La apuesta por Argentina-Gonzalo Sanhueza

La apuesta por Argentina-Gonzalo Sanhueza

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En su última elección, el pueblo argentino abrió una ventana de esperanza, tras dar un giro copernicano en sus preferencias políticas, y elegir a un tecnócrata para dirigir el país por los próximos cuatro años. Y es que aun cuando en materias políticas los desafíos son enormes, puesto que éste no cuenta con las mayorías parlamentarias necesarias, en materia económica los desafíos parecen más alcanzables, lo que abre una buena oportunidad para los inversionistas nacionales.

En materia económica, el primer desafío es resolver el tema cambiario. Para esto, una posibilidad es hacerlo a través de un big bang, que libere el tipo de cambio y elimine los controles cambiarios y a la cuenta de capitales. El principal riesgo es una sobredevaluación del peso argentino, pero el beneficio es sincerar el valor de la moneda, estimulando las exportaciones y la entrada de capitales. Para implementar esta medida con éxito, será necesario construir más reservas a través de un financiamiento externo, y llegar a un acuerdo con los exportadores de granos para incentivar sus exportaciones. Los primeros indicios muestran que hay mucho apetito por invertir en Argentina. De hecho, desde fines de octubre las inversiones en el principal ETF argentino han aumentado en cerca de 10 billones de dólares. Así, el tipo de cambio oficial, que hoy día se encuentra cerca de los 10 pesos por dólar, podría devaluarse hasta los 14 pesos por dólar, considerando que el dólar blue, como se le llama al dólar del mercado informal, se encuentra incluso por sobre los 15 pesos por dólar.

Un segundo desafío es cerrar el déficit fiscal que este año alcanzará del orden de 6% del PIB. Sin bien el monto del déficit es importante, hay que recordar que el gasto fiscal alcanza al 40% del PIB, por lo que hay mucho espacio para ajustar el déficit a través del gasto. La deuda fiscal, en tanto, también es alta, pero aún se encuentra en niveles manejables por lo que no se requiere hacer un esfuerzo adicional para bajarla. El control del déficit fiscal permitirá controlar la emisión de dinero y, por tanto, la inflación, que este año se encamina en torno a 30%.

Por último, la economía tiene que aumentar la inversión para retomar el crecimiento de largo plazo. Actualmente, el país invierte menos del 20% del PIB, por cuanto se requiere aumentar dicha tasa en al menos cinco puntos porcentuales para sostener niveles de crecimiento en torno al 4%. Por el lado de la demanda, un encuadre económico ordenado, con un gobierno pro emprendimiento, unido a las grandes riquezas del país, debiera garantizar esa mayor demanda. El gran de desafío será cómo financiar esa mayor inversión. En un ambiente internacional más amistoso, puede que la mitad logre financiarse con ahorro externo y el resto con ahorro interno; sin embargo, esto requerirá un nuevo esfuerzo de ahorro fiscal.

Así, si bien los desafíos no son menores, estos resultan alcanzables, sobre todo, considerando que el nuevo Presidente cuenta con un equipo económico técnicamente muy bien formado, y con bastante experiencia en materias de gobierno y políticas. No debería extrañarnos entonces que, una vez más y como tantas otras veces en la historia, los inversionistas chilenos estén tentados de colocar sus fichas en nuestros vecinos transandinos. Esta vez, no obstante, me atrevería a apostar a que las cosas van a resultar mejor que en ocasiones anteriores…

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