Impuesto global mínimo a multinacionales gana adhesión de gobiernos

Impuesto global mínimo a multinacionales gana adhesión de gobiernos

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Con la globalización el número de multinacionales que operan en muchos países se disparó. Y junto con ello la posiblidad de que estas grandes empresas localizaran sus beneficios donde más les convenía. Es por ello que los distintos Gobiernos del mundo llevan años rebajando el impuesto de sociedades para atraer a estas multinacionales, pero parece que esto está apunto de cambiar.

Janet Yellen, la nueva Secretaria del Tesoro de EEUU, anteriormente Presidenta de la Reserva Federal, ha abogado por fijar un impuesto de sociedades mínimo. Y lo normal es que si EEUU presiona, obtiene lo que quiere.

ACUERDO DENTRO DE LA OCDE Y LOS PROBLEMAS DE EEUU

Las negociaciones entre países de la OCDE para fijar un impuesto de sociedades mínimo en todos los países llevan bastante tiempo estancadas. Y algunos países (España, Reino Unido, Turquía, entre otros) han decidido romper la baraja fijando un impuesto a los servicios digitales que sea un porcentaje de la facturación y no del beneficio.

Pero este impuesto se ve con malos ojos desde EEUU porque afecta principalmente a sus empresas de Silicon Valley. Y está respondiendo fijando aranceles a los países que aprueben este tipo de impuestos.

Esta es una situación que no es buena para nadie. Por un lado se estima que las estructuras fiscales de las multinacionales logran ahorrar entre 100.000 y 240.000 millones de dólares al año, por lo que es un pastel muy grande como para ignorarlo. Y por otro lado que haya rivalidad en materia de impuestos y esto implique contestaciones en base a aranceles (guerra comercial) desde luego no es una situación ideal.

LA NUEVA PROPUESTA DE BIDEN

La administración Biden parece dispuesta a atajar este problema. Primero, con una propuesta interna: elevará el impuesto de sociedades del 21% al 28% (en realidad lleva en el 21% muy poco tiempo, fue una rebaja de Trump que se apuntó a la tendencia a rebajar este impuesto para atraer los beneficios). Por otro a gravar los beneficios de las empresas americanas en el extranjero con un 21% en lugar del 10,5% actual.

Esto implica que las empresas americanas que tributan actualmente en Irlanda al 12,5% tendrían que pagar un 8,5% más en EEUU, con lo que la ventaja de Irlanda sobre otros países se disiparía.

La reforma tiene complicado prosperar, ya que el Senado de EEUU en la práctica tiene que aprobar todo con mayoría de 3/5 y actualmente los republicanos no parecen muy partidarios de elevar los impuestos. Aún así puede haber alguna triquiñuela legal para que la votación sea por mayoría simple y entonces ahí Biden podría salirse con la suya.

ARMONIZACIÓN GLOBAL DEL IMPUESTO A MULTINACIONALES

Pero la verdadera solución sería una armonización global del impuesto de sociedades. Que la OCDE se ponga de acuerdo en una tasa mínima y en unas normas comunes en lo que es deducible y lo que no. Que deje de haber agujeros para que los países más afectados no tengan que inventarse cosas raras como el impuesto a servicios digitales.

Y un impulso de EEUU podría ser la clave para que haya acuerdo. Tiene mucho poder de negociación, por lo grande de su economía. Y solucionaría la espiral de bajadas de impuestos y excepciones que al final acaban con una factura fiscal menos abultada y con los Estados con problemas para financiar sus servicios públicos.

ARMONIZACIÓN NO RESUELVE TODO

Sin embargo sigue habiendo un problema con las multinacionales. Incluso si los impuestos son similares en todos los países, las multinacionales siguen teniendo un problema a la hora de localizar los beneficios. Empresas que tienen el I+D en un país, la fabricación en otro y las ventas en un tercero, ¿dónde cargan la parte del beneficio de la venta en dicho tercer país?

