La señora Juanita va a rechazar

La señora Juanita va a rechazar

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A riesgo de equivocarme —como no pocas veces en mi vida—, voy a aventurar que el rechazo va a ganar. No porque exista mucho entusiasmo en torno a él, sino porque salvo por algunas minorías a-narco-comunistas, cualquier entusiasmo inicial de la gente moderada por tener la posibilidad de discutir en orden, con respeto y genuino espíritu democrático un nuevo pacto social, se desvanece día a día.

El apruebo no tiene respuesta frente a la violencia desatada. Si algunos nos esperanzamos esa noche de noviembre cuando en vez de amanecer en estado de sitio amanecimos en estado de paz, ese entusiasmo se perdió.

Cada viernes en que los encapuchados se enseñorean en la Plaza Italia el rechazo crece. Con cada molotov en contra de un policía, el rechazo crece; con cada saqueo, barricada, PSU abortada e incendios de iglesias, el rechazo crece.

Hoy la calle tiene agotada a la mayoría que no vive en ellas, sino que las usa para transitar al trabajo, o que aspira a que sean lugares de convivencia cívica y no de violencia política. Los que han hecho de los espacios públicos sus espacios privados, que tienen sexo frente a la UC; usan de letrina el Parque Forestal; obligan a bailar, cobran peaje por transitar; los que impiden disfrutar el fútbol, los que no tienen nada mejor que hacer que tornarle la vida miserable al resto, no son mayoría, no les importa ni esta ni la próxima Constitución, y por eso van a perder.

La mayoría silenciosa de Chile, que es pacífica, democrática y republicana, va a votar calladita y sin estridencia “Rechazo”, no porque no quiera cambiar la Constitución, sino porque quiere hacerlo en paz y mediante el diálogo y los acuerdos; esos que solo se pueden dar en el Congreso que elegimos, que delibera y cuyas reglas de funcionamiento las conocemos todos.

Por la misma razón que la gente no se sube a una micro con un chofer encapuchado, con destino desconocido y donde los pasajeros van gritando, tomando y piteando, los chilenos moderados y de a pie van a votar “Rechazo”. Por la misma razón que nadie se operaría en una clínica infectada, ni comería en un restaurante insalubre, ni se jugaría su libertad o humanidad en un deporte donde no conoce las reglas, Chile no puede generar una nueva Constitución, que busca reencontrarnos jurídica y políticamente, en un escenario de violencia e intolerancia.

Lo que la gente reclama en Chile es mejor salud, pensiones y educación; mejor trato y más respeto. Ninguna de las deficiencias en esos temas es nueva ni deriva de la Constitución. Por eso, una discusión constitucional en medio de la violencia no le va a mejorar la vida a nadie, pero se la puede empeorar a todos, y eso la gente lo percibe, lo intuye y lo sufre en su vida cotidiana.

Son más los que no encuentran nada digno en rayar un monumento, que no consideran que los carabineros sean bastardos (ACAB), que admiran a otra primera línea: la que reconstruye en los terremotos, apaga los incendios forestales y enseña en colegios vulnerables, no la de los encapuchados que se dedican a funar y a saquear.

El rechazo va a ganar porque la épica original por una mejor vida en un mejor país terminó como terminan todos los hechos de violencia, con más odio, división y cesantía; con metros quemados, sin farmacias ni supermercados y con los narcos y barras bravas enseñoreándose en la calle.

El rechazo va a ganar, porque la única opción que asegura aislar a los violentistas, recuperar el orden y avanzar en la agenda social es un rechazo abrumador. Va a ganar porque el centro moderado y la gran clase media no están contentos con lo que ven, escuchan y sienten. Saben que en una constituyente la hegemonía la van a tener los termocéfalos y no los moderados; por eso, silenciosamente van a rechazar.

Las elecciones las decide la señora Juanita, ella está peor que el 18 de octubre, su vida es más dura, más insegura, y el futuro más incierto. Hoy Chile es más pobre que hace tres meses. Chile cambió, pero para peor. Por eso, en la privacidad de la urna, en ese momento íntimo y solemne donde somos dueños de nuestro propio destino, la señora Juanita va a votar “Rechazo”.

Gerardo Varela

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