La conexión digital China-Chile

La conexión digital China-Chile

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Al terminar la Guerra Fría, el politólogo Francis Fukuyama proclamó el fin de la historia. Su tesis lo lanzó al estrellato, pero sigue siendo debatida hasta el día de hoy, habiendo muchos de sus colegas que la cuestionan.

De lo que no cabe duda, sin embargo, es que esta nueva fase de la globalización  ha traído consigo el fin de la geografía, tal y como la conocíamos. Para Chile hoy, la mitad de su comercio exterior es con Asia, el continente más distante. Y muchos otros países latinoamericanos van por el mismo rumbo.

Esto implica un cambio no menor de nuestra inserción en la economía política internacional, y una manera distinta de ver el mundo del cual somos parte. Nuestra relación con China, a la cual va la cuarta parte de nuestras exportaciones, es prueba al canto. 

Nuestra relación comercial con China partió por el cobre, que sigue conformando las tres cuartas partes de nuestros envíos al gigante asiático.

Cada vez más, sin embargo, hemos ido añadiendo otros productos, y hoy día nuestra oferta alimentaria, en vino, fruta fresca, productos pecuarios y del mar, crece a pasos agigantados ( nuestras exportaciones agrícolas a China crecieron un 20% en la primera mitad de 2016). Y hoy estamos poniendo al día y profundizando nuestro TLC con China, que ya cumplió una década en vigencia y tantos réditos ha dado a ambas partes.

Sin embargo, ha llegado la hora de pasar de la relación comercial y del comercio de bienes, a otra. La cooperación financiera, la inversión y el comercio de servicios serán los motores de las relaciones sino-latinoamericanas en los años por venir, y lo serán también para los lazos sino-chilenos.

En ello, el reciente proyecto propuesto por el subsecretario de Telecomunicaciones, Pedro Huichalaf, de un cable transPacífico de fibra óptica entre Chile y China, calza como anillo al dedo. En sus dos visitas a China en el curso de este año, lo ha planteado tanto con el gobierno chino como con empresas del sector, encontrando enorme acogida.

Por increíble que parezca, aunque hay más de medio centenar de cables submarinos de Internet que cruzan el Atlántico Norte, no hay ninguno entre Asia y Sudamérica. Un 90% del tráfico de Internet circula por estos cables que cruzan el mundo entero.

Es absurdo que Sudamérica en general y Chile en particular tenga que recibir su señal de internet desde el Asia vía Norteamérica, con toda la demora y costo adicional que ello implica.

Como dice Jack Ma de Alibaba, estamos transitando desde la era de las TI a la de la TD (tecnología de los datos). 

Los datos son el oro de nuestro tiempo, y circulan a través de estos cables. La conectividad manda hoy y es indispensable para el desarrollo económico y el crecimiento. China misma está pasando de su condición de fábrica del mundo a una de centro de innovación y de generación de datos.

Lo tiene todo para emprender un proyecto tan ambicioso como la construcción de un cable submarino de 19,000km de largo, el más largo del mundo y que conectaría a Chile con el antiguo Imperio del Centro. 

El proyecto, actualmente a nivel de estudio de factibilidad, nos permitiría dar un salto cualitativo en nuestra relación con el Asia, la zona más dinámica del mundo hoy.

 Jorge Heine

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