Lecciones de los comicios socialistas

Lecciones de los comicios socialistas

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ROBERTO CANDIA

Es un orgullo para los socialistas chilenos el significativo número de electores que participó en sus elecciones internas; sobre 20 mil de los inscritos en su padrón de afiliados, la cifra más alta en las fuerzas políticas del país. Sin embargo, la lista “Recuperación y cambio socialista” no reconoció un resultado tan elocuente como que 2/3 duplican a 1/3, resultado ratificado oficialmente por nuestro tribunal supremo.

La gran lección está en que las diferencias entre personas con responsabilidades políticas no pueden ni deben caer en la intransigencia sectaria y tampoco en las descalificaciones personales, en suma, nada positivo se creará con el intento de “romper” o “arrasar” a los partidos o liderazgos con los que haya discrepancias, no se debe caer en la degradación de la política socialista.

Esa fue la lección esencial de la dura división de 1979, cuyos efectos fueron una gravísima dispersión del socialismo en plena dictadura, que se reparó con el esfuerzo unitario liderado por Clodomiro Almeyda que, en diciembre de 1989, llevó a la reunificación del PS. Sin embargo, otra vez expresiones de severa intolerancia volvieron a teñir estas recientes elecciones internas, emergiendo una imagen en que el socialismo chileno apareció irreconocible.
Ante ello, hay que insistir que nadie, ningún grupo o persona, está por encima de la causa común. El interés individual presente en toda acción humana, no podrá ser preponderante al interés del conjunto; ello conduce, como en forma lamentable pasó en diversos procesos, a un caudillismo irrefrenable y al autoritarismo en política. Incluso es comprensible que haya entre nosotros quienes se fatiguen en medio de las dificultades y que el desencanto apague su espíritu de lucha, pero su desazón no les autoriza para injuriar al PS y que sus dichos llenos de amargura alimenten a los rivales más aviesos de nuestra formación partidaria.

La brega de los socialistas es un ancho cauce constructivo para canalizar las energías positivas de los movimientos sociales, de los pueblos indígenas, de intelectuales de pensamiento crítico, de jóvenes rebeldes, de los trabajadores por sus derechos fundamentales, de la mujer por la igualdad, así como, es un instrumento robusto y experimentado para encauzar la energía por reformas integrales y de transformación de quienes tienen la voluntad de luchar por una sociedad mejor. Esa línea de principios rechaza propósitos que hacen de las divergencias pugnas irreconciliables.

El socialismo como cauce de pensamiento promueve la cohesión social frente a la dispersión individualista como fundamento moral, que otorga sentido humanista a la acción socialista, dirigida a crecientes niveles de justicia social, de paz y libertad en la humanidad. Con ese objetivo el PS resistió a la dictadura y superará los nuevos retos del constante devenir social. (La Tercera)

Camilo Escalona

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