En un ambiente cargado de recriminaciones entre candidatos, de desprestigio acelerado de la actividad política, de discusiones eternas sobre «ante primarias», «pre primarias» y primarias, cabe destacar el trabajo programático realizado por el PPD.
Todas las fuerzas políticas, sin excepción, sostienen en público y en privado que en el escenario electoral 2017, lo más importante son las ideas y propuestas de cada fuerza y su respectivo candidato, que es eso lo que motiva a la gente a participar, y no la política de «guerrillas» entre partidos y liderazgos.
Nos consta que tanto en la Nueva Mayoría como en la derecha y en el naciente referente denominado Frente Amplio el tema programático es relevante. En este marco, la dirección del partido le encomendó a un grupo de militantes organizar equipos sectoriales para levantar líneas programáticas para el próximo periodo.
Este trabajo culminó, luego de 4 meses, el sábado recién pasado, y le entregamos a la dirigencia partidaria y militantes, así como a nuestros candidatos presidenciales, el producto de dicho trabajo.
El trabajo programático para la construcción del programa de la Nueva Mayoría, o como se llame, es imprescindible agilizarlo, considerando que en la primaria legal del 2 de julio las candidaturas que compitan, además del liderazgo, tienen que ser acompañadas por ideas, tanto las que provienen del propio candidato como las que emergen de la fuerza política que los respalda.
El documento programático del PPD no pretende cerrar la discusión, más bien abrirla, pero sobre propuestas concretas, no generalidades de buena crianza. Y nos parecen nuestras ideas también un incentivo para la discusión programática común de la Nueva Mayoría.
En este contexto, por ejemplo en materia laboral, no obstante la reforma laboral aprobada que avanzó en derecho a huelga sin reemplazo, en negociación interempresas, y en la negociación paritaria de extensión de beneficios logrados en la negociación colectiva, nos queda pendiente un tema de fondo, cual es las bajas tasas de sindicalización y de negociación colectiva.
Para un Chile más justo no es sostenible tener una tasa de sindicalización del 14% y una tasa de negociación colectiva inferior al 6%. Proponemos, en consecuencia, restablecer la titularidad sindical y abrirse a la negociación por rama en determinados sectores de la economía, como podría ser, por ejemplo, la mediana y gran empresa.
En materia de libertades culturales, nos parece imprescindible, ya sea en este gobierno o en el próximo, tener legislación sobre la despenalización del aborto en tres causales; la ley de identidad de género, y la ley de matrimonio igualitario con adopción.
En materia de educación, el próximo periodo debe estar marcado por el aumento en cobertura y calidad en la educación preescolar, por la consolidación del fin al lucro, a la selección y copago, en primaria y secundaria, así como avanzar sustantivamente en la gratuidad en la educación superior.
En el ámbito de la salud, nos parece que el próximo periodo debe estar identificado con el mejoramiento de la atención primaria, el avance sostenido en infraestructura hospitalaria, consultorios y centros de salud familiar, como en temas de fondo, como, por ejemplo, de una vez por todas abordar el tema de las isapres , así como lo que quedó pendiente hace más de 10 años cuando se creó el AUGE, que es la necesidad de un fondo solidario entre los dos subsistemas, privado y público, que sostienen el sistema de salud.
En el ámbito del territorio, la próxima etapa debe estar signada por la constitución de gobiernos regionales con autoridades elegidas por la comunidad, facultades y atribuciones que le den fuerza a esa identidad regional, así como el fortalecimiento permanente en el ámbito local.
Estas son algunas de las múltiples ideas y propuestas que colocamos a disposición para abrir el debate de los militantes no solo de nuestro partido, sino del conjunto de la Nueva Mayoría.
Quisiera terminar esta columna quizás con la propuesta más específica en materia del nuevo sistema previsional que fue parte de nuestra discusión. En este orden, sin duda que coincidimos con nuestra Presidenta en que el aumento de la cotización en un 50% que ella definió sea con cargo al empleador; pero además sostenemos que esa nueva cotización sea administrada por una agenda pública, y no más por las AFP.
Además, estimamos que el destino de esta nueva cotización debiera también tener un criterio redistributivo. Es así como planteamos que hasta 3 sueldos mínimos -es decir, hasta $750 mil-, el nuevo aporte vaya a la cotización individual del afiliado. Este porcentaje abarca, de acuerdo a la última encuesta de sueldos del INE, al 84% de los cotizantes; los sueldos de entre 3 y 6 sueldos mínimos -es decir, de entre $750 mil y un millón y medio de pesos-, el nuevo aporte se distribuya en partes iguales -50% para la cotización individual y 50% para fortalecer el pilar solidario-, y, finalmente, todo sueldo superior a 6 sueldos mínimos -es decir, desde $1.500.000 hacia arriba-, el 100% de la nueva cotización vaya a fortalecer el pilar solidario.
Los porcentajes de población que se encuentran en el segundo y tercer tramo son el 11 y el 4%, respectivamente. Así materializamos el concepto de «a mayor aporte, también mayor solidaridad».
Coincidimos con la Comisión Bravo en su propuesta B en fortalecer el pilar solidario; es decir, pasar de una cobertura actual al 60% más pobre, al 80% más pobre, y aumentar sustantivamente este pilar en sus dos formas, tanto la pensión básica solidaria como el aporte previsional solidario.
Por lo anterior, no estamos de acuerdo con la propuesta del Fondo Monetario Internacional, que sostiene que para este objetivo se debe recurrir a impuestos generales de carácter indirecto, como el IVA, sino, muy por el contrario, que los recursos financieros para dicho objetivo provengan de un impuesto patrimonial del 1% al 10% más rico del país.
Como se aprecia en esta columna, llegó el momento para la Nueva Mayoría de discutir ideas y propuestas, aparte de discutir mecanismos para la elección de nuestros candidatos. (El Mercurio)
Francisco Vidal