marzo Jackson ha intervenido solo una vez en la sala de la Cámara alta.

  • En definitiva, la buena relación entre Boric y Jackson no ha aportado al éxito del gobierno. De hecho, si la relación se concibiera como un elemento explicativo, probablemente sería todo lo contrario. Parte del problema es que Jackson tiene mucho poder, y como se sabe, aquello genera distorsiones en otros aspectos de la gobernanza. Jackson es talentoso y útil para el gobierno, pero no puede ser un tapón legislativo si su principal tarea es facilitar la negociación de proyectos. Jackson debe estar dispuesto a hacer más consensos a los senadores de centroizquierda. Sin eso, será difícil, sino imposible, ver al presidente remontar. (Ex Ante)

Kenneth Bunker