A raíz de los casos de financiamiento irregular de la política, dos de los principales referentes de la UDI -Jovino Novoa y Pablo Longueira- han enfrentado procesos judiciales que los han alejado del partido que lideraron por 25 años. Quien también se distanció -aunque por otros motivos- del centro de toma de decisiones de la UDI fue su histórico compañero de ruta, Andrés Chadwick. Radicado en la Fundación Avanza Chile, el ex senador analiza la crisis del partido.
Parece que lo quieren jubilar…
No me siento jubilado, ni quiero que nadie me jubile. Fue una frase errónea del diputado José Antonio Kast y que no tuvo ninguna mayor trascendencia. Distinto es que quienes ya hemos tenido una larga vida en la UDI tengamos claro que hoy nuestro rol es colaborar en lo que se nos requiera. En la UDI, los nuevos dirigentes, los jóvenes que nosotros formamos, tienen todos los méritos para tomar la conducción. Y eso debiera producirse pronto, como se produjo cuando se eligió a Ernesto Silva, que no pudo continuar por la situación que nos tocó vivir, pero eso no interrumpe el proceso de renovación de dirigentes que la UDI ya había iniciado.
¿Cree que cuando se pide jubilarlos es porque se les responsabiliza de la crisis que ha vivido el partido?
No lo he escuchado de ninguna persona al interior de la UDI y menos aún en aquellos que son parte de lo que llamamos la nueva generación de recambio. Sería una acusación tremendamente injusta y por consiguiente creo que no está en la mente de ninguno de ellos.
Se lo pregunto porque dos de los principales referentes del partido, Pablo Longueira y Jovino Novoa, han sido parte de las investigaciones y juicios por el financiamiento irregular de la política, que es lo que tiene a la UDI tan complicada.
Sin duda hemos pasado no solo temas complejos, sino que problemas y dificultades muy fuertes. Y en ese sentido creo que no es un problema que esté asociado a una o a dos personas, sino que algo que nos ha afectado como partido. Pero que se busque hacer una asociación, no lo he escuchado. Prueba de ello es que en este momento de dificultades, quien tiene la conducción y lo ha hecho extraordinariamente bien ha sido el senador Hernán Larraín, que pertenece incluso a una generación mayor que algunos de nosotros.
Si no es un tema generacional, ¿cuál es el problema de la UDI? Se lo pregunto más allá de la coyuntura de los casos, porque la UDI ya venía experimentando una baja en el apoyo electoral, tanto municipal como parlamentario.
En el origen de la UDI existió una buena lectura de la sociedad. Había tres pilares: primero, ser un partido de inspiración cristiana, con valores del humanismo cristiano vinculados con el bien común y no con una visión religiosa. Segundo, la defensa de la economía social de mercado como instrumento para superar la pobreza y generar mayor justicia social. Y tercero, el compromiso con el mundo popular, que era presencial, testimonial junto a la gente y ofrecía una alternativa a la izquierda en el mundo popular. Eso no lo representaba ningún partido.
¿Cuándo se agota eso?
En la UDI empezamos a vivir un lento proceso de ir perdiendo esa visión de estos pilares. Creo que estuvo muy relacionado a cuando llegamos a ser el partido más grande. Ahí empezamos a vivir una etapa en que estar asociado a la UDI te generaba una posibilidad parlamentaria o de ser alcalde muy potente. Y el partido se fue ‘parlamentarizando’, y pasó lo que es normal en otros partidos: que empiezan a centrarse en la próxima elección, en mantener los cupos parlamentarios, en mantenernos como el partido más grande. Entonces en la UDI hemos estado más atraídos por el poder que por el proyecto político y social que tuvimos en los orígenes. Ese es nuestro error.
¿No será también que no han sabido leer a la sociedad, que no han entendido que este país cambió?
En parte. Y encuentro absolutamente necesario hacer esta reflexión. Algunos piensan que hay que generar nuevas cosas, cambiarse los nombres… creo que ese no es el camino más profundo para enfrentar esto.
¿Cuál es?
Los mismos pilares sobre los que se construyó la UDI, los tenemos que profundizar, y desde ellos construir las respuestas para la sociedad actual. Qué tenemos que profundizar: preguntarnos ¿qué significa hoy ser un partido de inspiración cristiana, en el Chile de hoy? Sin duda, representar los valores fundamentales del humanismo cristiano, pero aquellos que están directamente comprometidos con el bien común. No confundir nunca un principio o valor con lo que puede ser una opción o una expresión de una religión, que está dentro del ámbito privado. Por ejemplo, en la UDI, en su momento, votamos en contra de la ley de divorcio. Pero hoy yo votaría a favor. ¿He traicionado un principio? No. Lo que sí he entendido es que el valor del matrimonio no lo puedo someter a una imposición legal de toda la vida, sino que es un testimonio personal.