Ahora mismo la respuesta normalmente es fiscal. Las empresas crean matrices en países con bajos impuestos y ahí meten la mayoría de los beneficios. Pero si incluso esto no existiera no es una pregunta fácil de responder. Si una empresa lanza un nuevo producto al mercado ese I+D debe representar una parte importante del beneficio de la venta. Pero el país que lo fabrica dirá que lo fundamental es su fabricación. Y el país que lo compra dirá que no, que lo importante es quién lo compra.

Así que incluso con una armonización fiscal seguirá habiendo roces, inspecciones y amenazas de tasas sobre facturación (sobre todo en los paises donde se venden los productos pero que no tienen ni I+D ni fabricación, como muchos en Europa).

YELLEN RATIFICA IMPUESTO GLOBAL DE 21%

Para financiar su ambicioso plan de más de US$2 billones (millones de millones) destinados a renovar la infraestructura, Joe Biden apuesta por subir los impuestos a las empresas estadounidenses. Si bien el presidente había adelantado el marco general, ayer la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, detalló los cambios que propondrán y los beneficios generales que conllevarían.

Gracias a los mayores gravámenes -en sus palabras- “mutuamente beneficiosos”, el plan fiscal implicaría un impulso de 1,6% del Producto Interno Bruto (PIB) de EEUU para 2024, mientras que en 15 años significaría una recaudación de US$ 2,5 billones.

Para lograr esto, la administración plantea subir a 28% el tributo a las sociedades -que Biden ayer declaró que podría estar dispuesto a negociar con los Republicanos-, además de establecer un gravamen mínimo del 15% sobre los ingresos contables de las grandes compañías y también eliminar las “preferencias de exportación”.

“El sistema de impuestos corporativos de EEUU se ha roto durante mucho tiempo, también lo ha sido la forma en que pensamos sobre los impuestos corporativos”, dijo Yellen, defendiendo que “la reforma tributaria no es un juego de suma cero, con las corporaciones de un lado y el gobierno del otro”.

Uno de los puntos clave confirmado por Yellen fue que la administración Biden apunta a que el impuesto mínimo global para las empresas sea de alrededor de 21%, o, sea, el doble de la tasa actual. La propuesta de EEUU también es ampliamente superior al 12,5% que se discute entre casi 140 países al alero de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Este punto también se abordó en la reunión entre los ministros de Finanzas del G-20 en el marco de las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial, donde las autoridades se comprometieran a llegar a un consenso sobre las nuevas reglas para mediados de este año.

Si bien la economista jefa del Fondo, Gita Gopinath, ya lo había respaldado el martes, el director de Asuntos Fiscales de la entidad, Vitor Gaspar, se sumó al llamado de un impuesto global corporativo “como una forma de terminar con esta carrera de las empresas por reducir sus tributos al mínimo”. Y acotó: “Este es un tema muy importante, a fin de garantizar que los gobiernos tengan recursos para varias prioridades de gasto que deben abordar”.

TRIBUTO TERMPORAL DEL FMI

Previo a las declaraciones de Yellen y Biden, el mismo FMI había sugerido que los países establezcan un impuesto “temporal” a las personas de mayores ingresos y a las rentas más altas, con el fin de ser un aporte al financiamiento de las urgencias que ha provocado y agudizado la pandemia.

“Para ayudar a hacer frente a las necesidades de financiamiento relacionadas con la pandemia las autoridades podrían considerar un contribución temporal para la recuperación poscovid aplicada sobre las rentas altas y la riqueza”, planteó Gaspar.

De acuerdo con el funcionario, “las desigualdades preexistentes han amplificado el impacto adverso de la pandemia y, a la vez, el Covid-19 ha agravado las desigualdades”.

Por ello, el experto advirtió que el mundo está frente a “un círculo vicioso de desigualdad que podría dar lugar a un quiebre social y político”.

En concreto, el Fondo plantea que las economías avanzadas con sistemas tributarios sólidos podrían aumentar sus tasas impositivas máximas sobre la renta durante cierto tiempo, e insta a considerar un impuesto especial a las gananacias excedentes para las empresas con rendimientos inusualmente altos en 2020.

De esta forma, el organismo multilateral sugiere que con estos recursos adicionales, por ejemplo, se mejore el acceso a servicios básicos y se aseguren las redes de seguridad social. (Por Alejandro Nieto, El Blog Salmón/ DF)

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