Kast en guerra con Kast

Kast en guerra con Kast

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La última vez que se reunieron el excandidato presidencial José Antonio Kast Rist (53) y su sobrino, el senador por La Araucanía, Felipe Kast Sommerhoff (41), también con aspiraciones de llegar a La Moneda, la cita terminó mal.

Fue en diciembre de 2018 durante una reservada conversación en la que ambos hablaron con total franqueza y se enrostraron las diferencias que tenían el uno con el otro. El encuentro fue solicitado por el senador de Evópoli, quien quiso abordar directamente con José Antonio -hermano menor de su padre, Miguel Kast, y a quien nunca ha llamado tío, porque solía ser “Anton” en la familia- una entrevista emitida el jueves 6 de diciembre en Radio Duna.

En la transmisión, José Antonio Kast cuestionó al gobierno del Presidente Sebastián Piñera y señaló que estaba siendo empujado por una “derecha light”, asegurando que uno de los líderes de esa derecha era, entre otros, Felipe Kast, lo que desató la molestia de este último.

“Rompiste un código que habíamos acordado hace exactamente seis años”, le reprochó el senador a su tío.

Según reconocen cercanos, ambos habían suscrito una suerte de pacto de no agresión en diciembre de 2012. Ese año -tras su paso por el primer gabinete del entonces Mandatario Sebastián Piñera-, Felipe Kast había sido designado como delegado presidencial para los campamentos y aldeas de emergencia generados por el terremoto de 2010. Sin embargo, renunció para fundar Evolución Política, hoy conocida como Evópoli.

El nuevo proyecto político -dicen sus dirigentes- buscaba reunir a independientes liberales de centroderecha y ser una alternativa a las colectividades tradicionales del bloque, RN y la UDI.

Por esos días, José Antonio Kast se desempeñaba como secretario general de los gremialistas y, en una entrevista, comentó la decisión de su sobrino: “Felipe renunció a los campamentos para armar un partido político”, afirmó.

Las palabras del entonces diputado no solo incomodaron a Kast Sommerhoff, sino que también al resto de la familia que vislumbraba con temor que dos de sus integrantes comenzaban a tener discrepancias públicas mutuas.

José Antonio y Felipe Kast conversaron, entonces, abiertamente sus diferencias políticas y se comprometieron -por el bien de la familia y por el cariño que se tenían, afirman quienes los conocen- a que ninguno se descalificaría por la prensa o emitiría comentarios que pudieran afectar al otro.

El acuerdo quedó en nada ese 6 de diciembre de 2018 y, desde ese momento, cercanos a José Antonio y a Felipe Kast aseguran que la relación de ambos ha ido en caída libre hasta ahora que pasa por su peor momento: no solo no se dirigen la palabra, sino que evitan coincidir en eventos familiares y, en privado, ya suelen criticarse abiertamente.

En los últimos años sus carreras políticas han tomado nortes distintos, aunque con domicilio común en la derecha.

José Antonio Kast renunció en 2016 a 26 años de militancia en la UDI y, al año siguiente, emprendió una carrera a La Moneda como independiente que lo llevó a alcanzar el 7,9% en los comicios presidenciales, lo que le permitió fundar Acción Republicana (AR), un movimiento que representa los valores de la derecha más conservadora, oponiéndose, por ejemplo, al matrimonio igualitario y a la adopción homoparental.

Felipe Kast, por su lado, fundó Evópoli, colectividad, en las antípodas de AR, que forma parte de Chile Vamos y que le permitió participar de las primarias presidenciales de la centroderecha el 2017, en las que quedó en tercer lugar tras Piñera y Manuel José Ossandón.

Evópoli -según sostiene en su declaración de principios- defiende las libertades individuales y ha sido uno de los principales impulsores del matrimonio igualitario y la adopción homoparental.

Pese a que habían sostenido una suerte de guerra fría entre ambos desde la ruptura de diciembre, ese escenario ha venido cambiando en las últimas semanas. Hace menos de un mes, el domingo 28 de abril, José Antonio Kast volvió a calificar a Evópoli como “la derecha light”. El exdiputado UDI respondió así a una entrevista en Reportajes del presidente de esa colectividad, Hernán Larraín Matte, quien defendió la búsqueda de acuerdos con la DC, y señaló que “José Antonio Kast todavía es una noticia en desarrollo”.

“La derecha light, nerviosa por su falta de convocatoria, se equivoca de adversario y nos pega a nosotros. También se equivoca de aliados si cree que la derecha verdadera va a pactar con los democratacristianos. Confundidos. Al igual como la DC perdió su eje al pactar con el PC”, replicó el líder de AR en su cuenta de Twitter.

La réplica vino -en la misma red social- por parte de Felipe Kast. “Tienes razón, @evopoli no cometerá el mismo error de la DC, permitiendo que los extremistas (de izquierda o derecha) pongan la música, como ocurrió en la Nueva Mayoría con el PC. Ellos perdieron el rumbo (y luego la elección) al polarizar y dividir el país. Nosotros haremos lo contrario”, escribió.

Un nuevo encontrón virtual atizó las tensiones existentes entre ambos presidenciables dos semanas después, el lunes 13. “Muchos dicen que quieren poner a los niños primero, pero el lobby gay logró que votaran en contra de ellos. Los niños tienen derecho a un padre y una madre y los parlamentarios que traicionaron a sus electores tendrán que rendir cuenta de ello”, escribió José Antonio Kast a propósito de la aprobación en la Cámara de Diputados de la adopción homoparental que contó con los votos de Evópoli.

“¿Es broma? ¿De verdad crees que quienes votan distinto a ti traicionan a sus electores? ¿No te parece soberbia e intolerante esa mirada?”, replicó Felipe Kast.

