A casi diez meses de presentar su renuncia -tras polémicos dichos sobre el aborto en clínicas privadas, que incomodaron a La Moneda- la ex ministra de Salud, Helia Molina, analiza la situación actual de la cartera y el complejo escenario, tanto sanitario como político, que enfrenta su sucesora, Carmen Castillo. Desde su actual cargo como vicedecana de Investigación y Desarrollo de la U. de Santiago, la pediatra enjuicia el actuar de los parlamentarios de la Nueva Mayoría, cuyos votos contribuyeron a rechazar por segunda vez el erario de Salud y afirma que “la llamada crisis en salud no es tan real” y que responde al costo político asociado al retraso o cancelación de algunos hospitales. Mantiene, hasta hoy, su férrea oposición a la concesión de los recintos asistenciales, modelo que califica como “el peor usurero” e “incompatible con el quehacer de un hospital” y plantea que las convicciones similares de la ex subsecretaria, Angélica Verdugo, pudieron haber impulsado su renuncia al cargo.
Parlamentarios de distintos sectores apuntan a que existe una crisis de salud, ¿usted que opina?
Depende de cómo definas crisis. Si la crisis se traduce en una percepción de problema en el sector, podríamos decir que sí, pero si lo mides en los efectos que tiene, en los logros y las atenciones, entonces no, porque los hospitales y consultorios siguen atendiendo, las cosas se siguen haciendo. Sí, es cierto que está renunciada la subsecretaria de redes asistenciales (Angélica Verdugo), pero hay gobernabilidad en el ministerio, buena.
¿Cómo definiría usted, entonces, la situación?
Hay una desesperación de las áreas políticas y en la población, porque sienten que el sector no está dando el ancho. Y no da el ancho porque existen nuevas demandas, como el aumento de las enfermedades crónicas en los adultos mayores o requerimientos de especialistas, que antes no había. Los cambios demoran en llegar, la salud está siempre contra el tiempo; en la carrera siempre va perdiendo y eso genera mucha tensión.
¿La situación no es tan compleja?
El sector salud siempre parece vivir en tiempos de crisis y tiene que ver con que las acciones van a lo más sensible del ser humano: el dolor y la desafección. Y el que hayan carencias, de recursos, recintos o especialistas, genera falta de confort en la población, porque si hay algo que le afecta a la gente es sentirse desprotegidos. Que si les diera un ataque no hay posta, consultorio ni hospital. Es una sensación de indefensión tremenda y lidiar con eso no es fácil.
Se ha instalado una profunda molestia en las ciudades que están en riesgo de que se posterguen los hospitales y en el parlamento, además de las municipalidades….
Creo que la crisis de la que hablan tiene que ver con que se produce un descontento transversal, por la inseguridad y la invariabilidad que ha habido con el tema de los hospitales. Eso ha sido clave. Cuando es sólo la oposición es entendible, pero en este caso son nuestros propios parlamentarios los que están molestos, porque algunos hospitales no se van a construir, lo que es fuerte para la gente, pero sobre todo para los políticos.
Parlamentarios oficialistas incluso dieron sus votos para rechazar el presupuesto de salud ¿Qué le parece?
La crítica está bien, pero hay formas y formas de hacerla. No me satisface cuando los parlamentarios nos dan vuelta la espalda. Esta imagen no sería la que es si estuviéramos todos cuadrados. En el caso de los hospitales, están enojados porque se les van los votos, hay que decirlo. Se les va un constructo social hecho entre el parlamentario, el intendente, el alcalde. Tener logros a nivel regional y demostrar que su gestión dio frutos es importante.
Hay un alto costo político asociado, dice usted.
La amenaza de que algunos hospitales no se van a construir es bastante fuerte para la gente, pero sobretodo para los políticos, diputados y alcaldes, porque cuando el Estado se compromete a hacer algo, la gente lo ve como que su diputado y senador se la jugó y, es verdad, se la juegan. Es su trabajo y lo hacen, porque todos quieren echar agua para su molino.
¿Cómo ve el desempeño de la actual ministra, Carmen Castillo?
No corresponde que yo la evalúe, porque la conozco. Yo encuentro que ha hecho bien lo que ha podido hacer. Esto de los hospitales se ha dado por la situación económica y todas las emergencias que han habido e implicado mucho gasto y, de eso, mucho estaba destinado a salud.
¿Situaciones externas han influido?
