La encrucijada

La encrucijada

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¿Es cierto que lo que pase este año definirá el futuro de Chile? Es lo que se escucha decir en varios lados. Aunque no es lo mejor una perspectiva tan drástica, que no estaba en los planes de nadie hace tres meses, los hechos son los hechos. La situación cambió, y aquí estamos ahora, haciéndonos mil preguntas, en marcha hacia el plebiscito del 26 de abril. Ese día, tendremos que decidir si el país sigue funcionando con la Constitución vigente, o se inicia el proceso para reemplazarla por un texto que se definiría en 2021.

Si el plebiscito fuera el próximo domingo, no habría condiciones para votar libremente. Persisten los actos de violencia y el gobierno no ha conseguido controlar el orden público. Los grupos que han optado por la acción directa sienten que inspiran miedo, y eso parece ser embriagador. Ya sean los muchachos que boicotean la PSU, los delincuentes que atacan en Pudahuel y Antofagasta, o los encapuchados de los viernes en Plaza Baquedano, el común denominador es el deseo de que el país siga sufriendo convulsiones.

Sería negativo que el plebiscito no se realizara, pero sería mucho peor que se efectuara sin garantías de seguridad, en un ambiente de violencia y amedrentamiento, con campañas de odio como la que la barra de Colo-Colo escenificó el viernes 10 contra el Presidente de la República en el estadio Monumental. O sea, hay que cumplir la primera parte del acuerdo del 15 de noviembre: asegurar la paz y el respeto a la ley en todo el territorio.

Este año será económicamente muy difícil, y una de sus expresiones más duras será el aumento del desempleo (solo en diciembre perdieron sus puestos de trabajo más de 100 mil personas). Esto ya ocupa el primer lugar de las preocupaciones de la mayoría de la población. Se trata, entonces, de que el debate constitucional no enrede las prioridades que deben atenderse ahora mismo.

¿Se abre un período en el que todo estará en discusión? Así parece. Es cosa de escuchar a quienes se muestran excitados ante la posibilidad de remodelar la sociedad a partir del texto constitucional. En realidad, Chile debe corregir y cambiar muchas cosas, pero no necesita ser remodelado, y sería una insensatez lanzar por la borda los fundamentos del progreso alcanzado. Quienes dicen que hay que partir de una hoja en blanco, deberían entender que ello tiene un efecto opuesto al que buscan, ya que el vacío le provoca vértigo a mucha gente.

El plebiscito debe ayudar a reforzar el estado de derecho, no a dejarlo en suspenso. Por lo tanto, todos los partidos tienen que reafirmar sin equívocos la adhesión a los principios y procedimientos democráticos. No caben medias tintas respecto de la condena y sanción de los actos de violencia. Por último, en abril será perfectamente legítimo votar por la opción Apruebo o por la opción Rechazo, y el resultado debe ser respetado por todos. (La Tercera)

Sergio Muñoz Riveros

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