La edad no tiene la culpa-José Ramón Valente

La edad no tiene la culpa-José Ramón Valente

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En los días de lluvia, no vemos gente con pantalones cortos y sandalias por la calle, ni siquiera a los más jóvenes. Eso ocurre porque hemos ido acumulando experiencia valiosa durante nuestras vidas para enfrentar correctamente los días de tormenta. Nos enseñan nuestros padres, observamos, leemos y nos informamos hasta que finalmente aprendemos que hay que abrigarse y usar paraguas. Es decir, ser joven no es una condición necesaria para explicar la incompetencia. No estar preparado para enfrentar correctamente los desafíos de las responsabilidades que se asumen sí lo es.

De hecho, hay muchos ejemplos en la historia de jóvenes que habiéndose preparado intensamente, lograron grandes cosas a corta edad. Champollion descifró los misterios de la Piedra de Rosetta a los 34 años. Para lograr tamaña hazaña tuvo primero que hacerse historiador, aprender más de seis idiomas antiguos, viajar a Egipto y dedicar varios años de su vida a estudiar los jeroglíficos. En una referencia más reciente y popular, Bob Dylan escribió su famosa canción Blowin’ in the Wind a los 21 años y Bill Gates fundó Microsoft a los 20 años. En política también tenemos jóvenes que lograron grandes cosas a corta edad: Thomas Jefferson escribió la Declaración de Independencia de EE.UU. a los 33 años y Sir Winston Churchill fue ministro del Interior del Reino Unido a los 36 años, misma edad de nuestra actual ministra del Interior, Izkia Siches. Claro que a esa edad, Churchill ya había estudiado en la Academia Militar, combatido por el Ejército británico y escrito varios libros.

El actual Gobierno está mostrando un preocupante nivel de incompetencia para abordar temas que son extremadamente relevantes para el presente y el futuro de nuestro país. Algunos ejemplos puntuales: la campaña de vacunación contra el covid 19, en que Chile fue líder mundial el año pasado, ha pasado de un promedio cercano a los 80 mil vacunaciones diarias en marzo de este año a tan solo 28 mil personas en las últimas semanas de julio. Más preocupante aún, los niveles de asistencia a colegios que previo a la pandemia eran superiores a 90% se encuentran hoy en cerca de 68%, y en vez de aumentar siguen cayendo; a principios de año, la cifra era de 78%. El daño para toda una generación de chilenos que esto representa es evidente y espeluznantemente alto. Más comentado, pero no por eso menos alarmante, ha sido el alza de la violencia y la delincuencia durante el presente año. Los portonazos han aumentado 41%, los homicidios y los robos con violencia, 45%. En La Araucanía durante los primeros 100 días de gobierno, los incendios subieron un 52% y los hechos de violencia un 200%. Estos son solo algunos ejemplos donde el Gobierno actual se ha revelado altamente incompetente, que se suman a las decenas de errores protagonizados casi a diario por las autoridades de gobierno, que han sido bien documentados por la prensa y fuente de numerosos memes en redes sociales en las últimas semanas.

Son muchas las voces que se alzan diciendo que el problema de la mala gestión del Gobierno es la juventud de sus líderes. Discrepo decididamente de esa afirmación. En Chile hay miles de jóvenes bien preparados para las labores que desarrollan y las responsabilidades que enfrentan. Todos ellos a su corta edad han estudiado, trabajado, emprendido, fracasado y triunfado. Muchos han tenido que sacrificar familia y amigos, otros han hecho grandes sacrificios económicos, físicos y psicológicos para rendir bien cuando la oportunidad se cruce en sus caminos. Algunos son conocidos y otros totalmente anónimos. Entre los famosos podemos mencionar algunos como Matías Muchnick (34), de NotCo, y Eduardo della Maggiora (42), de Betterfly, dos ejemplos de emprendedores chilenos cuyas compañías tienen una valorización de más de US$ 1.000 millones. Están también los deportistas, Joaquín Niemann (23) y Mito Pereira (25), ambos entre los mejores 30 golfistas del mundo, y Tiane Endler (31), mejor arquera del mundo, quienes han dedicado prácticamente toda sus vidas entrenando para lograr estar donde están. Por su puesto hay múltiples ejemplos de jóvenes chilenos altamente famosos y competentes en otras disciplinas como ciencia, cultura, artes, etc., que por motivos de espacio no podemos enumerar.

El problema de los jóvenes líderes de nuestro gobierno no es la edad, es su falta de preparación, su soberbia y su arrogancia que devienen en una total incompetencia. Sin embargo, la culpa de que estén ahí no es de ellos, sino de nuestra sociedad que los eligió para estar al frente del país sin tener las competencias para afrontar responsablemente los desafíos de los cargos que estaban asumiendo. Como dice el refrán; “la culpa no es del chancho sino del que le da el afrecho”. Es esa misma sociedad la que tiene que aprender la lección y elegir líderes preparados e idóneos para dirigir el país y también para diseñar las normas de convivencia básica que nos definen como nación. Los chilenos intentamos suicidarnos eligiendo convencionales no aptos para escribir una Constitución y un Gobierno de líderes no aptos para dirigir un país.

El 4 de septiembre podemos aprobar la Constitución y declarar exitoso nuestro intento de suicidio o podemos empezar a mostrar signos de que somos capaces de aprender de nuestros errores. Respecto del Gobierno, no cabe más que esperar a que se cumplan los tiempos que establece nuestro proceso democrático, hacer todo lo posible para que el daño no sea muy grande y elegir en 2025 nuevos líderes que estén bien preparados para conducir nuevamente a Chile por una senda de paz y progreso. (El Mercurio)

José Ramón Valente