La agenda esquiva

La agenda esquiva

Compartir

La señal principal de la entrevista que le hicieron al Presidente Piñera en Mesa Central, de Canal 13, es el forcejeo de los periodistas para llevarlo a los temas que están en la discusión pública y los intentos infructuosos del Mandatario de lograr su agenda. Prueba de su impotencia ante ello son sus propias quejas hacia sus entrevistadores respecto de que cuando habla de sus proyectos, a ellos simplemente no les interesa.

Ese es el gran problema del gobierno y donde coinciden desde la izquierda a la derecha. Perdió, con dos semanas de encuestas negativas, el control completo de sus temas y cedió rápidamente ante la presión, adelantando un cambio de gabinete que, a la luz de los acontecimientos, resultó ser apresurado. Cambiar a los ministros por adicción a las encuestas es un juego peligroso que rápidamente tuvo consecuencias.

En especial, porque a la luz de los datos que han ido saliendo, no fueron las desafortunadas expresiones del exministro de Educación o los cinco jefes de gabinete de la exministra de Cultura los que provocaron la caída en las encuestas, sino las grandilocuentes declaraciones del equipo económico al iniciar el gobierno que hicieron pensar a muchos que, con el solo cambio de inquilinos en La Moneda, iba a aflorar la riqueza en el país. La debilidad del gobierno cobró como primera víctima a Rojas, que en esa ansiedad tuitera que hay en La Moneda, trató de arreglar con un mensaje en redes sociales sus desafortunadas frases sobre el Museo de la Memoria.

La verdad es que, como han dicho las múltiples clasificadoras de riesgo, el problema de Chile es mucho más estructural en materia de productividad, y por otro lado, los efectos de la crisis asociada a la guerra comercial de China con EE.UU. impactan más en la economía chilena de lo que se dijo. Era mejor sincerar en marzo esta realidad, que era conocida por el Ministerio de Hacienda, que seguir jugando comunicacionalmente a pegarle al gobierno anterior.

El Presidente volvió a hablar en la entrevista de televisión sobre su sueño de convertirse en el nuevo Patricio Aylwin. Condiciones pareciera haber, pues la ex Nueva Mayoría se ha encargado de satanizar los gobiernos concertacionistas, creando una especie de culpa sobre la transición democrática, una de las más exitosas y pacíficas del mundo. Por ello, vuelve sobre la idea del Museo de la Democracia, aprovechando que durante su gobierno se cumplen 30 años del plebiscito que inició el retorno a la vida democrática. El problema que tiene es su propia coalición, donde a diferencia de él, sus líderes votaron todos en dicho plebiscito porque se prolongara Pinochet ocho años más en el poder. Probablemente por ello, los signos de incomodidad, a los que llama “fuego amigo”, seguirán apareciendo, y nuevamente la ministra vocera tendrá que ganarse impopularidad con frases dedicadas a evitar una rebelión en la derecha más dura.

La estrategia para el gobierno, curiosamente, debiera dejar de leer encuestas y redes sociales con tanta avidez. Eso le permitiría concentrarse en algunas reformas necesarias, como la adecuación tributaria, la reforma al Estado que permita fortalecer la Alta Dirección Pública y la carrera funcionaria, una política en serio que aumente la productividad de la economía y en especial de las habilidades profesionales de los chilenos, entre muchas otras. Para eso no le queda otra que construir puentes con la oposición y dejar, de una vez por todas, de lado la letanía obsesiva con Bachelet y el gobierno anterior. (La Tercera)

Carlos Correa

Dejar una respuesta