Los cinco mensajes que dejó Abbott en su adiós a la Fiscalía...

Los cinco mensajes que dejó Abbott en su adiós a la Fiscalía Nacional

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Este viernes el ahora ex fiscal nacional, Jorge Abbott celebró su ceremonia de despedida del Ministerio Público, tras cumplir la edad máxima permitida para desempeñar el cargo (75 años).

La instancia -que contó con la participación del subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, autoridades del Poder Judicial y persecutores- estuvo marcada por un fuerte discurso del abogado.

El hasta en este entonces máximo persecutor del país dijo «adiós» al Ministerio Público con un discurso destinado a responder las críticas contra la labor de los funcionarios, pero también reconociendo las falencias del sistema, las limitaciones que presentan los fiscales y los desafíos que tendrá la próxima administración, así como también el resto de las instituciones del país.

De esta forma, y tras cumplir casi siete años en el cargo, Jorge Abbott se despidió de la dirección, asegurando que su gestión y la de toda la institución estuvo enfocada en mantener la legitimidad de la democracia y en diseñar un trabajo cuyo objetivo es modernizar el Ministerio Público ante las dificultades que presenta, las cuales radican directamente en el complejo escenario delictual y de violencia que afecta a Chile.

PÉRDIDA DE LEGITIMIDAD DE LA DEMOCRACIA

«Cuando me hice cargo del Ministerio Público, estábamos frente a diversas necesidades de actualización y modernización institucional que era necesario abordar a la brevedad para hacer frente a todos los cambios sociales y culturales cada vez más desafiantes. Necesidades que son de carácter diferente y que siguen siendo un desafío para las fututas administraciones de esta institución», fueron parte de las palabras iniciales de Abbott.

Al recordar cuáles fueron sus desafíos al tomar la dirección del Ministerio Público, el ahora ex fiscal nacional apuntó a las responsabilidades que mantenía la institución en aquel entonces, las cuales siguen estando presentes: colaborar en el cuidado de la democracia y perseguir sin distinción de clase sociales.

«Nuestro escenario adverso se sitúa con la tarea de colaborar de preservar, cuidar y ejercer una democracia que costó mucho recuperar y hacerlo desde el lugar que nos corresponde, desde la acción de persecutores que tiene una clara señal en la ciudadanía de que todos somos iguales ante la ley. Cuando los fiscales se ven impedidos de perseguir todos los delitos de todas las personas sin importar su procesión social, se entregan peligrosas señales a la ciudadanía respecto del valor de la ventaja», sostuvo.

En ese contexto, el abogado aseguró que en su periodo se hicieron todos los esfuerzos para que no hubiesen «ventajas» entre quienes delinquen y tienen poder, «tratando de destrabar algunos nudos que no nos permiten que el Ministerio Público pueda investigar hechos constitutivos de delitos respecto acciones que son de gran gravedad y que afectan a la población, incluidos actores que tiene posiciones especiales de poder, y me refiero fundamentalmente a los delitos relativos a la Constitución, delitos tributarios, y hemos un esfuerzo importante para tratar de romper la barrera que tenemos como institución».

En ese sentido, Abbott afirmó que desde la institución han «implementado diversas políticas institucionales y hemos abordado un proceso de cambio, de modernización para poder contar con una institución creíble y fortalecida que dé garantías de imparcialidad, cuya integridad y valor para la vía democrática no pueda ponerse gratuitamente en duda, como suele ocurrir por la naturaleza propia de nuestra institución».

Pese a esos esfuerzos en modernizar la institución y en no dar «ventaja» a ciertos actores, el ex fiscal nacional reconoció la pérdida de confianza en el Ministerio Público. «No puedo, sin embargo, eludir el hecho de que en las últimas décadas hemos sufrido un dramático deterioro en la legitimidad de la democracia y de sus instituciones, la confianza de la ciudadanía se ha desplomado de manera clara (…) lo cual supone un desafío importante para todos nosotros y todas las instituciones, donde este ciudadanía cada vez más empoderada y más critica a quienes ejercen funciones de poder y de administración del Estado».

CRÍTICAS, LIMITACIONES Y VIOLENCIA

De esta forma, el discurso de Abbott continuó con una férrea defensa a la labor de los fiscales, asegurando que muchas veces son cuestionados por investigaciones sin «conocer» que existen márgenes de la ley.

«En numerosas ocasiones hemos escuchado críticas desinformadas y también malintencionadas hacia los fiscales, respecto del resultado de algunas investigaciones de alto interés público, ya que probablemente no han satisfecho las expectativas de la ciudadanía, sin saber por supuesto que no se contaba con la normativa legal que permitiera el intenso reproche que se reclamada desde a ciudadanía».

En razón de aquello, el ex fiscal recordó la sentencia aplicada en los imputados del Caso Penta. «Las clases de éticas aplicadas como sanción a determinados empresarios por prácticas de corrupción no fueron la pena solicitada por la fiscalía, muy por el contrario (…) Esto durante este tiempo ha ido cambiando con reformas legislativas que han ido aumentando las penas de los delitos relacionados con la probidad y en eso el Ministerio Público ha tenido una participación relevante, pero aún nos queda mucho por avanzar».

«Siempre he sido opuesto a esa diferencia y por ello, hoy, hasta mi último día al mando del Ministerio Público sigo abogando por la total autonomía de los fiscales para perseguir todo tipo de delito y a todo tipo de persona», aseveró. Finalmente, el abogado terminó su discurso expresando preocupación por el aumento y el recrudecimiento de la violencia en Chile, lo que sería uno de los principales desafíos para la próxima dirección del Ministerio Público y para todas las instituciones del país.

«Sin lugar a duda el mayor desafío que hemos debido enfrentar en estos últimos años, ha sido el recrudecimiento de la violencia. Hoy tenemos instalada la violencia en nuestra sociedad como una forma de relacionarse de manera cotidiana, lo vemos en nuestras calles, lo vemos en los estadios. La violencia que no conocíamos con los resultados como hoy estamos viendo requiere una respuesta por parte del sistema penal», sostuvo.

A su vez, señaló que «la expansión del crimen organizado que particularmente se grafica en el tráfico de migrantes, la trata de personas, el tráfico de drogas, el tráfico de armas y al lavado de activos, Todo esto sumado a la violencia urbana cada vez más crudas y agresiva (…) también el fenómeno de la violencia rural, cuyo abordaje no puede ser puramente punitivo y lo hemos demostrado desde el Ministerio Público, hemos avanzado en el reproche penal frente a una fenómeno que excede por mucho a la respuesta que puede dar el mundo de la investigación y la persecución».

«Todo esto conforma un escenario de criminalidad que debe ser combatido con nuevos enfoques, con miradas distintas a las que hemos tenido hasta hoy, miradas también como institución. Tenemos que cambiar la forma de investigar y por eso estamos inmersos en una profunda trasformación institucional», anticipó. (Emol)