Uno no puede juzgar una gestión, porque hay que evaluar el contexto de esa gestión. Si tienes el camino despejado y todo el mundo a tu favor, y te va mal, da lo mismo, pero cuando estás enfrentando una crisis política, económica, tienes descontento de la gente, presiones de los trabajadores, yo creo que ella ha hecho todo lo que ha podido. No creo que un Premio Nobel pudiera solucionar el problema, porque a veces pareciera que va a llegar el iluminado que va usar su varita mágica y va a solucionar los problemas y eso no existe. La ministra, sí, se ve media sola, y puede que le influya que no tiene un partido detrás.
A la ministra también le toca hacer frente a un eventual retorno al sistema de concesiones, que fue inicialmente rechazado. Si fuera en su gestión ¿que haría usted?
Yo no lo haría, no puedo. No tengo nada en contra de las concesiones para construir un puente, por ejemplo. Valoro la concesión y creo que Chile ha mejorado con la infraestructura vial concesionada, pero el hospital es otra cosa, no tiene una lógica de cualquier empresa productiva. No puedo generar un modelo de negocio en un hospital como el que hago en una fábrica de zapatos.
Pero el sistema podría garantizar la construcción de los recintos, tras el recorte que aplicó Hacienda al presupuesto…
Es que en salud no se puede trabajar con esos conceptos. El otro día agredieron a un médico en uno de los hospitales actualmente concesionados. La auxiliar buscó al guardia que estaba fuera del recinto y este le respondió: “no me pagan por entrar, soy sólo exterior” y no entró. Yo en vez de concesionar pediría préstamos a los bancos que dan créditos para desarrollo social. Las concesiones son como cuando uno está muy apurado, tan desesperado, que pide plata al peor usurero prestamista, pero ¿quién paga después? pagamos todos los chilenos. Yo soy capaz de ir a marchar a la calle si empiezan a concesionar hospitales.
¿Y en ese contexto, entiende la renuncia de la subsecretaria de Redes Asistenciales?
Yo admiro mucho a Angélica Verdugo, porque sabe mucho y se sacrificó. Ser subsecretario de redes es complejo. Ella tenía los conocimientos, las ganas y la experiencia, pero es una persona de convicciones fuertes. Yo no sé por qué renunció, pero tiene que ver con el ambiente que se ha generado y que todo el mundo focaliza los problemas de salud en la subsecretaría de redes.
¿Usted que mira esto de lejos, siente alivio?
No, a mí me encantaría estar ahí, para qué te voy a mentir, sería fácil que te dijera que estoy feliz en la universidad, sí estoy feliz, pero primero que todo, creo que uno tiene que estar en la trinchera donde pueda aportar. Con el compromiso que tengo con la Presidenta Bachelet y con la Nueva Mayoría, me gustaría ser parte del gobierno y si está difícil la cuestión, más todavía, porque encuentro que uno tiene que dar la pelea hasta el último momento no voy a abandonar el barco que está mal, nada que ver, además que me gusta la adrenalina. Yo soy bastante relajada entonces a mi el estrés no me sobrepasa.
REACCIÓN DE DIPUTADO
El senador PPD Eugenio Tuma reiteró este jueves sus críticas a la gestión de la infraestructura hospitalaria y rechazó las declaraciones de la ex ministra de Salud, Helia Molina (de su mismo partido), quien en el contexto de la discusión por la mala gestión del Gobierno en materia de construcción de hospitales comprometidos dijo, en entrevista al diario La Tercera, que “los parlamentarios están enojados porque se les van los votos».
El parlamentario remarcó que esa “es una mirada pequeña y mezquina. El tema de fondo es que se hicieron promesas y se tomaron malas decisiones que han llevado a la postergación de los nuevos hospitales. Aquí no es un tema de que se vayan los votos, ya que a los ciudadanos se les va la salud, el tiempo y la vida esperando por años una atención digna».
“En todo caso es claro que el gobierno sufrirá un castigo en su aprobación y respaldo con los ciudadanos, pero eso para la ex ministra parece un detalle”, indicó.
El senador manifestó que las declaraciones de la ex ministra son inaceptables. «Nuestras críticas fueron responsables y leales desde el primer momento. Advertimos que no bastaba con cuestionar la gestión del gobierno anterior, que en muchos aspectos era deficiente. Pero el remedio ha sido peor que la enfermedad porque los hospitales no avanzan, hay obras que han quedado abandonadas con un serio perjuicio fiscal”.
Tuma sostuvo que el desafío del Gobierno era implementar un plan de gestión que diera certeza de los plazos para la construcción de la infraestructura hospitalaria.