Pero ese cambio de visión no está hoy. De hecho, muchos parlamentarios de la UDI votaron en contra del Acuerdo de Unión Civil. ¿No estará ahí la debilidad de la UDI, en el sentido de que parte importante de su militancia o dirigencia se quedó en otra época?
Por eso lo que se debe hacer con urgencia es reflexionar cómo responder hoy a la sociedad chilena, que ha cambiado profundamente. Hoy día no puedes mantener las mismas respuestas de hace 30 años. Las convicciones no son dogmas. En las convicciones tienes que irte dando respuestas a las situaciones a las cuales la sociedad se va enfrentando.
¿Y hay espacio para eso? Me imagino que lo ha conversado con parlamentarios o dirigentes…
Es que si no hay espacio, puede que el espacio de la UDI hacia el futuro se vaya haciendo cada vez más pequeño. Este es un espacio que tienes que dártelo a todo evento, porque la consecuencia de no dártelo será que el espacio político de la UDI se pueda ir disminuyendo hacia el futuro. Entonces es esencial.
¿Con ese nivel de urgencia?
Sí, con bastante urgencia, pero hecho en forma seria, en forma profunda. Nos puede tomar tiempo, pero debemos hacerlo bien. Porque si un partido -que su función fundamental es representar tus convicciones sumando a otras personas a esas convicciones- no logra entender y asumir el momento en el cual se está viviendo, entonces dediquémonos a un centro de estudios, o hagamos otra cosa.
¿Y quién debería encabezar este proceso? Porque el nombre que sonaba, Jaime Bellolio, optó por no postular a la presidencia de la UDI.
Hoy hay dos momentos. Un momento de contingencia, que es hasta después de las elecciones municipales. Y soy partidario de que esa conducción la realice Hernán Larraín. Y luego de eso, la UDI debe llamar a elecciones. Y a mí me gustaría mucho que Jaime Bellolio fuese el presidente de la UDI. ¿Cuándo? Seguramente en la próxima elección de presidente, cuando apliquemos nuevos estatutos y elección por un militante un voto.
¿Estuvo de acuerdo con la decisión de Longueira de renunciar al partido?
Sí. Conociendo el carácter, el sello de Pablo Longueira, me parecía muy consistente y coherente con lo que es. Más aún, con todo lo que significa Longueira en la UDI, que renunciara a su militancia, que lo hiciese públicamente, abordando su problema judicial, y en una frase final que le da todo el sentido: renuncio para probar y demostrar mi inocencia, y una vez que lo pueda acreditar judicialmente, vuelvo. Por lo tanto me parece una actitud muy positiva y muy coherente con el liderazgo que tuvo Pablo Longueira en la UDI.
¿Entonces estuvo en desacuerdo con Jovino Novoa en su decisión de no renunciar?
No, ni de acuerdo ni en desacuerdo, porque son decisiones absolutamente personales, y Jovino tomó la decisión de no renunciar, porque obviamente él cree que es una forma de adhesión a lo que ha sido la UDI siempre. Son caracteres muy distintos, se dieron situaciones muy diferentes, por lo tanto, así como me gustó mucho lo de Pablo Longueira, entiendo lo de Jovino Novoa. Y creo que es muy importante -y se está desarrollando dentro de la UDI- el poder tener un protocolo o una regulación sobre esta materia. Y creo que es útil, porque ayuda a clarificar las actitudes hacia el futuro.
¿Cree que la crisis de la UDI afectará su desempeño en la elección municipal?
Es muy difícil poder responder. Así como la UDI ha pasado por momento muy difíciles, esto también se expresa en una falta de credibilidad hacia el mundo político en general. Por lo tanto, creo que todos los partidos están a la expectativa de ver cómo el electorado va a reaccionar frente algo que les afecta a todos. Será una prueba de fuego. Y las elecciones municipales agregan otro elemento que es difícil de pronosticar, que es que influye mucho la sensibilidad local de una comuna. El que ha sido buen alcalde, cualquiera sea el signo político, creo que va a tener una alta probabilidad de reelegirse.
Y en la elección presidencial, ¿se corre el riesgo que el daño que ha sufrido la imagen de la UDI pueda perjudicar a la carta presidencial de la centroderecha?
No lo creo. Lo que están indicando ya los primeros estudios y encuestas -que obviamente son todavía demasiado prematuras- es que en términos de opciones presidenciales eso no está afectando. En este caso, lo que se ha conocido hasta el momento es que el Presidente Piñera está ubicado en una muy buena posición, en la primera posición. Si bien la opinión pública tiene una condena muy fuerte a los casos, no está afectando el tema presidencial. Salvo a Marco Enríquez-Ominami. A él lo ha afectado.


