Legado: aquello que se deja o transmite a los sucesores

Legado: aquello que se deja o transmite a los sucesores

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I

No sorprende que los partidos oficialistas agrupados en Chile Vamos, inquietos por un clima de opinión pública crecientemente adverso al gobierno Piñera, comiencen a agitarse frente al tema del legado. ¿Qué herencia dejará la administración? ¿Como será evaluada al final de su periodo? ¿Con qué efectos sobre la coalición gobernante?

Desde hace meses las encuestas muestran que el gobierno logra una baja aprobación, la gente no percibe que el país progresa y las expectativas de empleo son negativas.  Más importante, se extiende la impresión de que la administración Piñera carece de un norte claro, no consigue avanzar su propia agenda, comunica confusamente y que su gestión política es poco eficiente.

De hecho, últimamente el gobierno aparece a la defensiva en casi todos los frentes.

Sus propósitos programáticos se han ido diluyendo. Las grandes promesas y la retórica de las expectativas de campaña han sido sustituidas por una confusa comunicación que no apunta hacia ningún legado o impronta duradera.

Basta recordar los propósitos originales para constatar cómo han ido difuminándose.

II

¿Qué proclamó el gobierno durante la campaña y al inicio de su gestión?

«Volver a crecer y crear empleos”, promesa que pronto chocó con las realidades de la economía global y con un empantanamiento de las principales iniciativas legislativas en este sector: una reforma tributaria hiper negociada que a esta altura pocos entienden o valoran; una reforma laboral que ha terminado por confundir a todos en torno a una disputa de si trabajar 40 o 41 horas; un crecimiento por debajo de lo esperado; una inestabilidad de las proyecciones que mantiene las inversiones en vilo.

«Hacer de Chile un país más seguro, enfrentando con coraje y decisión la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo, apoyando a nuestros policías, para que los chilenos puedan vivir con mayor paz y seguridad». Estos enunciados de política no parecen haber traducido en una mejora importante de la percepción ciudadana de seguridad. Al contrario, han sido desacreditados por la crisis de Carabineros y de sus servicios de inteligencia; la frustrada misión Moreno en La Araucanía; y la violencia en algunos liceos emblemáticos de Santiago.

En el sector de educación, la promesa fue «darle a nuestros niños, jóvenes y trabajadores la educación y capacitación de calidad que necesitan en el siglo 21». Para esto, decía el candidato, «fortaleceremos la libertad de enseñanza y [devolveremos] a los padres su derecho a elegir y aportar voluntariamente a la educación de sus hijos”. También habló de los “niños primero” y de “volver al aula”. Sin embargo, el desempeño gubernamental en este sector ha estado marcado por una constante pugna con el legado del gobierno anterior, mientras no resulta claro qué legado transmitirá al futuro. En cualquier caso, no será un marca profunda ni duradera.

Como cuarto eje, el candidato anunció que era urgente “superar la actual crisis de la salud en Chile, mejorando la calidad de la atención, la infraestructura, formando o trayendo más médicos especialistas, terminando con las listas de espera por enfermedades Auge, reduciendo el precio de los medicamentos, promoviendo una cultura de vida sana y respetando la libertad de elegir de las personas». El ambicioso camino trazado se desdibujó apenas asumido el gobierno, dando lugar a variadas iniciativas sin un plan aparente y con una notoria falta de foco.

Por último, en relación a las jubilaciones, el candidato en campaña ofreció «mejorar las pensiones y la integración de nuestros adultos mayores, a través de una política de envejecimiento positivo». Fruto de esa inspiración y de la búsqueda de los necesarios acuerdos parlamentarios, se discute actualmente una reforma previsional cuya aprobación pende de un ambiguo “ente” que se haría cargo de gestionar el pilar solidario.

III

Posteriormente, al ritmo de los vaivenes de la coyuntura, los cinco ejes iniciales se fueron comprimiendo o expandiendo como un acordeón, cuya música se volvió disonante con el tiempo. Efectivamente, según muestra el resultado de una rápida búsqueda sobre “ejes del gobierno Piñera”, Google encuentra una desconcertante colección de ejes gubernativos rondando en los medios de comunicación :

* Piñera anuncia nueve ejes para el desarrollo integral del país

* Los tres ejes comunicacionales que trazará mañana

* Cuatro ejes de la reforma laboral de Piñera

* Los cinco ejes que propone Piñera

* Piñera anuncia en cadena nacional los ejes del plan Elige Vivir Sin Drogas

* Sebastián Piñera presenta cuatro ejes en materia de educación

* Sebastián Piñera presenta más de cien medidas para un desarrollo integral

* Destacan ejes de la Agenda Mujer impulsada por el Presidente Sebastián Piñera

* Cuenta Pública 2018 – Presidente Piñera y los cinco ejes de su gobierno

* Los ejes de la reforma tributaria del Presidente Sebastián Piñera

* Piñera asegura que la protección a los niños es uno de los grandes ejes del gobierno

* Sebastián Piñera reúne a Chile Vamos en torno a ejes estratégicos de su Gobierno

* Desde la sede de gobierno confirmaron que los temas a tratar serán principalmente la agenda política del segundo semestre, enfocada en los tres ejes del gobierno

* Mujeres, infancia y tercera edad: Los principales ejes del Presupuesto

* Piñera presentó su propuesta de salud centrada en cinco ejes

* Presidente de RN propone desistir del eje central de la reforma tributaria de Piñera

* Claves del discurso presidencial: unidad para enfrentar tiempos adversos y reimpulso de ejes del programa

IV

Esta variegada lista podría ampliarse más todavía con nuevos ejemplos de ejes mayores o menores, los cuales, de acuerdo al sentido literal del término, representan la idea fundamental en un raciocinio, el tema predominante en un escrito o discurso, el sostén principal de una empresa, el designio final de una conducta o una persona o cosa considerada como el centro de algo, y en torno a la cual gira lo demás.

Sin duda, un grave problema del gobierno Piñera, que ahora lo hace aparecer descentrado, sin foco, confundido y confuso, es que no ha habido, precisamente, un eje; o sea, “una persona o cosa considerada como el centro de algo, y en torno a la cual gira lo demás”.

Desde el origen, el programa de gobierno, y sus sucesivas versiones o especificaciones, tuvieron demasiadas ideas, temas y designios compitiendo por la atención —siempre escasa— de los públicos que conforman la opinión pública masiva encuestada. Tampoco la persona presidencial proporcionó un centro de gravedad suficiente (la gravitas del estadista) en torno al cual pudiese girar todo lo demás. Y, cómo escribe el poeta, cuando el centro cede, todo se desmorona.

J. Joaquín Brunner/El Líbero

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