La descoordinación tiene su botón de muestra

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¿Cuántas autoridades de gobierno sabían del inminente anuncio del cierre de la fundición Ventanas antes del día en que se enteró todo el país? La pregunta importa porque muestra el grado de improvisación con que se actuó. La verdad es que, por declaraciones propias, dentro del listado faltan figuras incumbentes, como la ministra de Minería.

La lista se puede agrandar mucho dentro de los que tenían que estar enterados para producir las mínimas coordinaciones previas a un anuncio que comprometería toda la acción del Ejecutivo.

En una situación como esta, las motivaciones para tomar una decisión solo en parte resulta a la postre lo más importante. Los efectos de la resolución, una vez asumida, irradian mucho más allá de las pretensiones iniciales.

Mirado desde fuera, este parecía un conflicto ideal para que la administración de Boric se involucrara. Nada más popular que suprimir las zonas de sacrificio; los últimos episodios de intoxicación produjeron indignación nacional; el conflicto y el número de los directamente involucrados estaba territorialmente acotado. Un golpe comunicacional impecable allí donde habían fracasado los gobiernos anteriores.

Pero esta no era la realidad, sino su apariencia. Puede que sea una buena idea sorprender a los contrincantes con una decisión tomada con rapidez e informada con más premura aún, sin embargo, sorprender a la mayor parte del gobierno no tiene nada de meritorio porque gatilla un conflicto de efectos nocivos.

Que un gobierno de izquierda provoque la reacción inmediata de los sindicatos del Cobre en su contra resulta muy simbólico, pero en el sentido contrario del que se quiso producir.

Lo que está quedando demostrado es la ausencia de una conducción colectiva de gobierno. Una decisión como el cierre de la fundación Ventanas puede ser mirada desde distintas perspectivas, debe ser evaluada en Comité Político y apoyada por un equipo experto que coordina las acciones. En este caso no sucedió así y eso ocurre cuando no hay una instancia en la cual se debaten previamente las múltiples dimensiones en juego.

El archipiélago como estructura de gobierno

Tal parece que el gobierno se coordina en razón de las emergencias que provoca, pero no en prevención de los acontecimientos. La ausencia de enlace sectorial queda graficada en este caso. Estamos en pleno paro del Cobre y, cuando se hizo el anuncio no estaba la ministra del Trabajo presente. Era como si el asunto no la tocara para nada.

En cambio, estaban en la puesta en escena Minería, Medio Ambiente y Salud. Queda en evidencia que el gobierno se venía incorporando recién por secciones a una decisión de la cual muchos no estaban enterados. Se carecía de evaluación previa de una definición tan importante. Esta labor la suele implementar un comité político que en este caso brilló por su ausencia.

Da la idea que la contingencia es tan absorbente para cada ministro en particular, que cada cual tiene ya suficiente con sus propios problemas como para dedicarse a la coordinación general de gobierno. El problema de Gabriel Boric no consiste en la indecisión, sino en establecer el trabajo conjunto de su administración.

La necesidad de un ajuste pronto en el funcionamiento

Esta deficiencia puede ser un gran problema cuando estamos entrando en la zona de debate del plebiscito de salida. El Ejecutivo no puede tomar posición explícita como colectivo, ya que actúa como garante. Lo que puede aportar es ofrecer un buen gobierno y evitar acumular problemas innecesarios. Es todo lo contrario de lo que se ha recetado la administración Boric durante esta semana.

La fuente del mayor rechazo público en este proceso, la Convención misma, dejará de ser un actor colectivo en pocos días más. Comenzará una discusión inédita en nuestra historia, que será examinado por muchísimas personas desde los más variados puntos de vista. Esto no se va a resolver sólo por una competencia entre campañas de comunicación política. Pero todos serán muy sensibles a los errores que se cometan en el intertanto.

Lo que se expresará el 4 de septiembre será también la opinión sobre los actores del cambio político, es decir, sobre la actuación del Presidente Boric y su equipo al mando del país.

No es exagerado decir que el período completo de lo que queda del cuatrienio se resolverá en el plebiscito. Es el éxito en la implementación de cambios estructurales lo que lo justifica, y el fracaso en el cambio de normas constitucionales lo dejaría sin norte. Razón de más para enmendar conducta pronta en su manejo interno, hacerlo después ya no importará.

Víctor Maldonado