Guatemala decide entre un comediante y una ex primera dama

Guatemala decide entre un comediante y una ex primera dama

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Con la lucha contra la corrupción como lema de campaña, el humorista Jimmy Morales y la ex primera dama Sandra Torres concurren como candidatos a la presidencia de Guatemala en la segunda vuelta de las elecciones en el país centroamericano.

Es un compromiso que ambos candidatos sellaron cortesmente con la firma de un «acuerdo de transparencia» que rubricaron esta semana en el Palacio de Cultura de Guatemala.

Precisamente la corrupción acabó con la presidencia de Otto Pérez Molina, quien renunció el pasado 3 de septiembre por un escándalo de fraude aduanero que involucró también a la exvicepresidenta Roxana Baldetti y a un grupo de empresarios.

Morales y Torres quedaron en el primer y segundo puesto en las elecciones convocadas el 6 de septiembre en las que participaron 14 candidatos, aunque ninguno superó el 50% de los votos necesario para lograr la presidencia en la primera vuelta.

Con experiencia en los escenarios como cómico pero no tanta en el ruedo de la política, Jimmy Morales, de 46 años, es el candidato por el partido Frente de Convergencia Nacional (FCN).

La organización fue fundada por exmilitares que participaron en el conflicto armadode las décadas de 1980 y 1990.

El candidato se define como nacionalista, «una ideología que nos mantiene centrados en el bien de nuestro pueblo, pues busca su bienestar».

«Durante 20 años, les he hecho reír. Les prometo que si llego a ser presidente no los voy a hacer llorar», aseguró en uno de sus mítines.

Jimmy Morales es licenciado en administración de empresas con doctorado en seguridad estratégica y profesor en teología.

Su personaje «Neto», un vaquero ingenuo de dichos enredados, también tenía una frase que ahora se ha convertido en su lema de campaña: «Ni ladrón, ni corrupto».

La vida política Morales, de corte conservador, comenzó en 2011 cuando fue candidato a la alcaldía de Mixco, departamento de Guatemala.

Dos años después fue designado secretario general del FCN y ante la polémica por los orígenes del partido acometió una reforma para relevar a los exmilitares de la cúpula de la organización.

Morales, que parte como favorito en las encuestas, ha sabido capitalizar la ola de protestas de los ciudadanos guatemaltecos contra la corrupción.

Sin embargo, sus críticos le reprochan que no tiene un plan de gobierno claro.

El humorista evangélico fue ganando terreno con su discurso contra la pobreza, que ha tenido eco en un país con altos índices de marginación y apelando a sus «orígenes humildes».

Sandra Torres, de 60 años, intentará por segunda vez lograr la presidencia.

La primera vez que quiso gobernar se divorció de su marido, el entonces presidente Álvaro Colom (2008-2011), puesto que la ley no permite a familiares de mandatarios aspirar al cargo.

Torres es licenciada en Ciencias de la Comunicación, aunque su vida profesional ha sido en los negocios, fue gerente de varias empresas y actualmente tiene su propia compañía textil.

Los tribunales acabaron revocando su candidatura, pero no se dio por vencida y en este tiempo ha aprovechado para instruirse en política nacional, finanzas y diplomacia.

Torres se presenta con el partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que fundó con Colom en 2002.

La candidata ha apelado a un electorado rural y ha recordado los programas sociales que impulsó como primera dama.

«Quiero ser la presidenta de los pobres, quiero unir el campo y la ciudad, sobre todo trabajar con los pobres», sostuvo Torres en una entrevista con la agencia Efe

En su campaña habla de mejorar la educación, de reactivar programas de desarrollo social y del impulso de las mujeres –en particular de las indígenas- en la sociedad.

La candidata ha tratado de explotar su experiencia frente a su rival.

«Guatemala no está para principiantes. Necesita un equipo formado como plan de gobierno con seriedad y responsabilidad», dijo en un debate durante la campaña.

No obstante, también se ha ganado las críticas de quienes consideran que los programas de asistencia que quiere promover son subsidios que no impulsan el desarrollo de los beneficiarios.

También hay quien recela de la candidata por considerar que pertenece a esa clase políticatradicional de la que los ciudadanos han manfiestado su hartazgo ante los casos de corrupción.

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