Los partidos independentistas catalanes calificaron hoy de «decepcionante» e «indecente» el discurso navideño del rey Felipe VI, que se centró en varias oportunidades en apelar a la unidad de España, tras las elecciones legislativas que no dieron una mayoría clara a ninguna coalición para formar gobierno.
Según los independentistas, el discurso del rey tuvo «un guion decepcionante» al apelar «únicamente a la unidad de España», criticó hoy el coordinador general de Convergencia democrática de Cataluña (CDC), Josep Rull.
El presidente regional catalán, el independentista Artur Mas, declaró que le habría gustado por parte del rey «notar más sensibilidad hacia los derechos de los catalanes. No puede ser que la mayoría utilice sus fuerzas para ahogar los anhelos de una minoría», indicó.
Mas, que promovió la declaración independentista aprobada el mes pasado en el parlamento catalán, consideró que «el problema es que España no reconoce la realidad plurinacional».
Gabriel Rufían, de Esquerra republicana de Cataluña (ERC), que votó a favor de la declaración independentista, consideró «indecente» que el rey dé «lecciones de democracia».
EL DISCURSO
Ayer Felipe VI, en su segundo discurso navideño como rey de España, se refirió a las elecciones legislativas y señaló que «la pluralidad política, expresada en las urnas, aporta sin duda sensibilidades, visiones y perspectivas diferentes; y conlleva una forma de ejercer la política basada en el diálogo, la concertación y el compromiso».
Además señaló que «ahora, lo que nos debe importar a todos, ante todo, es España y el interés general de los españoles». El rey, que por Constitución debe mantener un rol imparcial en enero deberá encabezar una ronda de conversaciones con los representantes de las distintas formaciones políticas para designar al candidato con más posibilidades de formar gobierno.
El monarca aludió también, sin mencionarlo, al proyecto independentista en Cataluña, llamando a fortalecer «la cohesión nacional» y asegurando que en España «caben las distintas formas de sentirse español» pero sin vulnerar «el orden constitucional», lo que terminó por molestar a los partidos independentistas.
