Según el Índice de Incertidumbre Económica de ClapesUC, la inquietud de los agentes económicos chilenos se habría duplicado desde el estallido de octubre del año pasado. Una variación en el mismo sentido se puede inferir del correspondiente sondeo del Banco Central y también del Índice Mensual de Confianza Empresarial (IMCE). Pues bien,el mencionado aumento de la incertidumbre probablemente explique la mayor parte de la caída, desde el 18 de octubre del año pasado y hasta fines de enero de este año, de un 27 por ciento en el valor -expresado en dólares- de las acciones del IPSA.
El gobierno ha definido varias hojas de ruta en respuesta a la crisis. Éstas consideran, en primer lugar, un programa de recuperación económica, incluyendo medidas de ayuda a las PYME; en segundo lugar, importantes reformas sociales, como aquellas en pensiones y en salud; y en tercer lugar, medidas para restablecer el orden público. Hay avances -quizás más lentos que lo deseado- en estos tres frentes, en base a compromisos que -como es natural- no siempre han dejado a todos contentos. Estos programas requerirán de cuantiosos recursos públicos, que -así se comprometió a hacerlo el ministro de Hacienda- se generarán sin comprometer nuestra ya tradicional disciplina fiscal.
Desde el punto de vista empresarial, la mayor inquietud se origina en relación a los resultados del proceso constituyente. Mientras esa duda no se aclare, la tasa de inversión va a ser baja -quizás incluso puede llegar a ser negativa- y nuestro crecimiento va a ser magro. Si eso sucede, lo más probable es que una mayoría culpe de ese fenómeno a nuestro actual ordenamiento institucional, el mismo que le ha dado los niveles de vida de que ahora goza. Por ello, no hay que descartar que esa mayoría opte por apoyar un ordenamiento institucional muy distinto del existente.
Para los que no deseamos que Chile siga el camino de Argentina y menos el de Cuba o el de Venezuela, es urgente encontrar alguna medida para reducir la incertidumbre existente, para así poder volver a crecer. Dada la posibilidad de una mayoría favorable a un nuevo orden constitucional, una pronta y significativa reducción de la inquietud existente solo se podrá lograr si los partidarios del aprueba -que en la actualidad incluye a un amplio y variopinto abanico de preferencias, representadas en un extremo por el Partido Comunista y en el otro por aquellas de connotados personeros de Chile Vamos- expliciten los lineamientos constitucionales que apoyan. Es más, el ideal sería un amplio pacto pre-plebiscito de entrada en apoyo a disposiciones constitucionales minimalistas que den cabida a los más diversos modelos posibles de democracia representativa y de economía de mercado, pero excluyan al autoritarismo y a la centralización económica. (La Tercera)
Rolf Luders