Tensión familiar

Los crecientes desencuentros entre tío y sobrino no han sido un tema fácil para el resto del clan Kast.

Escapando de la Segunda Guerra Mundial, Michael Kast Schindele y Olga Rist llegaron a Chile en 1950. El matrimonio tuvo diez hijos, entre ellos el padre de Felipe -Miguel Kast- su primogénito y José Antonio o “Anton”, como lo llaman sus hermanos, que es el menor de la decena.

Inmigrantes, los Kast tienen una línea única de descendencia, por lo que han cuidado la unidad de la familia y procuran tener al menos dos encuentros en el año. La última reunión, de hecho, fue el sábado 11, día en que el clan se juntó para conmemorar el aniversario del fallecimiento de la matriarca, Olga Rist. Al evento, Felipe se restó.

El interés por la política lo estrenó el primogénito de los Kast Rist. En 1978, durante el régimen militar, Miguel Kast fue nombrado ministro director de Odeplan y dos años más tarde, designado titular de Trabajo y Previsión Social. Un cáncer fulminante detuvo su destacado ascenso en la derecha chilena cuando tenía 34 años. Su hijo Felipe, en ese entonces, tenía apenas seis años, mientras que el menor de los Kast Rist, José Antonio, cumplía 17.

Quienes conocen a Felipe Kast aseguran que poco ha tenido que ver su tío en su interés político o formación. Ejemplo de ello -señalan estas fuentes- es que, por ejemplo, nunca lo invitó a militar en la UDI o que Felipe nunca ha conversado con José Antonio sus decisiones políticas: ni cuando quiso fundar Evolución Política o cuando postuló a la diputación por Santiago Centro y menos al momento de emprender la carrera por La Moneda, el 2017.
José Antonio Kast, por su parte, no hizo campaña por su sobrino en la senatorial por La Araucanía -pese a que en ese lugar alcanzó su mejor desempeño electoral- y Felipe apoyó cien por ciento a Sebastián Piñera en el balotaje de 2017.

No pocos sostienen que el perfil más liberal del menor de estos Kast obedece a la influencia que ha ejercido en la vida del senador de Evópoli su padrastro, el exministro PPD del gobierno del Presidente Ricardo Lagos, Javier Etcheberry.

“Cuando asumí como ministro a los 32 años, como él conocía bien la política, se transformó en un gran consejero y gran amigo. Me ha acompañado en las distintas decisiones que he tomado”, ha comentado Felipe Kast sobre su padrastro.

En el ámbito familiar, es el sobrino quien más ha cosechado adeptos: su hermano Pablo es diputado de Evópoli, y su hermana, Bárbara, dejó de militar en la UDI para unirse a la nueva colectividad.

Pablo Kast -a diferencia de Felipe- mantiene una relación más fluida con su tío José Antonio. Durante la tramitación del proyecto de identidad de género conversó en diversas ocasiones con su tía Pía Adriasola, esposa de José Antonio, quien visitó el Congreso para evitar que se aprobara el proyecto.
Incómodos por la hostilidad que se ha generado en el clan Kast, han comenzado a evitar hablar de política en los eventos familiares, y algunos dicen que se ha convertido en una regla.

Apuestas cruzadas

En mayo de 2018, Evópoli se preocupó. Ese mes el partido encargó una encuesta a Cadem que constató un temor incipiente: parte del electorado -el más despolitizado- tendía a confundir la figura de Felipe Kast con la de José Antonio Kast. Así se explicaban el estancamiento del senador en los sondeos de opinión en los que su tío comenzaba a ganar terreno.

El equipo más estrecho de Felipe Kast definió una estrategia de diferenciación radical. Había que resaltar el nombre de pila del senador y obviar su apellido. Por eso en las redes sociales es solo Felipe y no Felipe Kast. También se lanzaron con una ofensiva de propuestas de corte más liberal como la Ley Machuca, la Reforma Tributaria Verde o el plan para resolver el conflicto de tierras en La Araucanía.

Mientras -según sostienen estas fuentes- José Antonio Kast apuesta a un nicho específico y a usar un tono más bien provocador y poco conciliador -una técnica utilizada por Steve Bannon, jefe de campaña del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump-, el senador Evópoli busca enfatizar en la búsqueda de acuerdos, apoya iniciativas en conjunto con senadores de otros colores políticos, como por ejemplo, el trabajo que ha realizado junto a su par del Frente Amplio, Juan Ignacio Latorre, con quien ha pedido poner en votación el proyecto de ley que termina con los viáticos de los senadores.

José Antonio Kast no se ha quedado atrás. Desde que participó en la primera vuelta presidencial ha recorrido buena parte de las comunas de Chile dando a conocer lo que denomina “su proyecto para el país”.

El lunes 13, el fundador de AR junto a los principales directores del movimiento tomaron una decisión estratégica para su futuro político: con miras a las próximas elecciones municipales de 2020 y parlamentarias y presidenciales del 2021, dejarán de ser un movimiento e intentarán fundar un partido político.

La idea es constituirse de Arica a Punta Arenas, pero trabajarán con especial fuerza en cinco regiones de Chile: O’Higgins, El Maule, Biobío, Ñuble y La Araucanía, suficientes para alcanzar el estatus de nueva colectividad.
Por estos días, los miembros de AR tienen como tarea redactar los estatutos del partido, los mismos que serán presentados ante el Servel para dar inicio a la recolección de firmas.

Si la iniciativa de José Antonio Kast tiene éxito, amenaza no solo a Evópoli, sino que al resto de Chile Vamos: varios parlamentarios, en especial de RN, han evidenciado su simpatía por el ex UDI.

La Tercera/Agencias

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